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—¿Vas a hacerte cargo de ella verdad? — le preguntó Suho el día del funeral, después de que se reunieran en casa de Young.
Le resultó muy raro verlo todo tal y como ella lo había dejado: los libros en la estantería, un par de zapatos arrinconados de cualquier manera en el interior del armario, el brillo de labios en el lavabo...
—Claro que voy a hacerme cargo de ella— contestó—.¿Que voy a hacer si no?
—Siempre queda Taeyong. Está casado. ¿Por qué no le ha dejado la niña a Yon y a él?
Yoongi lo miró con gesto elocuente. El matrimonio de su hermano menor era como un ordenador minado de virus: no se podía en modo a prueba de Gallos y se ejecutaban programas aparentemente inocuos pero que en realidad llevaban a cabo toda clase de tareas perniciosas.
—¿Dejarías un hijo tuyo a su cargo?— le preguntó a su vez.
Suho negó muy despacio con la cabeza.
—Supongo que no.
—Pues Sully sólo tiene a nosotros dos.
Suho lo miró con recelo.
—A quién a fichado para esto es a ti, no a mí. Hay un motivo por el que Youngnnie no me nombró tutor legal de su hija. No se me dan bien los niños.
—De todas formas eres el tío de Sully.
—Tu lo has dicho, su tío. Mi responsabilidad se limita a hacer chistes escatológicos y a beber demasiada cerveza en las barbacoas familiares. No soy muy paternal que digamos.
—Ni yo—Confesó Yoongi con seriedad—. Pero tenemos que inténtalo. A menos que quieras renunciar a la custodia y dejarla en un hogar de acogida.
Suho frunció el ceño y se froto la cara con las manos.
—¿Que dice Hoseok de esto?
Yoongi negó con la cabeza al escuchar el nombre de su novio, Un decorador de interiores a quien conoció nuestras decoraba la lujosa residencia de una de sus amigos tenía en Gangman.
—Solo llevamos saliendo un par de meses. O acepta la situación o ya se puede ir largando, es cosa suya. Pero no voy a pedirle ayuda. Es responsabilidad mía. Y tuya.
—A lo mejor puedo quedarme con ella de vez en cuando. Pero no puedo ayudarte mucho, he invertido todo lo que tenía en el viñedo.
—Justo lo que te dije que no hicieras, genio.
Suho entrecerró los ojos eran el mismo azul intenso que los de su hermano.
—Si te hiciera caso cometería tus errores no los míos— Hubo un breve silencio—. ¿Dónde guardaba Youngnnie la bebida?
—En la despensa.— Yoongi se acercó a un armario, cogió dos vasos y los llenó de hielo.
Suho rebusco en la despensa.
—se me hace raro agenciarnos sus bebidas cuando ella... ya no está.
—sería la primera en decirnos que no nos cortáramos.
—seguramente tienes razón.—Suho  regreso a la mesa con una botella de whisky —.¿tenía seguro de vida?
Yoongi meneó la cabeza.
—Dejó de pagar cuotas.
Suho lo miró con cierta preocupación.
—supongo que vas a poner la casa en venta.
—Sí. Aunque dudo que saquemos mucho tal y como está el mercado. —Le pasó su vaso—. Llénalo bien.
—Estoy en ello. —Suho no levanto la botella hasta que los dos vasos estuvieron llenos.

Se sentaron de nuevo uno o frente al otro, hicieron un silencioso brindis y bebieron. Era un whisky que Yoongi  se tragó con facilidad y que le provocó un agradable calor si en el pecho.
La presencia de su hermano Le reconfortaba de un modo inesperado. Parecía que su tormentosa infancia (las peleas y las pequeñas traiciones) ya no interponían en su camino. Eran adultos, con una amistad en potencia que no fue posible mientras sus padres estuvieran vivos.
Con taeyong, en cambio, era imposible acercarse lo suficiente como para apreciarlo o para odiarlo. su mujer, Yon, y el asistieron al funeral se habían pasado después por la casa y se habían quedado unos quince minutos, y luego se habían marchado sin apenas dirigirle la palabra a nadie.

—¿Ya se han ido?— había preguntado Yoongi, sin dar crédito, al descubrir la ausencia.
—Si querías que se quedaran más tiempo— fue la respuesta de Suho—, haber celebrado el funeral en Seúl.

Era normal que la gente se preguntará porque tenían tampoco relación entre ellos se incendian En una isla de poco más de 7000 habitantes. Taeyong vivía con Yon en seúl, en la zona norte. Cuando no estaba ocupado con su constructora, asistía con su mujer a eventos sociales en Daegu.
Yoongi en cambio se mantiene ocupado con la torrefactora de café que había montado en Busan.
Y Suho, que no salía de su viñedo, cuidando y mimando a sus viñas, se sentía más unido a la naturaleza que a las personas.
Lo único que tenían en común era su amor por la isla de Jeju.
los Min habían crecido respirando el aire húmedo del océano, con los pies descalzos llenos de lodo de los bajíos. Habían disfrutado de mañanas perfumadas por la lavanda húmeda, de días despejados y secos, y de los atardeceres más hermosos de toda la Tierra.
Nada podía compararse a una agachadiza sorteando de olas. O de un águila de cabeza Blanca lanzándose en picado en pos de su presa. O al baile de las orcas, con sus escurridizas figuras saltando, respirando o surcando el mar mientras daban buena cuenta de la profusión de salmones.
Los hermanos habían recorrido cada centímetro de la isla, subiendo y bajando colinas azotadas por el viento junto a la costa, atravesando los sombríos bosques y cruzando prados cuajados de hierba forrajera y flores salvajes de sugerentes e intensos colores que iban desde el marrón chocolate, pasado el rosa más exuberante hasta acabar con el blanco luminoso. Era imposible encontrar una mezcla de agua, Tierra y cielo más proporcionada y perfecta.

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⏰ Última actualización: Jun 05, 2020 ⏰

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𝕌𝕟𝕒 𝕟𝕠𝕔𝕙𝕖 𝕄𝕒𝕘𝕚𝕔𝕒 <𝟛 [𝒀𝑶𝑶𝑵𝑴𝑰𝑵]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora