Bienvenida

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Buen día, querido diario aquí, estoy arreglando mis maletas en una hora más, debo estar en el aeropuerto para irnos de mudanza junto a mi familia, hacia Santiago de Chile. Mi familia es una familia común y corriente. La componen mis dos hermanos, mis padres, además de mis mascotas perrunas (Faster y Perla).

-Anto, apúrate que llegaremos atrasados(dijo mi madre mientras termina de ordenar sus maletas).

-Ya voy má (resople).

Deje de escribir en mi diario y lo deje guardado en la maleta mientras terminaba de ordenar todas las maletas y por supuesto la jaula en donde venían los perritos acostados, muy tranquilos pero bastante atentos, ante cualquier ruido externo. Salí con rapidez para no perder el avión.

-Vuelo con retorno a Santiago de Chile 345, sonaba una voz por el altavoz del aeropuerto.

-Vamos chicos, apresúrense para que podamos ir a nuestros asientos, y descuiden que su madre y yo llevaremos a los perritos debajo de nuestros asientos. (dijo mi papá mientras señalaba en distintas direcciones para poder ingresar rápidamente al avión).

Íbamos corriendo tan deprisa que por suerte alcanzamos a subirnos justo antes de despegar. Nos dirigimos cada uno a nuestros asientos, mis hermanos irían delante, mis padres en los asientos de atrás con las mascotas y yo preferí irme sola para poder escuchar música tranquilamente. Rápidamente, tome asiento, junte mis audífonos, los conecté de inmediato a mi celular, pero una voz ronca me saco de mis casillas por un segundo.

-Hey tú, la que escucha música, ¿Te podrías sentar mejor?, necesito ir a mi asiento(lo decía en resoplo).

-Si, claro (dije frunciendo el ceño).

-Gracias (se sentó muy cómodo mirando por la ventana).

El chico tiene el pelo negro obscuro, sus ojos de color marrón y por lo poco que alcance a ver, tenía una marca de aro en la ceja y otro aro en la oreja, un par de tatuajes en sus brazos y un poco de barba además de su infaltable gorra y su ropa extravagante ... Muy poco agradable para mi gusto.

Mientras seguía escuchando música feliz de la vida, pensando en como sería la llegada a la nueva casa, y, ¡Qué rayos!, sería de mi vida, puesto que ya había terminado mis estudios hace poco. Estaba tan centrada en mis pensamientos, pero no duro mucho tiempo, puesto que el chico desagradable se agachó para recoger su chaqueta que se había caído y sentí como su mano pasaba por mi rodilla, sentí mucho frío e incomodidad en ese momento.

-Puedes ser más cuidadoso muchacho(acomodé mi asiento).

-Solo recogí mi abrigo, no seas dramática(frunce el ceño y vuelve a mirar por la ventana).

A estas alturas solamente quería llegar, así que no hice más que cruzarme de brazos y cerrar mis ojos para poder llegar lo antes posible. Tome mis audífonos, coloque la canción más relajante y no sé cómo me dormí.

Querido diarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora