Qué demonios.
Claro que la cuarentena era horrible. Pasar horas y horas encerrada en casa era lo más exasperante que a YongSun le podía pasar. Su agitada agenda se había quedado en blanco. Ni siquiera tenía tantas ideas para su canal de Youtube como para ocupar más que unas pocas horas al día.
¿Realmente los días tenían tantas horas?
Ah, pero había algo bueno en toda esa desgracia.
Cuando salió de la ducha no se molestó en vestirse. Normalmente lo haría por pudor a su hermana pero YongHee había decidido oportunamente pasar la cuarentena en otro sitio. Ahora Solar tenía el piso para ella sola. El piso y a su novia.
En su habitación esperaba una desnuda ByulYi, boca abajo, escribiendo lo que sabía que sería otra gran canción. Las sábanas blancas solo tapaban hasta la mitad de sus glúteos, dejando ver menos de lo que los ojos de YongSun querían ver. Se mordió el labio inferior mientras terminaba de secarse el pelo torpemente con la toalla y con un andar inecesariamente sensual, se subió a la cama y se sentó sobre el trasero de su chica.
MoonByul sonrió sin sorprenderse por sentirse abordada. Había algo que acababa de entender de su novia y es que si Solar tenía mucho tiempo libre y poca actividad física, su cuerpo la convertía en una diosa sexual. No es que la agenda se limitase a pasar el día en la cama, pero la menor estaba casi segura de que en ese confinamiento se habían acostado más veces que en el último año de relación.
Apartando los papeles se giró para dejar que Solar se sentase encima de ella de nuevo, pero está vez se inclinó hacia su boca con una sonrisa traviesa.
— Acabas de salir de la ducha. —Acusó la menor, correspondiendo a ese beso lujurioso mientras sus manos apretaban las nalgas de la mayor. Ella gimió sobre su boca, sólo por molestar.
— Mh, deberías haber venido conmigo. —Mordió el labio inferior de MoonByul, arqueando su cuerpo para pegarse totalmente al de la chica.
Sin duda había algo muy bueno en esa cuarentena.