Ana llegó a la escuela y antes de dirigirse a la sala de física -la primera clase del día-, se encontró con Carmín, su mejor amiga, en los pasillos.
―¿Ya descubriste quién es tu amor anónimo? ―preguntó divertida la mexicana.
―Aún no tengo idea de quién puede ser... ―respondió frustrada, soltando un suspiro.
Siguieron caminando hacia la sala, mientras conversaban y la pelinegra se divertía molestando a su amiga. Llegaron a la sala y no mucho tiempo después, entró el profesor, dando por iniciada la clase. La mañana transcurrió lenta para la brasileña, no conseguía concentrarse en las clases, su mente estaba distraída, la idea de conocer a quien le enviaba las cartas la estaba volviendo loca.
―Ana... ―le susurró Carmín a la pelirroja, sacándola de sus pensamientos―, tengo una idea.
―¿De qué hablas? ―preguntó sin entender y su amiga rodó los ojos.
―Una idea de cómo puedes descubrir quién es tu amor anónimo.
―¿Cuál es?
―Laguardia y Urquiza ―antes de que Carmín pudiera contestar, el profesor llamó la atención de ambas chicas, junto con la de toda la clase―, ¿tienen algo que compartir con nosotros?
―No ―respondieron ambas y el profesor continuó con la explicación.
Cuando la clase se dio por terminada, las dos salieron de la sala y se dirigieron a los baños del colegio.
―¿Cuál es la idea que tuviste? ―preguntó impaciente.
Carmín rió ante la ansiedad de su amiga y pasó a contarle su "plan" para descubrir quién era la persona que le dejaba las cartas.
Salieron del baño a tiempo para escuchar el sonido del timbre, anunciando que debían entrar a la próxima clase, que era la favorita de Ana, Literatura, se sentaron en sus respectivos lugares y a diferencia de las otras clases que habían tenido en toda la mañana, en ésta, Ana centró toda su atención.
Al terminar el primer intervalo de la clase, la mayoría de los estudiantes salieron, dejando la sala casi vacía, a excepción de un moreno que, aún trazaba en la mejor caligrafía posible, una carta como lo hacía de costumbre.
En la puerta, se encontraban Ana y Carmín, atentas a los movimientos del chico dentro de la sala y, cuando éste se levanto y llegó donde estaban las cosas de la brasileña, ésta, sintió su corazón acelerarse.
―¿Qué esperas? ―la mexicana habló, viendo a su amiga que aún seguía parada junto a ella.
―¿Crees que deba hacerlo?
―¿Acaso no quieres saber quién es?
―Sí, pero...
―¿Te cuesta acercarte y tener una charla con él? ―preguntó Carmín y Ana la miró seria―, ¿desde cuándo se te hace difícil hablar con chicos? ―al terminar la frase, recibió un leve golpe de la brasileña―, hey ―se quejó―, entra de una vez ―empujó a su amiga dentro de la sala y se fue rápido de allí.
Ana murmuró enojada y al voltearse hacia donde estaba el chico, las miradas de ambos se encontraron, los dos estaban nerviosos, él no sabía qué decir o hacer y ella comenzó a juguetear con el brazalete en su muñeca. Lo único que hacían era mirarse, como si intentaran adivinar lo que pasaba en la cabeza del otro.
―Entonces...¿eres tú? ―preguntó, acercándose un poco a dónde él estaba.
―¿Yo qué? ―el nerviosismo en él era nítido.
―Quien me envía las cartas ―respondió deteniéndose, los separaban pocos pasos, pero eran suficientes para que la respiración de ambos se sintiera más pesada.
―Sí...veo que conseguiste descubrirme ―respondió y ella sonrió.
Se detuvo a observar al chico frente a ella, los ojos cafés llamaron su atención, inquietos, pero profundos, la piel morena con una tonalidad levemente roja en las mejillas, lo que para ella, lo hacía verse tierno. Hasta que vió en sus manos, la carta que supuso estaba a punto de dejar entre sus cosas cuando ella entró.
―Esa es...
―La carta de hoy ―terminó la frase, bajando la mirada al papel en sus manos.
―¿Puedo leerla? ―se acercó aún más, extendiendo su mano.
―Claro, después de todo es para ti ―ambos sonrieron y él le entregó la carta, sus manos acabaron rozándose y eso aumentó el nerviosismo del chico.
Ana leyó la carta detenidamente, la linda caligrafía en ella llamó su atención, como siempre.
"Oie...
¿Sabes? Creo que me siento listo para decirte quién soy, si es que aún quieres saberlo...
¿Nos vemos en el parque a las 15:30hs?
Espero que vayas, te amo...
-T. K."
―¿De verdad ibas a decirme quién eras? ―él sólo asintió―, creo que arruiné tu idea ―ambos rieron.
―Pero al menos ya lo sabes... ―él quería hacer una pregunta, pero le daba miedo saber la respuesta, aún así, con todo el coraje que pudo, la formuló―, ¿soy la persona que esperabas? ―ella sonrió.
―¿Recuerdas lo que me escribiste en una de tus cartas?
―Creo que tienes que ser más específica, te he escrito muchas ―ambos rieron ante la respuesta del moreno.
―En la que escribiste que no podía enamorarme de alguien que ni siquiera conocía ―se sorprendió ante la respuesta.
―Estás diciendo que...
―Me enamoré de ti ―eso lo dejó aún más sorprendido, creía estar soñando―, puede parecer una locura, pero...tus palabras, siempre fueron tan sinceras, cariñosas ―ella volvió a jugar con el brazalete en su muñeca―, nunca nadie me hizo sentir tan...especial con sólo algunas palabras...
El silencio volvió a aparecer, pero no era incómodo, ya ninguno estaba nervioso o asustado.
―Aún hay algo que no me dices ―dijo ella, rompiendo el silencio y él la miró sin entender―, ¿cuál es tu nombre?
―Thiago Kunst, eso significa las letras al final de la carta ―ella sonrió al recibir la respuesta.
―Lindo nombre ―él rió―, es la verdad, es lindo tanto como la persona que lo lleva ―esta vez se sonrojó―, ¿aún sigue en pie la salida de esta tarde? preguntó.
―Si quieres ir, pues claro.
―¿Entonces nos vemos a las 15:30? ―él asintió y ella se acercó, dejó un beso en la comisura de sus labios, salió de la sala y segundos después, él hizo lo mismo.
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Holaa, ¿qué les pareció el final?
Gracias a todos los que acompañaron la historia, me encantó escribirla y la amo muchísimo.
Dentro de poco vuelvo a postear "Señales de Amor", ¡nos vemos!💕
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𝐀𝐍𝐎𝐍𝐘𝐌𝐎𝐔𝐒 𝐋𝐎𝐕𝐄; 𝙩𝙝𝙞𝙖𝙣𝙖
Romance𝐀. 𝐋.┆❛❛Te amo desde el anonimato❜❜ Donde Thiago le escribe cartas anónimas a Ana y se las deja entre sus cosas.