Dear My Friend

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El trote de un caballo se hizo presente en el camino hacia el reino, aquello perpetrado por el caballo del guardia real Kim TaeHyung, mismo que se suponia debia de estar en la ceremonia de velación del viejo regente Min y que luego estaría en la ceremonia de paso del poder. Pero muy por el contrario, Kim estaba más que alegre de que aquel tipo que desgraciadamente llamó su rey y para el cual trabajo una vez su padre murió, estuviera muerto.

El de cabellos castaños lo detestaba como no se hacían una idea, pues sabía más de un par de secretos oscuros de parte suya y también que gracias a él, el pueblo sufría de hambruna e injusticias. De lo único que se lamentaba era no haber sido él quien lo hubiese matado.

El de tez canela detuvo su andar cuando diviso otro caballo venir hacia el y aquella cabellera rubia que tanto conocía. Ambos caballos y jinetes se encontraron.

-Vaya, el correcto guardia Kim está en otro lugar y no en la velacion de mi padre?

-Min, supuse que estarías en la velación

Ambos se miraron como queriendo desafiar, odio en la mirada del pálido al ver al más alto tan seguro de sí mismo, aquella amistad que les había unido desde pequeños parecía ya no existir o más bien como si nunca haya existido.

-Debería de cortarte la cabeza por tratarme de tal manera ahora que soy tu nuevo rey ーcomentó el pálido con cierto desprecio hacia el mayor y también con aires de grandeza al decir la palabra "rey". A lo cual una sonrisa casi burlesca apareció en el rostro del más alto.

-Seamos sinceros, Min. Tu quieres verme muerto por tus propias manos, el dia en que me ganes en batalla

TaeHyung sabía que aquel comentario le había sacado de quicio por la mueca que el de cabellos rubios había intentado disimular, sin embargo, la vista del de tez canela se posó en algo más, una cicatriz que pasaba por uno de los ojos del menor, desde la mitad de su mejilla hasta un poco más arriba de su ceja. Eso y del tono oscuro que los orbes cafés habían adquirido y junto con ello, un aura algo pesada. Kim temió lo peor.

-Mas te vale respetarme o en serio acabaré contigo...no sabes de lo que soy capaz

Había murmurado YoonGi con cizaña.

-Y tu si sabes de lo que yo si soy capaz

Las cosas entre ambos habían estado mal desde hace tiempo y TaeHyung se preguntaba qué era lo que había sucedido para que su menor cambiara asi tan de repente. Porque aquellos cambios se habían suscitado de la noche en la mañana, de un momento a otro las miradas de YoonGi habían dejado de ser de cariño para pasar a ser unas de total desprecio hacia él de tez canela cuando ninguno de los dos aún estaban en rangos altos.

Ambos jóvenes estaban a punto de bajarse de sus caballos y desenfundar sus espadas para comenzar con un duelo, uno de tantos otros que solían tener, YoonGi por su parte lo hacía por querer ganarle a TaeHyung y mostrarle el poder que tenía, mientras que el de tez canela lo solía hacer solo por defensa pues sabía que el más bajo a veces parecía que tuviera un tornillo zafado. A fin de cuentas esos duelos terminaban en TaeHyung teniendo un par de cortadas porque el más alto se veía incapaz de hacerle daño al pálido a pesar de todo y quedando empate.

De alguna forma los dos estaban ya en guardia y YoonGi iba a dar el primer ataque como de costumbre sin embargo un ruido de pasos alarmó al de cabellos castaños que causando que, en el momento que el pálido se abalanzó, TaeHyung se hiciese a un lado haciendo que el más bajo se vaya de lleno y de no ser porque de alguna forma logró estabilizarse, entonces hubiese caído de cara al suelo. La cara de indignación de YoonGi era un total poema.

-Hola señorita JiSoo

Saludo el de tez canela al ver de quien se trataba con una sonrisita y la fémina rápidamente hizo una pequeña reverencia devolviendole la sonrisa al más alto.

-Hola, joven Tae ーcontestó la muchacha con un vivido semblante que al ver a su ahora regente cambió drásticamente a uno como si haya visto a un fantasma, hizo una reverencia como se debía y mantuvo la cabeza agachada. Todos le tenían miedo y respeto al pálido, todos menos TaeHyungー Buenas tardes, rey Min..yo, siento mucho su pérdida...

Esas cuatro palabras fueron suficientes para que los ojos del nuevo regente se oscurecieran aún más de ser posible.