Capítulo 8

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Hoy. 

Hoy es la ultima noche. 

O me arriesgo o me arriesgo. No tengo otra opción. 

Acabo de despertarme. Son las nueve de la mañana, y aunque estoy media bajoneada soy consciente de que tengo que sonreír igual. Saludo a mi familia para dirigirme a la cocina a servirme una taza de café caliente. 

En la mesa Gus me mira sonriente por Alessio, lo suficiente para reírme, ups. Empieza una mega charla familiar. 

Mi tío se acaba de enterar todo lo que sucedió con Alessio.

Angie lo llama Fido Dido (el de Sprite) ya que le resulta parecido. 

4:30 pm = Cuando despierto me doy cuenta que nadie se encuentra en la casa. Dormí muchas horas de siesta. Pero jamás hay tiempo perdido. 

Aprovecho a bañarme para después colocarme una pollera negra corta y un top del mismo color. Luego me maquillo como de costumbre y plancho mi cabello. 

5:30 pm= Acaban de llegar mis tíos y primos.

-¿Y? ¿Dormiste?- pregunta mi tía riéndose. Sonrío por su planteamiento. 

-¡Ah bueno! ¡Ya se cambió para salir! – añade Gus. 

Mi tío en cambio me clava una mirada de A DONDE VAS ASÍ. Es una persona graciosa. Me río torpemente ante su actitud. 

8pm= Mis tíos se preparan para salir a tomar algo. Nos dijeron que comamos lo que sobró al mediodía o cocinemos. Después saldríamos nosotros al centro. 

Estamos cenando ensalada de papa huevo y tomate con atún junto a unos sándwiches de fiambre. 

10pm= Gus se está preparando para la salida mientras yo retoco mis labios porque ya estaba lista desde la tarde ¡Mujeres!

Angie nos comunica que no viene con nosotros ya que se encuentra cansada y prefiere dormir.  

Una vez listos con Gus, salimos de casa a las diez y media.

La noche se encuentra despejada, y por supuesto siempre acompaña el caminar esa brisa fresca que tanto me fascina. La disfruto porque es la ultima. 

-Vamos a los juegos, cargo mi tarjeta y después vemos los tickets ¿Ok?- aclara Gus.

-Clarísimo- respondo feliz. 

Cuando estamos llegando tengo el corazón en la boca. Trato de pensar qué puedo hacer para disimular ¿Hago de cuenta que uso el celular? ¡Si!

Sin embargo en mi mente invaden mil preguntas... ¿Y si la chica es la novia realmente? ¿O le dijo a Alessio que ayer lo buscaba? ¡Ay! ¡Bueno! Todo trae sus consecuencias y me lo tengo que aguantar por amor. 

Entramos pero no lo veo en ningún lado. Gus se dirige directamente al fondo del lugar para jugar, claramente lo acompaño. 

De manera sorpresa decido darme vuelta y ¡Está! ¡Está ahí! 

Noto que se cortó su cabello ¡Qué lindo es! ¡Pero basta Laila! Me doy vuelta rápidamente luego de verlo a una velocidad luz. 

-¡Es ese!- le digo a mi primo en modo secreto y a la vez nerviosa. 

-¿Ese?-se ríe. 

- ¡Si! ¿Se parece a Fido Dido?- pregunto sonriendo. 

-Calcomanía- contesta. Nos reímos. 

Alessio se va para el fondo y yo... yo estoy indecisa todavía. No sé qué hacer. 

-Es ahora o nunca eh- dice Gus. Y esas palabras entran por mi oreja y no salen por la otra. Me armo de valor ¡Allá voy! 

Se encuentra agachado acomodando algo en un juego. 

Decido pararme en frente de él. Es raro pero no estoy nerviosa, sino confiada y feliz. Gira su cabeza al costado donde estoy y ya tengo mi corazón temblando. Observo con absoluto detalle como sus ojos suben suavemente mirándome de pies a cabeza. Me mantengo quieta y puedo sentir como en mi rostro se esboza naturalmente una sonrisa por la situación. 

A medida que me mira se encuentra boquiabierta. Cuando llega a mis ojos mantenemos una mirada profunda e inexplicable, una mirada que llega al fondo mío y hace que sienta algo, raro pero lindo, algo que nunca sentí. Nuestros ojos no se despegan por un momento, transmiten calidez constantemente. Siento ese color café en los míos, no escucho a la gente, no veo a nadie porque el mundo se detuvo. Solo existimos él y yo. Miles de mariposas vuelan en mi panza revolviendo a más no poder. Realmente este es un momento fantástico y único. 

Una mirada vale más que mil palabras, es cierto.

Decido romper el hielo a media sonrisa mientras mantenemos la profunda mirada. 

-Toma, esto es para vos- tengo en la mano un papel con mi nombre y mi numero. 

Mi sonrisa continua intacta en mi rostro. No se quiere borrar por nada en el mundo. Él baja sus  ojos un pequeño instante para tomar el papel. 

Aunque es un momento mágico, lo veo raro. No deja de mirarme y sigue boquiabierta, intenta decirme algo. Puedo observar como sus labios de manera torpe quieren moverse para contestar pero finalmente no ocurre nada. ¿Por qué no lo hace? ¿Acaso me respondería o prefiere callar para no lastimarme? Sonriendo de forma leve me voy de la situación. 

¡No saben lo lindo que es arriesgar! Es la primera vez que lo hago y lo experimento. Funcione o no te sacas las ganas, el arrepentimiento, tu confianza aumenta y te sentís un superhéroe por un instante. 

-Hecho- le digo sonriendo a mi primo.

Observo que Alessio finaliza con el juego para dirigirse rápidamente a otro que esta a su lado. Me clava una mirada la cual disimulo inútilmente. 

Nos cruzamos en uno de los pasillos y no me permito perderme ver esos ojos tan lindos otra vez. Él sonríe levemente. 

Estamos volviendo a casa con mi primo quien me nota feliz. Sin embargo no debería hacerme ilusiones. 

-Ahora hay que ver qué pasa, pero por lo menos lo intente, peor era no intentarlo y quedarme con arrepentimiento y duda ¿Verdad?- acoto torpemente. Quiero asegurarme que ocurra lo que ocurra jamás tengo que arrepentirme. 

-Ajam- contesta. 

-Ay ¡Gracias por salir conmigo esta noche! ¡Me salvaste! ¡Encima que es la última!- le aclaro feliz. Se ríe. 

Cuando finalmente llegamos todos se encuentran dormidos, menos mi tío que mira atentamente una película de suspenso en la televisión. Gus aprovecha para quedarse con él. 

Voy al cuarto, prendo la luz y sin querer despierto a mi prima. 

-Perdón- susurro. 

-No pasa nada- bosteza- ¿Qué pasó al final?

Le explique todo con detalles para después poder ir a dormir. 

Pequeño amor de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora