Día Uno...
La noche hacia ruido, la noche tenía miedo,nos avisaba, no duerman a llegado el día.
Nos gritaba, nos imploraba que no durmieramos, que estuviéramos atentos a lo que iba a llegar.
El viento azotaba en las ventanas, los animales se escondían, la luz de las calles cada vez se iba apagando más y más.
La gente lo comenzó a entender cuando se encendieron todos los televisores, eran cuarto para las tres de la madrugada.
De repente un silencio total, se escucho a lo lejos un estallido, se fue la luz en toda la ciudad, los televisores seguían encendidos a pesar de no existir razón alguna para ello, de la electrostática de la televisión se empezaron a formar caras, pero no caras normales, caras que reflejaban sufrimiento y dolor.
La gente empezó a salir a las calles, gritando, pidiendo ayuda, no sabían a qué tenían que temer pero tenian miedo.
Un pitido salio de las bocinas de radios, celulares, televisores y altavoces, todos guardaron silencio.
El pitido dejó de sonar y se escucho una voz.
-Día uno, dejad que las niñas se acerquen a mi. Empezó a sonar un conteo regresivo desde el numero 27...
Las niñas de la ciudad perdieron la razón tenían la mirada perdida y empezaron a caminar sin sentido hacia el puente que cruzaba a la otra ciudad y se empezaron a arrojar al mar, otras se arrojaban por las ventanas de los edificios, las niñas que se encontraban en la calle se lanzaban a los carro en movimiento, otras se clavaban lo primero que encontrarán hasta matarse. Los padres estaban histéricos algunos lograron encerrar a sus hijas y sujetarlas para que no se hicieran daño.
Era un verdadero caos, llanto por toda la ciudad, olor a sangre fresca.
Tres, dos, uno.... Se escucho como pequeñas bombas estallando y las niñas caian muertas.
El corazón de las pequeñas había estallado.
Al amanecer se hizo un conteo de las niñas muertas. Fallecieron 27 mil.