La gente iba caminando de un lado para otro algunos parecían empresarios, otros eran niños pequeños acompañados de sus madres y otros simplemente era gente normal. Él pensaba que todas aquellas personas eran afortunadas, felices y que tenían vida perfecta, pero ellos le miraban con cara de asco, admitiendo su propia superiridad y pensaban que aquel tipo de gente no debía de estar por las calles. Él una vez fue como ellos, miraba a los vagabundos como ahora la gente le miraba a él, lo tenía todo; casa, coche, trabajo, mujer e hijos. Toda su vida era perfecta hasta que la bebida fue más fuerte que él y por su culpa lo perdió tod; le despidieron del trabajo y su mujer le pidió el divorcio y se quedó con todas las cosas.
-Tome señor-un chico de unos cuatro años le dio una moneda de 1 euro y se fue con su madre.
Las lágrimas se resbalaban por su cara, no era solamente por que había conseguido más dinero, sino que también ver a ese niño le recordó a su hijo pequeño.
Se levantó del suelo y se pusó a caminar, en el bolsillo guardó los dos euros que había obtenido ese día. La gente le evitaba, no le miraban al cara y las mujeres cogían su bolso para protegerlo.
Las monjas estaban comenzando a repartir la comida entre la gente, nunca le había gustado recibir la caridad de las persona prefería ganarse las cosas por si mismo, pero ahora todo era distinto tenía que resignarse a recibir aquella comida de aquellas desconocidas. Aquellas mujeres habían hecho tanto por él; le dieron un lugar donde vivir, comida y ropa.
La vida había cambiado, cada día veía nueva gente en el albergue y a la hora de dormirse quería pensar que el día siguiente sería mejor, pero no iba a ser así.
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Historias de amargura
Short StoryHistorias de personas que sufren porque han perdido algo que siempre habían tenido, por la falta de algo que siempre habían deseado o porque son discriminado por la sociedad por ser como son.