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Corea del Sur, Seúl
2005, Diciembre 1


Primer día de diciembre, el mes más esperado por todos pero sobre todo el que causaba una gran emoción en el pequeño de cabellos rubios y mejillas abultadas. Para Jimin este mes significaba más que dar regalos, significaba dar amor a quienes no lo tienen y a los que ya lo tenían, era pasarla con su familia en una aura cálida y disfrutar de cada uno de ellos mientras hablaban de cosas sin sentido lo que provocaría risas, era pasársela juntos en días que hacía mucho frío mientras tomaban chocolate caliente y veían alguna película navideña.

Eso significaba para él pero había algo que aún lo ponía más feliz, su mejor amigo y él, el cual ha pasado todos estos años de su vida a su lado, jugaban afuera de sus casas con la nieve que caía con cada vez más frecuencia. Su lindo y tierno hyung Jungkook.

Eso hacía que el pequeño Jimin mantenga una sonrisa en sus labios y también un pequeño sonrojo al recordar a Jungkook.

—Hey, Jiminnie ¡apúrate! —gritó afuera de su casa su amigo, con una sonrisa de conejo que tanto le caracterizaba—.

—¡Ya voy, Jungkook! —el más pequeño de los dos se colocó su chamarra junto con sus guantes y bufanda para después caminar hacia la puerta y tomar la perilla, pero una mujer muy bella lo interrumpió—.

—¿A dónde crees que vas, Jiminnie? -su madre, una señora de cabello largo y negro, piel como de porcelana y con rasgos delicados— Te falta esto, pequeño...

La dulce mujer le coloco un gorro en la cabeza al menor así tapando sus rebeldes cabellos.

—Gracias, mamá — contesta el pequeño Jimin con una sonrisa y un leve sonrojo adornando sus mejillas. Termina de abrir la puerta y sale encontrándose con su mejor amigo... El cual también era el dueño de sus pensamientos y anhelos— Kook, ¡ya estoy listo!.

—Pareces una bolita de arroz —dice el chico de cabellos castaños con una sonrisa mientras lo miraba de arriba a abajo— una bolita muy tierna, Jiminnie.

Jimin no supo que decir y agradecía a la bufanda que cubría sus mejillas pues ahora estás tenían un color carmín muy fuerte. Algo vergonzoso para él.

Mientras Jimin seguía procesando las palabras de su amigo, éste aprovecho para agarrar con sus manos un poco de nieve y formarla en una pequeña bola para después aventarla hacía el contrario.

—No me dejes hablando solo—dijo con un tierno puchero mientras formaba otra bola de nueve y se la aventaba—.

—¡Ya! ¡Jungkookie, eso es trampa! —dijo con su ceño fruncido y sus labios abultados, no se iba a quedar atrás, oh, claro que no. Al igual que el castaño, él empezó a hacer bolitas de nieve para aventarlas en dirección Jungkook— Tú empezaste.

Ambos niños comenzaron una pequeña guerra de nieve, ambos compartiendo su mundo, con sentimientos y cosas por decir, pero que aún no comprendían bien y con sus corazones latiendo muy rápido por el otro.

Las risas no paraban hasta que, ambos, agitados por aquel juego se dejaron caer en la nieve mientras sonreían.

Jimin se levantó poco tiempo después, formando un muñeco de nieve algo deforme pero perfecto para un niño de apenas 5 años.

Le hizo un parte de formas más para después colocarle el gorrito que él tenía puesto. Sonrió ante su obra de arte y después miró a Jungkook sin quitar esa sonrisa de inocencia.

— Mira hyung, me quedó bonito, ¿no?— dijo con un sonrojo junto a sus manitas juntas y jugando entre sí— Aunque tú eres mucho más bonito.

Jungkook se sonrojo de inmediato, con su corazón latiendo más rápido que pensó que se saldría.

Se asustó por eso.

—Gracias, Jiminnie —Besó su cabeza y se separaron, ambos tenían un sonrojo adornando sus mejillas abultadas y frías por el tiempo— Ya es tarde, es mejor que volvamos a casa.

Dijo, aún absorto en aquellos orbes azules. Y él pequeño rubio no se quedaba atrás, ambos estaban contemplandose.

Fue Jimin el primero que reaccionó, aumentando su sonrojo y después ocultarse en su bufanda.

— Cuídate, príncipe— se despidió Jungkook.

—Gracias, Jungkookie... ¡Nos vemos mañana! —besó la mejilla del mayor y entro corriendo a su casa mientras sentía como su corazón latía a una velocidad poco normal, cerró su puerta con seguro y tocó su corazón— Vamos... Cálmate, no te salgas, por favor.

—Adiós Jiminie... —dice viendo como Jimin entraba a su casa mientras se acariciaba su mejilla— Pronto lo diré...

Y así el castaño se fue a su casa, con su estómago revuelto y sus amor por el rubio aumentando.

Lindo... —ambos chicos dijeron al mismo tiempo, refiriéndose al otro, como si estuvieran conectados.

Y es que eso no era tan mentira porque sus corazones ya estaban conectados.

Solo era cuestión de tiempo.

Pero tiempo es lo que les faltaría en el futuro.






¡Hola chicas¡ bueno, esta es la primera historia que escribo y espero que les guste mucho en verdad. El capitulo es corto pero trataré de hacer los demás un poco largos.
Les quiero decir que con respecto a las edades; las voy a cambiar, pondré que Jimin es el menor y Jungkook el mayor. Espero no haya ningún problema con eso.
¡Muy bien! Espero les haya gustado y si es así háganmelo saber.

Aquí les dejo un gif uwu❤️

Aquí les dejo un gif uwu❤️

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