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Yeosang era un chico callado, introvertido, alguien a quien le asustaban las miradas. Yeosang sólo quería pasar desapercibido en el mundo, tomar sus clases, volver a casa, hacer la tarea y meterse bajo las mantas a cerrar los ojos con fuerza hasta que todos los sonidos y voces desaparecieran.

Es que Yeosang podía escuchar cosas que otros no, ver cosas que nadie imaginaria ni en los sueños más loco.

Yeosang era especial, desde su nacimiento, siempre perturbado por imágenes sin explicación y asediado por sonidos que nadie más podía percibir. Pero Yeosang también tenía una protección especial.

—Estoy agotado... —soltó un suspiro mientras ponía la tetera sobre el fuego y veía como las flamas azules ondeaban con la leve brisa que se colaba por la pequeña ventana de la cocina. Luego, un cálido toque sobre aquella marca particular junto a su ojo izquierdo, ladeo la mirada y allí estaba, tan cerca de él. Unos labios rosados y suaves, su mirada atenta y penetrante de un café adictivo y sus hebras oscuras cayendo hacia su frente, su piel tan clara y suave rozando contra su mejilla y esas alas gigantes de un blanco impoluto asomándose desde su espalda. Si, el beso de un Ángel, aquella marca de nacimiento se había formado así, por los labios de aquel ángel que ahora le hacía compañía.

—Ha sido un día muy complicado, pequeño Yeo~

—No me digas pequeño, ya no tengo cinco años...

Cinco años, esa era la edad que, por primera vez, con sus pequeñas manitos y sus grandes ojos había conocido a Seonghwa. Una noche donde el pequeño no podía dormir, donde los sonidos e imágenes lo aterraban tanto. Se había escondido en el armario de su cuarto y hecho una bolita descansaba entre los abrigos largos, tarareaba una canción que su nana le había enseñado para cuando sintiera miedo y ella no estuviese cerca. Su mamá dormía en el cuarto que se encontraba al final del pasillo, pero tenía tanto miedo de ir hasta allí que solo se quedó encerrado.

Pasaron algunos minutos y entonces un golpeteo en la puerta del armario le hizo levantar la cabeza de sus rodillas y apartar las manos de sus oídos. El toque era suave, nada parecido a otros sonidos que solía escuchar siempre. Miró la puerta, pero no abrió... a los segundos, otra vez, el mismo toque. Tomó valor y sus manos empujaron la puerta, por la rendija notó su habitación en las penumbras de la noche y la luz que se colaba por su ventana, observó curioso un poco más, acercó su cara y cuando estuvo a punto de cerrar nuevamente la puerta, lo vio.

Tenía un traje blanco, muy blanco, tanto que parecía que emitía un brillo propio y su cabello era tan oscuro, más que la misma noche. Sus labios formaban una sonrisa dulce y a diferencia de otras apariciones tan cercanas, aquel no le daba tanto miedo, más bien sentía una terrible curiosidad por tocarlo y así lo hizo, se acercó con sus dedos cortos y pequeñas palmas y sostuvo uno de los detalles de la ropa ajena. Entonces escuchó su voz, una voz relajante y calma que lo invitaba a salir del armario, y hubiese sido así de no ser por la sorpresa que le causó el movimiento de dos enormes alas blancas que lo hicieron sobresaltar y rodar hacía atrás en el armario.

—Aún recuerdo tu carita de sorpresa y esos deditos regordetes que se colgaban de los flecos de mi ropa —se había entretenido entre sus recuerdos y hacía caritas que reflejaban la ternura que le había causado y que aún en día tenía en su memoria el ángel.

—Eres tan cursi —el castaño negó con la cabeza y llevó su taza de café servida a la mesa de la sala donde tomó asiento, solo como todos los días a mirar la ventana y como el árbol del vecino se mecía de un lado al otro.

—Oh~ ¿Sabes por qué tus labios son tan rosados? ~

—Cállate.

—¿Por qué? ~ si a ti te gusta.

—Me da vergüenza.

—Estamos solos —la sonrisa de Seonghwa hizo apartar la mirada a Yeosang quien se dedicó a beber un poco de su café—. Tengo que irme unos días ¿Estarás bien?

—¿Y que si no lo estoy? —Yeosang regresó la mirada para ver aquella figura posada sobre el barandal de la escalera que llevaba a la segunda planta, su ropa blanca tan brillante, su cabello oscuro como tinta y sus pies desnudos. Las plumas tan largas de sus alas se escurrían por los escalones. Los labios de Seonghwa formaban una sonrisa pequeña.

—No me iré...

—Ve, seguro son cosas importantes.

—Yeosang~ sabes que no hay nada más importante que tú en mi existencia —Seonghwa se acercó hasta quedar detrás de la silla del castaño, le rodeo con sus brazos y recargó su mejilla contra su cabeza—. Lo dices para que vaya con cargo de conciencia~

—Lo hago, pero vete... estaré bien, lo estoy desde hace quince años cuando te conocí... ya sabes, mi vergonzosa caída dentro del armario que tanto te gusta recordar.

—Por qué no traes a ese amigo tuyo, el que es médium.

—¿Médium? Wooyoung es idiota no médium.

—No seas malo~ —emitió una pequeña risa y volvió a besar sobre aquella marca bajo su ojo izquierdo—. No te quedes solo, estas consiguiendo hacer amigos, no lo arruines por miedo.

—... está bien, lo haré... le diré al loco que traiga sus velas y cosas raras para invocar demonios.

—Ese es mi pequeño~ —le llenó de besos la cara y se detuvo antes de posar sus labios sobre los del castaño—. Y cualquier cosa, llámame... donde sea, cuando sea... a mitad de la noche o en pleno centro de la ciudad, estaré allí de inmediato.

—¿Y si justo estas en el baño?

—También...

—¿Los ángeles van al baño?

—No estás listo para esta conversación —rio y Yeosang al fin se levantó de su lugar y se abrazó al ángel. Esta sería la primera vez en un largo tiempo que pasaría algunos días lejos de Seonghwa y la ansiedad ya comenzaba a atacarlo. Si bien desde que el ángel había colocado aquella marca, las voces e imágenes eran menos recurrentes y ya no podían acercarse tanto, si las había visto hacerlo con las personas que conocía y era por eso que prefería quedarse solo y no tener que relacionarse con nadie, no quería poner en peligro a los demás.

—Vuelve pronto, Seonghwa...

—Lo haré, estaré aquí lo más pronto posible —le sonrió uniendo su frente con el menor—. ¿Sabes por qué tus labios son tan rosados?

—¿Por qué? ~

—Porque los besó un ángel —Yeosang emitió unapequeña risa avergonzado y luego sintió el toque de aquellos suaves labiossobre los propios borrando toda ansiedad naciente—... nos veremos, Yeosang —susurróy desapareció entre los brazos del menor.


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Yo aquí de nuevo jajaja!! bueno nada, gracias por leer!!


Pd: amo con locura la marca de nacimiento de Yeosang!!

Beso de Ángel ☆Ateez☆ ♡SeongSang♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora