Koichi, el duende del amor.

Capítulo 1: ¿Como que también?

¡FELIZ CUMPLEAÑOS! Te dedico el primer capítulo de esta historia, porque gracias a ti comenzó toda la idea de esta. Sinceramente espero que tú, y que todo aquel que lea esto pueda disfrutarlo tanto como yo escribiéndolo. I luv you! Gracias por ser mi amiga soportarme, y entenderme TTnTT Kiki nasti! Y que la luz de Koichi el duende del amor, te ilumine y guie tu camino.

☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・

Eran dos de la mañana, el cielo estaba totalmente oscuro sin la presencia de la luna, ni estrellas en él. Era una noche tranquila, —Como todas las de esa época del año. —con una brisa lo suficientemente fuerte, como para levantar algunas ramas de los arboles contra la ventana de Josuke, quien, por supuesto no estaba dormido.

Toda su habitación se encontró cubierta con una luz blanquecina, que provenía del monitor de su computadora, en el que, por supuesto tenía los ojos clavados mientras presionaba los botones de su teclado de forma simultánea y efusiva, haciéndolas sonar con cada toque que daba, de manera rítmica.

Era la recta final, le faltaba poco para terminar el juego.

Se acercó a la guarida del Final Boss; pero antes de entrar por la puerta que lo llevaría a él, revisó sus items para cerciorarse de tener suficiente munición y botiquines para, soportar la pelea sin problemas. Comenzó a caminar por la zona, para ver si encontraba notas u otro objeto que le resultara útil, mientras comprobaba las armas que tenía.

Eligió tres armas en su stock, en las cuales había gastado muchas gemas para las mejoras y estaban a su máxima capacidad. Sonrió satisfecho al ver todo lo que había logrado en esas 7 largas horas de juego, tenía todos los coleccionables, casi todos las notas que complementaban la historia del juego, también tenía —Además de las armas mejoradas.— un artículo difícil de encontrar para sacar el final secreto del que tanto se hablaba en internet.

Sí, estaba seguro de que lo conseguiría.

Antes de comenzar la batalla, se quitó los audífonos y empezó a concentrarse cerrando los ojos para escuchar cualquier sonido ajeno a él. Pudo escuchar los continuos golpeteos en la ventana y uno que otro ruido de la calle. Antes de volver a ponerse los audífonos sintió como algo frío rozó su pie.

Bajo la vista, nervioso para ver contra qué había chocado. Respiró aliviado al ver que era una de las patas de la silla, se sintió un poco tonto por alarmarse y se lo atribuyó al cansancio que comenzaba a sentir. Se frotó los ojos y se levantó de la silla, tenía el trasero y la espalda entumecidos por las horas que llevaba sentado.

Se estiró dejando los auriculares en la mesa, para luego tomar el vaso de agua que estaba sobre ella también, mientras veía la pantalla. Ya deberían ser las 3 de la mañana y tenía escuela ese mismo día pero no le dio mucha importancia, si se quedaba dormido en clase podía pedir los apuntes.

Se sentó nuevamente quejándose al hacer contacto con la silla; pero justo antes de tomar los audífonos de la mesa sintió una extraña sensación, como si tuviese unos ojos clavados en su espalda. Volteó todo su cuerpo con la silla, escudriñando con su mirada el rincón de su habitación desde donde él sentía que era observado.

No encontró nada.

Confundido regresó a su posición inicial, ya con los auriculares puestos se dispuso a terminar de jugar e ignoró los movimientos silenciosos que ocurrían en su cuarto. Josuke reanudó su partida lleno de emoción y energía, entró por la gran puerta roja que lo llevaría al enemigo final.