UNIÓN

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Pasos retumbantes.

Un sollozo espeluznante.

La dura expresión en sus rostros, no hay vacilación, han venido a cumplir su labor. 

La orquesta que los acompaña lentamente se disipa de la habitación. Ahora sólo 2 sombras se vislumbran en la pared, no hay palabras.

Ellos han venido a cumplir su deber.

Curioso como sus respiraciones son lo único que escuchan, ahora en absoluta intimidad se encuentran. 

No más risas, no más llanto, no más cantos. 

Solos.

Inmóvil espera un señal, ambos parecen no querer continuar. 

Él da el primer paso, ella siente su corazón acelerar. Estira su mano, un invitación cordial.

Accede, su deber es. 

El primer tacto de ambos, y lo siente, está tan nervioso como ella.  

Aproxima su cuerpo, posando sus manos sobre el amplio tórax, él no se inmuta, acostumbrado parece. Hala de los hilos de su traje entonces lo siente retroceder... Tan sorpresivo, parece dubitante.

"Lo siento..." 

"Está bien" - responde

Son las primeras palabras que intercambian en este su primer encuentro, después de los ritos de su ceremonia.

Piensa en lo profunda de su voz, como aquellas palabras como un gruñido salieron de sus labios. Le resulta curioso, pues le es agradable. Un toque de sensualidad. 

Entonces lo ve hacer un señal que le indica continuar. 

Desata los hilos lentamente y la prenda cae dejando su torso desnudo donde unas cicatrices profundas puede observar.

Sin dubitar desliza su mano por la piel del hombre. Recorre con sus yemas el camino de sus marcas de guerra, tan profundas, tan grandes, unas frescas y otras tan longevas como su piel. 

Una fascinación crece dentro de ella y al mismo tiempo débil lamento. 

Él se estremece al sentirla indagando y esa acción es capaz de hacerla sentir intimidada. 

No le importa, su nuevo descubrimiento es más fuerte. 

Órbita alrededor de él, inspeccionando cada marca grabada. 

Hombros anchos y fornidos, aquel hombre es todo un guerrero.

Y al mismo tiempo es más que un simple guerrero. 

Cualquier otro hombre en su posición apenas quedarán en intimidad la habría subyugado a sus pies, y él actúa con paciencia frente a su escrutinio. 

Curiosa de su reacción enlaza sus brazos por detrás. Su piel choca contra la suya y se siente tan tibia. Un gesto íntimo que la llena de una sensación de protección. 

Él se estremece con cada tacto, pero lo siente tan cálido. 

Se sorprende al sentir como acaricia sus brazos.

Un tacto sutil y sensual. 

Dura unos minutos hasta que la aparta lentamente, y gira para verla de frente. 

Su mirada es profunda como un bosque en el cual cree llegarse a perder. 

Siente sus callosas manos tocar sus facciones. El velo que cubre parte de su rostro parece estorbarle así que desaparece. No más misterio. 

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