One-Shot.

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Los dedos de Aoi rasgan con impaciencia el sobre a su nombre y sus ojos de intenso azul ceruleo vagan presurosos por el contenido de la carta. Tengo un malestar en el estómago, como cuando sientes que vas a recibir una mala noticia. Siempre debo confiar en mis instintos.

-Giyuu se va a casar. -nos da la noticia a sus actuales acompañantes, Zenitsu y yo.

Una de mis peores pesadillas se hace realidad. Dejo de comer, de pronto he perdido el apetito, y eso que apenas he comenzado a degustar mis hotcakes. Mi mejor amigo me imita, su mirada busca al instante la mía con preocupación, pues sabe lo que esto significa, es el único que lo hace. Ni Aoi está enterada de mis sentimientos por su primo, lejano, pero su primo, la única familia real que le queda aunque no le guste. Giyuu no es mi ex ni mi amigo, es más bien un conocido. Fue mi compañero de salón en la primaria, la profesora jefe nos asignó en el mismo puesto, lo que duraba todo el año, pero rara vez hablabamos porque él era muy callado. Era un niño que, a diferencia de tu servidor, no se metía en problemas, era uno de los favoritos de los maestros por su buen comportamiento, además que era meticuloso y se ocupaba de que todo estuviera limpio, lo que era raro en alguien de su edad. No le importaba recoger cada una de las bolas de papel que nuestros compañeros lanzaban al suelo. Estaba siempre solo.

Cuando mis padres me cambiaron a una mejor escuela, me entristeció dejar atrás a mis únicos amigos, ya no los vería tanto como antes. Es un milagro que hoy tenga a tan buenos amigos, de pequeño me costaba hacerlos por mi timidez infantil. En la nueva escuela me sorprendí de encontrar a Giyuu, lo habían cambiado como a mí y me reconfortó ver una cara conocida. Nos hicimos compañía por un tiempo, hasta que se hizo sus propios amigos y yo me fui por mi lado, pues Zenitsu e Inosuke habían convencido a sus padres de que los llevaran conmigo, pero bastó para que en secreto creciera un interés por él y para que las tontas mariposas confundidas revolotearan en mi estómago. Creo que me gustó por un año, luego me gustó otro, soy una persona sencillamente enamoradiza. Cuando entré a la universidad y el estrés de las primeras semanas amenazaba con consumirme, comencé a tener sueños en donde él y yo protagonizabamos, no como conocidos, sino como una pareja, tal vez me sentía solo, quien sabe. Se hicieron seguidos, y siempre eran lo mismo, Giyuu se enamoraba de mí y no se apartaba de mi lado, no soltaba mi mano, y descubrí con el paso de los días, que no me gustaba Giyuu otra vez, me había enamorado de él. Anhelaba que tomara de verdad mi mano, sentir la cosquilla de sus dedos, que me sujetara entre sus brazos, que las palabras no fueran necesarias entre nosotros y que me mirara con tanto amor como en los sueños, como si yo fuera lo más especial en su mundo. Tal vez la soledad me hacía querer que alguien me considerara así, romanticámente claro está. No lo sé, pero jamás he estado tan seguro de algo.

Pensaba en Giyuu todos los días, qué estaría haciendo, me preguntaba si se acordaría de mí, si me reconocería si nos encontraramos por casualidad, y me permitía fantasear con un encuentro en el que fueramos a tomar un café para charlar, sería incómodo al principio, pues yo prefiero el parloteo y él el silencio, pero una conversación fluida se iría dando, de todo lo que nos hemos perdido de la vida del otro, tal vez nacería una atracción de su parte. Es una tontería, ¿Verdad? Uno sólo puede soñar. Revisaba sus redes sociales para mantenerme al tanto de sus actividades, de vez en cuando publicaba fotos unidas a comentarios escuetos, diciendo que una tal Kocho Shinobu lo había obligado o que no pararía de molestarlo hasta que lo hiciera. No pude evitar preguntarme si eran pareja, en su perfil no aparecía información al respecto, pero me da la impresión de que Giyuu es una persona que gusta de su privacidad. Digo, no nos habríamos enterado de que tenía novia si no fuera por Aoi. Resulta que sólo son mejores amigos.

Me declaré previo a que tuviera novia. Él vino para visitar a su prima, las fotos nunca le harán justicia. Era tan distinto al niño que había conocido en la escuela, había dejado su corte hasta debajo de las orejas atrás y lo había transformado en una melena de mechones puntiagudos con una cola de caballo baja que termina en sus omóplatos. Le sienta bien, demasiado, en él se ve elegante, le da un aire de madurez que inspira sensualidad y hace relucir sus pupilas de profundo degradé azulado. Si no lo hubiera estado ya, les juro que me habría enamorado ahí mismo cuando lo vi en la puerta con un bolso. Fue como si uno de mis grandes sueños se materializara frente a mis ojos. Escuché el coro de los ángeles, no estoy bromeando. Insistí en que ocupara mi cama con segunda intención, para que su olor se pegara a las sábanas y a la almohada y yo pudiera respirarlo todas las noches hasta que tuviera que lavarlas. Me propuse hacer de su estancia lo más agradable posible, recordé lo limpio que era en la escuela y me aseguré de que el piso y los muebles brillaran. Zenitsu empezó a sospechar, le parecía raro que me esforzara tanto por Giyuu y mostrara un notable interés en él. Sacó sus conclusiones y casi acertó, me dijo que Giyuu me gustaba. Era imposible ocultarle nada y le hablé de cómo me había enamorado. Opinó que era romántico (¿Qué otra cosa podía esperarse de alguien como él?) y que debería declararme, no perdía nada intentándolo y lo peor que podía pasar es que me rechazara. Y lo hizo.

Lo invité a tomar un café como en mis fantasías, sólo que él escogió una taza de té negro que aprendí que es su favorito. Como había esperado, Giyuu no era hablador pero igualmente hice una pequeña conversación, tenía parte de su atención, empecé por que nos habíamos conocido desde niños, mencioné las travesuras de nuestros compañeros y por cómo lo guardaba en mis recuerdos, un niño callado y solitario que me causaba afecto recordar, y el breve tiempo en que fuimos casi amigos. Si fuera por mí le habría dicho de mis sentimientos inmediatamente, pero Zenitsu pensó que sería muy brusco y un tanto espeluznante (En serio, ¿Quién es para decir eso?), así que me hizo escribir un discurso y lo ensayamos hasta que me lo memoricé. Por último, le hice saber de mis sentimientos en base a mis sueños. La única indicación de que estaba sorprendido fue que sus ojos se abrieron un poco más. No me guardé nada. Miró a otro lado, considerando mi declaración y quizás buscando las palabras correctas. Tras dos minutos que me parecieron eternos, expresó su respuesta:

-Lo lamento, Tanjiro, pero no siento lo mismo.

Me habría deleitado en la manera en que su boca pronunciaba mi nombre si mi mente no hubiera captado el significado de lo que me había dicho. Mis hombros se hundieron en señal de mi decepción y los ojos me empezaron a picar, mientras sentía como mis esperanzas eran aplastadas de la mano de mi dolido corazón. Había esperado un rechazo, por supuesto, pero que se hiciera realidad era un golpe acertado al rostro, asimismo fue como si Giyuu tomara lo que le pertenecía de mí y lo estrujara con su rechazo.

- ¿Por qué? -quise averiguar, sonó más como una súplica y fue una sorpresa que mantuviera mi voz estable, normalmente se quebraría de una manera vergonzosa y se iría tornando aguda en cada nota.

-No estás mal para ser hombre, y no tengo nada en contra de la homosexualidad, simplemente no estoy interesado. Por favor comprendelo, Tanjiro.

Me estremecí. Giyuu pagó por ambos y se marchó, abandonandome a mi suerte en el absoluto rechazo y con heridas profundas. Eso ya fue hace dos años.

Una sacudida urgente dada a mi hombro me saca de mi trance.

-Tanjiro, ¿Estás bien? -oígo apenas claro la pregunta de Zenitsu.

Viendo la preocupación de mis amigos, trato de sonreír, pero es una tortura el siquiera curvar un poco la comisura de la boca.

-S-sí, sólo me tomó por sorpresa, es todo. W-wow, Giyuu casándose, eso es...

Me toma un gran esfuerzo pasar saliva por mi garganta, mientras unas gruesas lágrimas se acumulan en mis ojos, no las suficientes para derramarse por sí solas.

-Estoy feliz por él. -manifiesto en voz queda.

Pudo haber sido algo hermoso, me habría asegurado de ello, pero por algo pasan las cosas. Otras personas dirían que quizás no era el momento, pero para mí, independiente de las esperanzas que me he hecho a veces de que volvería a contactarse conmigo para decirme que se había equivocado, simplemente no estabamos destinados.

*. *. *

Gracias por leer 💔

«Dreaming of you» - GiyuuTanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora