Cap.1.*Instituto*

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La belleza no siempre es lo que importa, pero en éste caso no es igual. Ser feo es lo peor del mundo, pero ellos aún tienen ese extraño sueño de que algún día llegará ese príncipe azul que les llene el corazón de amor, tal vez no sean hermosos ni bellos, pero tienen algo especial que ningún otro doncel posee. Quizá sean gorditos y no tengan belleza, sin embargo si les mirá bien son los donceles más hermosos, puede que no sean atractivos físicamente, pero su corazón es tan grande que son incapaces de verlo por si mismo.

- ¡Hey gordito llorón!- Tiraba de los caballos rubios del chico tirado en el suelo que luchaba por soltarse.

- Oh Vamos ¿Qué acaso quieres que vengan las otras dos bolas de masa a salvarte?- Le pateó en el estómago- Ya levántate, me das vergüenza.

- Si dices algo de ésto, a ti y a tus hermanos les irá peor.- Amenazó antes de volver a jalar su cabello rubio.- Eres una mierda de doncel.

Se iban dejando al chico tirado en el suelo, éste a como pudo se levantó recargando su espalda contra el muro de la cerca. Se sostenía el estómago, tratando de no dejar salir sus lágrimas de dolor, su cabello rubio se encontraba un poco enredado y despeinado con varios mechones sueltos debido a que le habían jalado.

- Idiotas..- Logró ponerse de pie, volvió a coger su cabello en un moño, ya que si lo dejaba suelto volverían a jalar de el con mayor facilidad.

Caminaba en los pasillos del instituto al que asistía, trataba de no hacer mucho ruido para que no se dieran cuenta de su presencia, al llegar al baño, se metió en un cubículo para revisar su abdomen. Vió que tenía algunos moretones y un poco de sangre, no era nada comparado con las otras veces, limpió la sangre con un poco de agua, y se miró en el espejo.

‹‹¿Tan feo soy?››

Se preguntaba, mientras veía su reflejo. Gordito, con lentes, rubio y cabello largo, no, no era la clase de doncel que cualquier varón desearía, además por ser el "cerebrito" de la clase le odiaban, solo le quedaba esperar a que pasara la clase para poder entrar al siguiente módulo. En verdad odiaba que les tratarán de está forma, como si fuesen lo peor del mundo. Cerró sus ojos sintiendo el frío del agua recorrer su rostro. —¿Cuando sería el día que dejarán de molestarnos?

Los alumnos salían de su salón de clases, las miradas estaban sobre él, lo único que quería era sentarse en su asiento y no ser molestado por nadie, pero fue todo lo contrario ya que le metieron el pie, haciendo que se cayeran sus cosas. No dijo nada y trato de juntar lo más rápido posible todas sus pertenencias.

- ¿Qué pasa cerdito, te caíste?- Se burlaba de él.

- ¿Te ayudo con tus cosas?- Se reía mientras pisaba los libros, logrado maltratarlos.

- Por favor, No hagas eso- Trataba de quitarle el libro- Ya demélo.

- ¿Y si no quiero qué?...

- ¡Le diré al director!- Un doncel pelinegro le arrebató el libro- ¡Más les vale irse en esté momento!- Gritó haciendo que los demás se fueran de ahí.

- Cariño, no entiendo cómo es que estás con éste inútil doncel- Trató de abrazarle, sin embargo el azabache se quitó.

- Eres un estúpido, quiero que te vayas ahora mismo antes de que te suspendan del instituto.

Le miraba con asco viendo como se iba enojado, lo único que pudo hacer es jalar al rubio del brazo para llevarle a otro lugar. Sin embargo el rubio tenía la mirada en el suelo, no se atrevía a mirarle a la cara, no era la primera vez que le defendía de esos tipos.

- Deidara, tienes que hacer que te dejen de molestar.

- ¿Y eso de que me serviría? Lo e tratado pero siempre termina siendo peor, solo quedan dos años..- Suspiró.

- Dos años que se convertirán en un infierno para ustedes.

Llegaron a la parte trasera del instituto donde se encontraban sus otros amigos, sonrió tratando de fingir felicidad, se sentaron debajo del gran árbol.

- ¿Cómo te fue hoy Dei?- Preguntó un rubio algo tímido.

- Muy bien, ya casi ni me molestan...

Se miraron entre sí tratando de sonreír, el pelirrojo que les miraba solo se mantenía callado ya que imaginaba que realmente no le iba nada bien, el pelinegro que también les observaba solo bajo la vista, no le gustaba para nada cómo eran tratados.

- ¿Qué les pasa chicos? No pongan esa cara.- Dijo un peliplata que abrazo por detrás al doncel azabache.

- Kakashi.- Sonrió feliz al ver a su pareja- Creí que no vendrías.

- Es mi obligación venir a verte- Dijo mientras le seguía abrazado- Te extrañe mucho.

- Yo también, pero no digas eso enfrente de ellos... - Se separó de él.- Ya vámonos que tengo mucha hambre..- Dijo sonriendo.

Desde que comenzó a ir a ese instituto su vida se convirtió en un infierno para él y para sus hermanos. Tan malo era ser "feo" en un sintió, para después ser tachado como un "Doncel de mierda" No merecía ese trato, él no les había hecho daño a nadie, fuera lo que fuese también siguieron haciéndoles daño a sus hermanos. ¿Por qué solamente se fijan en el físico, y no en el corazón o los sentimientos de las personas?

No conocía la respuesta, pero estaba seguro de que ellos jamás tendrían un corazón tan bello como el que él poseía. Podrá ser cierto que no poseía belleza como la de otros donceles o que quizá no fuera el doncel soñado de un varón, sin embargo si hubiese alguien que mirara más allá de su espantoso físico podría darse cuenta de lo hermoso que era realmente.

‹‹Resentimiento››

Esa era la palabra que se acercaba más adecuadamente a lo que sentían ellos... Naruto, Gaara y Deidara todo el dolor que sentían cada vez que eran maltratados y golpeados era realmente horrible, les humillaban de una forma que cualquier otro doncel no soportaría.

- Se ven felices.– Dijo mirando a Obito y Kakashi.

- Lo son.– Afirmó Gaara.

- Yo también quiero un novio.– Decía en forma de broma Deidara.– Pero antes quiero comer.– Naruto asintió y se adelantó a la cafetería.

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Un Susurro Y Un Suspiro [ItaDei_SaiGaa_SasuNaru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora