La primera vez siempre es un asco. | Bakugo Katsuki x Kirishima Eijiro

Capítulo único.

—Quiero que lo hagas tú, Bakugou.

Sonrojado hasta las orejas, pero con la determinación que caracterizaba a todo hombre, Kirishima colocó su mano justo frente a él mientras el rubio lo observaba entre sorprendido y confundido. Estaban hablando de lo ridículo que se vio Kaminari cuando usó la mascarilla de protección facial que Ashido le puso para que, de la nada, Kirishima se sentara y golpeara la cama con su palma, soltando esa frase totalmente fuera de contexto.

Pero Bakugou no tardó en entender a qué se refería.

Ambos aspirantes a héroes estaban atravesando los últimos meses antes de su graduación, con una relación secreta desde hace casi dos años y con una amistad que definitivamente no acabaría una vez dejaran de vivir uno al lado del otro; sin embargo, eso no significaba que descuidaban su principal objetivo en la vida y ese era el ser héroes profesionales como uno de sus más grandes sueños.

Desde que empezaron a salir, ambos dejaron escapar todo el cariño y afecto que anhelaban regalarse desde varios meses atrás, pero sus besos y una que otra caricia nunca llegaban a algo más. No porque no quisieran, sino porque la realidad era algo totalmente diferente a una porno, un manga hentai o a cualquier fantasía estúpida que imaginaban Mineta podría tener.

La primera vez en una relación heterosexual era bastante complicada si se deseaba hacer correctamente, pero en una relación homosexual, cuando el proceso se realizaba de una manera distinta, la palabra complicado pasaba a ser lo más simple en comparación. Ellos lo hablaron, claro, Bakugou investigó mucho y Kirishima también, sin embargo, ninguno se sintió lo suficientemente listo para ser "el de arriba" y asegurarse de que el otro pudiera encontrarse perfectamente al día siguiente.

Eran héroes, ¿cómo rayos justificarían marcas en la piel? ¿Dolores en el cuerpo? ¿El cansancio o siquiera la falta de sueño que eso implicaba? ¿Y si algo salía mal? Con unas vidas tan agotadoras y con todo el deseo de continuar enfocándose en ser los mejores héroes de Japón, Bakugou y Kirishima aceptaron que, hacer el amor, no debía ser una prioridad ni sería la razón por la que su relación terminaría.

Bakugou estaba seguro de amar locamente a ese idiota con cabello de mierda. Y Kirishima sabía que nada ni nadie conseguiría hacerle sentir todo lo que Bakugou lograba sólo con una mirada o un simple contacto.

Sin embargo, a pocos meses de terminar sus estudios, en un impulso característico de su personalidad, Kirishima soltó esa frase y vaya que Bakugou lo entendió con mucha rapidez.

—¿De qué estás hablando? —preguntó, aunque lo dijo más que nada por la misma sorpresa del momento—. Ya hablamos de esto, Eijiro, no es seguro...

—Lo sé. —Se apresuró a decir—. Sé que muchas cosas pueden salir mal, por eso quiero que tú lo hagas.

—Eijiro...

—No, es en serio, escucha, Katsu. —El tono decidido con el que habló el pelirrojo se suavizó cuando dirigió su mirada a su mano sobre el colchón, acercándola a la de su pareja, entrelazando sus dedos y sonriendo suavemente una vez el rubio lo aceptó con el mismo cariño que caracterizaba sus pequeños gestos—. Sé que es complicado pero una vez salgamos de aquí, el cambio posiblemente nos abrumará y ya ni siquiera sabemos si viviremos cerca del otro o si podremos vernos como ahora.

—¿No estás dramatizando un poco?

—Quizás, pero... En serio, quisiera hacerlo antes de salir de aquí... Y confío en ti lo suficiente como para saber que, si eres tú, todo saldrá bien.

Bakugou suspiró ante la mirada de su novio. Él sería el maldito héroe más fuerte de la historia de Japón y luego del mundo, patearía tantos traseros de villanos que tendría que comprarse zapatos nuevos mensualmente y lo más seguro es que tendría la vida soñada que tanto luchó por tener, pero... Era un hombre. Y como hombre enamorado, no podía simplemente negarse cuando la única persona que aceleraba su corazón y subía su temperatura corporal le tomaba la mano y lo miraba a los ojos, diciéndole cuanto confiaba en él al punto de entregarle su primera vez.