𝐒𝐨𝐧𝐫𝐢́𝐞, 𝐑𝐞𝐲 𝐏𝐢𝐫𝐚𝐭𝐚

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Tema. Guerra final.
Pareja. LuZo [Luffy x Zoro]

Aquella desesperación acumulada en Zoro, lo lleva a hacer cosas irracionales, todo con tal de salvar la vida de su preciado capitán.
Porque Zoro definitivamente no quiere ver morir esa sonrisa.

~

La desesperación corría por mi cuerpo, tenía las manos ensangrentadas, mi respiración apenas y me daba para continuar en pie, estoy seguro que caí inconsciente antes de abrir los ojos y encontrarme con todo ese desastre alrededor mío. No sé exactamente que hago ahí; aún así, corro con todas las fuerzas que aún me sobran o más bien las que me fuerzo a tener, el cuerpo me dolía como los mil demonios, pero seguía en pie.

Llamo a alguien. Grito su nombre con desesperación.

—¡L...Luffy! —el pecho me duele cada que ese nombre sale de mi.

Todo era un maldito infierno. Personas en una ardua batalla, dando todo lo que podían, había tanta gente en el suelo agonizando. Intento llegar a alguien, corro sin parar, esquivaba los filos de las espadas; igual la gente me llamaba. De la batalla, reconocía a un par de personas. Nami, por ejemplo: estaba desesperada, se veía en su mirada y en cada uno de sus movimientos, peleaba junto a dos más que la ayudaban.

Un rubio de ceja rizada también me llamaba, grita mi nombre.

—¡Zoro! ¿Qué crees que haces, pedazo de idiota? ¡No va-...! —sus palabras fueron interrumpidas y reemplazadas con un quejido. Un rayo de luz dorada le ha atravesado la pierna. Me detengo en seco, totalmente dispuesto a ir en ayuda—. ¡Largo!

—¡Cocinero-...!

—¡Lárgate! ¡Ve con Luffy!

Dudé. Pero pronto alguien más corrió a auxiliar a quien yo llamaba "cocinero". Quizás, ellos dos podrían contra ese hombre de traje amarillo. Quizás.

Seguí con lo mío, con mi búsqueda principal. Luffy; ¿Quién es? Ese nombre se me hace tan conocido, cada que pienso en él, se me encoge el estómago y la desesperación se vuelve más y más sofocante. ¿Quién es Luffy?

Mientras más avanzo, el calor se hizo más intenso. Había magma, ¿Por qué? Montones de magma y de personas muertas siendo aplastadas poco a poco por ella. Conozco a algunas de esas personas, el menos eso creo. El dolor en el pecho al verlas muertas me dice tanto, pero a la vez, no me dice nada.

—¡A un lado! —alguien colisionó conmigo, de forma tan intensa que termine en el suelo. A él si lo conozco, sabía quién era. Trafalgar, está agitado, ensangrentado y con la ropa hecha un desastre. En sus ojos se reflejaban tantas cosas, una infinidad de sentimientos—. ¡Zoro-ya, ¿A dónde crees que vas?!

—Luffy, él-

—¡Esa es una batalla que Sombrero de Paja-ya tiene que librar sólo! —me gritó en la cara, podía ver que, al igual que yo, quería ayudar. Pero sabe que es imposible. También lo sé, entonces, ¿por qué lo intento?

—¡No tiene! Si esto sigue así, él morirá.

—¡Tú igual!

—¡No me importa!

No seguí perdiendo el tiempo. Debía ayudar, mis piernas se mandan solas, continué con el camino, a lo lejos, alcancé a ver a dos personas, peleando. Ambas daban batalla, se notaba lo cansados que estaban, pero igual se veía quién iba ganando.

El azabache. Ese moreno que siempre veo en mis sueños, ese de grandiosa sonrisa y cicatrices llamativas. Ahí está y no se ve nada bien.

Por el otro lado, un hombre de gran tamaño, traje rojo y una gorra blanca, que segregaba aquella magma que cubría gran parte de mi alrededor. Parte de su cuerpo se regenera gracias a eso; su costado derecho se estaba volviendo a formar, al igual que parte del rostro. Sintieron mi presencia, ambos me miraron: el azabache con un terrible temor en la mirada, que me decía que diera media vuelta y me fuera de ahí lo más pronto posible; el otro sonrió. De esas sonrisas que te dan un mal presentimiento.

Siete muestras de amor a su manera | OPw2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora