Capitulo 11: Solo somos amigos

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No es fácil que te den esas noticias y lidiar con eso tampoco. Así que, cerré mis ojos y descansé algo. No podía dejar de pensar en mi mente cómo lidiar con eso, se quién soy, se lo que pasó en mi pasado con mi familia y con mi vida, pero no me acuerdo de salir con alguien. Sería triste, una pérdida de tiempo tal vez, lo que hice, salir a calentar. Si supiera que esto arruinaría toda mi vida, no lo haría. Así todo sería tan feliz, así, quizás no me sentiría sola otra vez. Me quedé dormida y pasaron las horas, hasta que siento un ruido en la habitación, abrí mis ojos y era un muchacho joven que arrastraba la silla hacia mí.  No lo reconocía tampoco, lo que faltaba.              -¿Quién eres?- le pregunté, no me acuerdo de usted. Por favor, llegaste en un mal momento. No quiero saber de nadie. Se pude ir, por favor. Empiezo a llorar, esto es tan difícil de recordar. Su cara era de aflicción, de pena hacia mí, no quiero que la gente me coja pena. -Largo de aquí señor, fuera no lo quiero volver a ver-le dije gritando. Me puse furiosa, y comencé en un estado de pánico, los doctores entraron y me inyectaron algo para calmarme. Seguía gritando y le día puños a los doctores, mientras decía – ¿Porque a mí?, no quiero vivir así, nooo!!!! Solo veía el rostro angustiado de aquel señor mirándome. Ya casi no veía nada, mi vista se nublaba, la inyección ya estaba haciendo efecto. Me sentía mareada, con ganas de vomitar. Hasta que finalmente, me quede dormida. Al poco tiempo, el doctor vino y me mandó hacerme más análisis. Vinieron las enfermeras y me levantaron de la cama suavemente, me pusieron en una silla de rueda, al lado tenía el coso ese de la sangre con las rueditas y los sueros. Mientras pasaba por los pasillos, ví familias tristes por sus seres queridos. Eso me rompió el corazón, yo a nadie le importo, a nadie le he importado. Siempre fui una niña huérfana. La enfermera me puso en una cajuela para hacerme unos análisis. Cuando estoy dentro cierro mis ojos, tenía miedo, y que se me iba el aire, le tengo miedo a los lugares pequeños. Se acabaron los análisis y me regresan a la habitación. El doctor vino después.

- Lizzie, debido a tus previas conductas, te has lastimado más el cuello, no puedes volver hacer eso.- él me dijo.

-Doctor, lo siento. Es que esto no es fácil de lo lidiar. No volverá a pasar. Una pregunta doctor, ¿Quién era la persona que me vino a visitar?- le respondo.

-Ese era Nathan, señorita.- me responde

-Eso no doctor, el del incidente.- le digo

-Ahh, ese es su maestro de música, que solo vino a verla. Me dijo que eres de sus estudiantes preferidas.- me responde.

Luego se da media vuelta y camina.

-Doctor, ¿tu cree que mi memoria vuelva? ¿De verdad lo crees?-le digo

Me mira a los ojos con pena, - si Lizzie, lo creo-

Luego se va y me quedo pensando. ¡Rayos! Hasta el maestro de piano se preocupa por mí. Pero es raro, mi maestro era viejo y él es joven. Así que pasare unos meses aquí, sola, aburrida y con la comida mala. Extraño el mantecado de café, siempre ha sido mi preferido. Bueno estoy aburrida.

 –Enfermera me puedes traer un libro para leer o algo, esto aburrida-

-Claro, todo lo que usted desee para que se sienta cómoda, vuelvo en seguida. – ella me responde

Solo un sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora