Capítulo 01

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Había sido el día perfecto.

Donghyuck había despertado a las 8.

Tomó una larga ducha relajante y vistió ropa casual.

Bajó las escaleras y tomó su último desayuno como soltero con sus padres y hermano. Su madre no paraba de llorar y su padre lo sermoneaba, mientras su hermano Jisung comía en un silencio sepulcral, detalle que le enterneció, pues sabía que el menor lo extrañaría mucho. Al menos de forma simbólica, pues ellos no vivían juntos desde hace un par de años, sólo por esa especial noche.

Llegó puntualmente al lugar del evento. Se sentía emocionado y ligeramente nervioso.

Pasó la tarde en compañía de sus amigos, quienes bromeaban sobre haber perdido a otro de los suyos. Los chicos hablaban sobre lo ebrios que estarían más tarde cuando su prometido lo llamó.

El hombre se escuchaba tan feliz. Le dijo lo mucho que lo amaba y que ya no podía esperar los minutos que faltaban para verse.

Sin importar todo por lo que habían pasado, él sabía que Bang Chan era el hombre perfecto. No tenía ninguna duda de ello, por eso estaba ahí, a punto de unir sus vidas para siempre.

La planificadora lo llamó y sintió un nudo en el estómago. Por fin estaba pasando.

Su madre tomó su brazo y le susurró lo guapo e impecable que se veía.

Cuando las puertas se abrieron, observó como todos los invitados lo esperaban con sonrisas y algunas lágrimas, y ahí, al final del pasillo, estaba su Chan.

Caminó un tanto tembloroso, pero se sentía flotar. Desde su perspectiva, el ambiente estaba cubierto de una neblina rosa y un delicioso olor a flores.

Todo era tan surreal.

Se sintió cono una eternidad hasta que los declararon un matrimonio. Estaba tan feliz, tan pleno, que casi no se dio cuenta de que ahí estaba él, ocupando una de las sillas de los invitados, aplaudiendo con tranquilidad la felicidad de la nueva pareja.

Todo se puso en mute cuando conectaron su mirada, perdiéndolo hasta que entró en el coche que los llevaría a su fiesta.

El día perfecto ya no estaba más.

- Chan – murmuró, deteniéndolo en su camino al salón del hotel – tengo que ir a la habitación –

- Vamos, cielo – sonrió coqueto, abrazándolo por la cintura - ¿no puedes esperar a que la fiesta haya terminado? –

- No – retrocedió – necesito subir un momento. Me siento algo mareado y mamá me dijo que había puesto unas pastillas en mi maleta. Sólo me tomará un minuto –

- ¿Quieres que vaya contigo? – preguntó, registrando su rostro con preocupación.

- Hey, chicos - llamó una tercera voz, interrumpiéndolos - ¿piensan venir? – preguntó.

Era Jeno, saliendo a la recepción seguido por Jaemin y Renjun

- Haechanie se siente mal – explicó el mayor.

- Los invitados están esperándolos – dijo Renjun, acercándose – ve a avisar que todo está bien. Nosotros nos encargamos de Hyuck –

- ¿Están seguros? Yo puedo... –

- No será ningún problema – habló Jaemin, con una sonrisa forzada – ahora ve, novio

- Bien – se giró a besar la frente de su ahora esposo – esperaré adentro, cielo –

Y sin mirar atrás, se fue.

El menor sonrió como pudo, viéndolo desaparecer por las puertas dobles antes de caminar al elevador. O al menos eso intentó. En realidad sus amigos lo habían arrastrado hasta ahí.

- ¿Lo vieron? – preguntó Renjun, limpiando su frente con su mano.

- Sí – respondió Jeno, tensando su postura - ¿estás bien, Donghyuck? –

- ¿Qué quieres hacer? – Jaemin tomó su mano, haciéndole sentir que no estaba solo.

- Quiero irme – sollozó – quiero irme de aquí. No quiero volver a verlo –

- No te preocupes, lo arreglaremos – dijo Renjun, al tiempo que las puertas de su piso de abrieron.

Entraron a la suite y Donghyuck paseó por él lugar hasta que encontró las maletas que habían mandado a traer para su luna de miel.

- No puedo creerlo – se sentó en la orilla de la cama, cubriendo su rostro con frustración – sabía que lo haría de nuevo, sabía que no era cosa de una sola vez. Soy un idiota –

- No lo eres – negó Jaemin, sentándose junto a él – no te llames así por esa basura –

- Debí haber hecho algo cuando me enteré. No sólo pretender que había sido un estúpido desliz –

- No tenías manera de saberlo, Hyuck – aseguró Renjun de pie, frente a él – nadie lo sabía –

Alguien tocó la puerta.

– Hyuck - llamaron del otro lado - ¿estás bien? –

Jeno se apresuró a abrir, dejando entrar a un lindo rubio con mirada preocupada.

- Donghyuck, ¿qué ocurre? – preguntó, hincándose frente a él sólo para comprobar que lloraba.

- Bang Chan me engaña –

- Él... ¿de nuevo? –

- Nunca dejó de hacerlo – hipó, rompiendo el corazón de sus amigos.

- ¿Cómo lo sabes? – preguntó el recién llegado.

- El hijo de puta lo invitó a la boda – espetó Jeno, apretando sus manos en puños – lo vimos entre los invitados cuando salíamos de la ceremonia –

- Voy a matarlo – sentenció el rubio, poniéndose de pie nuevamente – voy a matar a esa mierda - miró a su amigo - haré lo que me pidas, Donghyuck. Lo que sea –

- De hecho – sorbió su nariz – ¿aún tienes aquel departamento disponible? Necesito escapar –

- Mierda – rascó su nuca –  no. Lo siento, Haechanie. Un compañero del trabajo acaba de comprarlo –

- Maldita sea – comenzó a llorar nuevamente – no sé qué hacer, ¿a dónde debo ir? –

- Creo que él buscaba un compañero de piso - dijo a prisa - puedo pedirle que te aloje hasta que encontremos otro lugar. Me lo debe y no puede negarse –

El moreno levantó la mirada, esperanzado.

- ¿Estás seguro? –

- Sí, amigo. Lo que sea por ti - sonrió - sólo dame una noche. Hoy puedes pasarla en mi casa – lo levantó y lo atrajo en un fraternal abrazo - ¿quieres que lo mate? –

- No – rió, separándose – creo que la humillación de ser abandonado será suficiente –

- Yo me encargaré de decírselo – ofreció Jeno, tronando sus dedos - ¿vienen, chicos? –

- Yo tengo algunas cosas que hacer por aquí - respondió Jaemin - esas son sus maletas, ¿no? – preguntó, empuñando un par de tijeras que había sacado de algún lugar.

- Que nada se salve – pidió Donghyuck antes de girarse a los otros – Renjun, ¿mi divorcio procede ya? –

- Yo haré que proceda – aseguró altanero.

- Vamos - llamó Chenle - le pediré a mi chofer que nos lleve –

Agradecía tanto tener a esos chicos en su vida.

The perfect dayWhere stories live. Discover now