Depresiva.

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Salió de la oficina con su nariz y ojos enrojecidos, sus labios temblando. Decidió saltar de techo en techo para que la gente que aún transitaba por las calles no la viesen en ese estado y comenzaran con molestos rumores. En menos de lo pensado su tembloroso cuerpo ya estaba frente a su propiedad. Entró colocando torpemente las llaves y tras cerrar la puerta dejó caer su peso sobre esta, para finalmente relajar sus piernas deslizando su espalda hasta terminar sentada en el suelo. Sus sollozos fueron callados por sus dos manos y sus ojos dejaron salir todas las lágrimas que tenía atoradas. Por un momento se olvidó que no estaba sola en casa.

— ¿Sakura? —Escuchó una voz desde la cocina y rápidamente se levantó secando sus lágrimas — ¿ya llegaste?

Los pasos de Sasuke cada vez era más próximos a la pelirrosa y cuando la vio frente a la puerta se alarmó al notar un rostro lloroso.

— Sakura ¿qué pasa? —no pudo ocultarlo, las lágrimas salían sin que ella lo quisiese— ¿es algo del trabajo? ¿Tus pacientes están bien?

No pudo evitar apreciar el rostro preocupado de Sasuke. No estaba acostumbrada a las atenciones de su esposo, pero apreciaba mucho el intento de calidez que le ofrecía.

Sasuke se acercó a limpiar la mejilla húmeda de su esposa con su dedo pulgar, y ella apenas atinó a lanzarse a sus brazos y llorar sobre su pecho.

— ¡Gracias, Sasuke-kun! —Sasuke aceptó el abrazo sin saber qué demonios ocurría.

— ¿P-Por qué? —dijo sabiéndose malo para estas situaciones.

—Por aceptarme a pesar de... de ser una molestia—el llanto de Sakura se intensificó al decir esa última frase, hizo que Sasuke se sintiera no solo culpable, sino también enfadado.

— ¡Escucha! —Dijo tomándola por el hombro, alejándola para ver su rostro fijamente, teniendo que agacharse un poco para que sus narices estén a la misma altura— ¡Todo lo que dije en aquel tiempo es mentira! ¡No eres una molestia! ¡Yo soy el único que te ha dado problemas! ¡Te he pedido disculpas, y te las volveré a pedir hasta que lo entiendas! — Sakura se quedó muda, las palabras de Sasuke acompañadas con ese brillo de determinación en sus ojos, fueron totalmente sinceras— El único que merece ser llamado molestia soy yo.

— ¡No eres una molestia!

— ¡Entonces nadie es una molestia! —subió incluso un poco más su voz— No eres una molestia— le repitió después de un silencio.

Hubo otro en el que Sakura solo miraba sorprendida a Sasuke por sus palabras, este después se sintió avergonzado por proyectar tanto sus sentimientos de la nada. Sin embargo, pese al hermoso momento con su marido, su mente se desviaba a aquel hombre que sí la creía una molestia actualmente.

Ahora que soy una molestia para Naruto lo quiero a él.

Parecía que siempre iría detrás de la persona que no la quería a su lado, cuya presencia les molestaba. Masoquista de su parte sin duda. Pero es que su corazón estaba en contra de la razón todo el tiempo y eso le entristecía. Estaba harta de sufrir pero era todo lo que hacía. Sus lágrimas se reanudaron y en un arrebato de sentimientos revolcados gritó:

— ¡Hagámoslo!

— ¿Q-Qué? Pero si estás llorando.

— ¡No me importa, hagámoslo! —Sakura tiró del cuello de la camisa de Sasuke acercándolo con desespero a su rostro. El pelinegro estaba balbuceante, inclusive algo asustado por tan repentina actitud de su esposa.

Negarse ¿de qué serviría? La mujer estaba tan desesperada que incluso lo llevó a la habitación por sí misma, luego le tiró a la cama y se posicionó sobre él y de manera demandante besó sus labios.

Infiel. || NaruSakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora