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-Ya te dije que no- Comentaba Yoni algo molesto mientras subía al carro.

-Pero amor, quiero ir a cenar con mi familia. ¿Acaso ni eso puedo hacer?- Asomó su cabeza por la ventana.

-NO- dijo con voz firme.

-Esta bien, te espero para cenar entonces- contestó desanimado.

-No me esperes tengo una reunión y llegaré tarde- dijo antes de arrancar el carro.

Junseo sólo se metió a la casa cabizbajo.

Sólo dedicó tiempo a comer helado y ver películas en Netflix. En realidad anhelaba tener una cita romántica con Yoni pero este siempre se la pasaba trabajando y llegaba cuando él ya se encontraba dormido.

En realidad lo amaba pero aveces sentía que Yoni no lo quería. Muchas veces le gritaba, no le dejaba salir a menos que fuera con él, y en su mayoría de veces que salían, Yoni era demasiado dominante. Tanto que cuando alguien se atrevía a tocarle un sólo pelo a Junseo casi mataba con la mirada a la persona que lo había hecho.

Las discusiones no faltaban en la casa, pues siempre que Yoni llegaba demasiado estresado, gritaba y golpeaba a Junseo.

Por eso es que la mayor parte del tiempo se la pasaba en la casa, sólo haciendo aseo, pues es lo único que podía hacer durante todo el día.
Los pequeños momentos en los que descansaba se dedicaba a mandar mensajes bonitos a su pareja, deseandole un lindo día y diciéndole que lo esperaba con ansias para estar junto a él.

Como era de esperarse era rara la vez que Yoni contestaba sus mensajes, pero Junseo entendía que estaba muy ocupado.

Tú No Tienes Derecho. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora