Prólogo

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El sonreír quema, el mirar quema, el respirar quema… El mísero hecho de existir es horrible. Sonreír todos los días, mirar a todos y tener que aparentar estar bien. Quiero gritar, llorar y correr… Correr hasta que mis pies estén llenos de cayos, estén sangrando. Así sabré que no estoy cerca de nadie ni nada. Sabré que lo hice bien, que el huir de mi vida fue un completo éxito. Eso diría si no fuera tan cobarde, si hoy no hubiera amanecido en la cama de otro motel de cuarta con billetes en la mesita de noche. No puedo verme sin asco, ¿Desde cuándo me convertí en esta mierda? ¿Desde cuándo no puedo parar?. Esto es horrible, pero es mi vida yo la decidí así y así se quedará.

Me levante de la cama y sentí como aquel líquido blanco escurría, pasando por mis piernas llegando hasta mis pies manchando la alfombra de aquella habitación. Eche mi cabello hacía atrás, chasqueando la lengua al mirar tan horrible lugar más no habría problema ya que eso era lo que un prostituto como yo merecía. Camine hacia el baño, otro día más que no tuve el valor para mirarme al espejo, otro día en el que el asco hacia mi cuerpo se hacía presente. Me metí a la ducha dejando caer el agua helada sobre mi piel clara manchada por golpes en la espalda. El agua sólo se resbalaba por mi cuerpo hasta caer en el suelo la misma que se combinaba con un liquido carmín, brotando de aquellas heridas frescas hechas por mi cliente de la noche pasada.

Después de unos minutos salí del baño con una toalla amarrada a mi cintura, me agache para recoger mi blusa de negra de cuello alto desmangada junto con el pantalón del mismo tono, tome un labial escarlata y ya aprendido el contorno de mis labios sólo repase. Ate mi cabello en una coleta de caballo, metiendo el dinero en mi bolso me dispuse a salir de ese lugar.

Al salir se escucharon los mormullos de siempre “esa chica es una zorra apesta a sexo" “con ella fue con quien mi cuñado engaño a mi hermana" “rostro y cuerpo tan bello utilizados de la peor manera". Lo único que hacía era acelerar el paso, haciendo el sonido de los tacones más prominente. Después de un rato caminando por ese barrio de mala muerte llegué a mi departamento, me senté frente a la ventana mirando a aquel pelirrojo de ojos ámbar. Su actitud era tan… Feliz… Odio esa actitud, me da asco su forma de siempre mantener esa sonrisa. La voz de aquel chico me saco de mi transe que comenzaba al ver sus cabellos

— Shiota-san. ¿Cómo le ha ido hoy?

Me pregunto con su misma estúpida sonrisa de siempre, ¿Qué era lo que lo mantenía tan feliz? ¿Qué le pasa a ese chico
—Como todas las noches Akabane-kun. De la mierda

Conteste con fingida alegría haciendo un ademán algo obsceno con la mano derecha y con la otra el típico de paz. Me deje caer en el suelo del departamento, cerrando las cortinas con un pie despidiéndose así de aquel mocoso pelirrojo.

Al otro lado de mi ventana [Karmagisa AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora