Yo nunca llevo lapicera a la facultad. Por cabala, y porque mi mochila tiene dos agujeros gigantes.
Además siempre usaba la lapicera que me regalaba una chica, y la chica vive en otra ciudad... Y hace como dos años no la veo.
Asi qué nunca llevo lapicera, y siempre pido prestada la misma lapicera al mismo pibe. Digamos que cuando me ve me la da, y al fin del dia o de la clase se la devuelvo.
Cuestión que fue así todo el cuatrimestre, y la lapicera se la banco como una campeona, todo el tiempo, sin chistar.
Asi que ahí estaba yo, por rendir el último examen del año, y mi amigo estaba ahí. Asi que le pedí la lapicera, y como siempre, me la dio.
Y yo por las dudas y por curiosidad decidí revisar cuanta tinta le quedaba. La sorpresa que me lleve cuando la vi casi vacía. Pero no podía no usar la lapicera, era... Mi compañera... Había estado ahí, conmigo tanto tiempo, tantos apuntes, tantos exámenes.
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Entre a rendir el examen, y dando un último esfuerzo llego a hacer cuatro de los cinco ejercicios. Y el quinto yo no lo sabía hacer, asi que tome eso como señal y entregué el examen.
Cuando sali, con los ojos llorosos, vi a mi compañero. Y esa entonces, por primera vez en el cuatrimestre no se la devolví. Conteniendo una lágrima le pedí permiso para ir al parque de la facultad para enterrarla. Mí amigo me dijo que si.
Mientras esperamos la nota del examen fuimos a enterrar la lapicera, y esa fue la última vez que escribi con ella.
Y a dia de hoy que escribo está historia, ese también fue el último día que vi a mi amigo.
