Día 4: Stargazing
♦Noriaki Kakyoin podia describir su vida en una sola palabra: aburrida. Su rutina se reducía a ir al colegio, regresar y encerrarse en su habitación. No tenía amigos y procuraba tener el menor intercambio de palabras con sus padres, no los odiaba, simplemente no se sentía cómodo con ellos y su entrometida forma de ser.
Sabía que querían lo mejor para él y lo apreciaba, pero no podía corresponder a ese asfixiante cariño. Su pasatiempo favorito era mirar las estrellas, con sus ahorros de toda la vida había comprado un telescopio profesional, que le permitía mirar las hermosas constelaciones noche tras noche.
Vivía en el ático de su hogar, donde por la pequeña ventana su telescopio apuntaba al cielo, enfocando a Sagitario. La radio transmitía alguna canción de rock que el cantaria en voz baja mientras admiraba el firmamento.
Las estrellas, resplandecientes y hermosas le llevaban a crear teorías más allá de las que la ciencia decía. ¿Y sí eran las almas de las personas que habían muerto? También imaginaba los relatos de Ptolomeo y la mitología griega.
Hoy era una de las noches más hermosas que Kakyoin había contemplado, las estrellas brillaban más que nunca y el cielo estaba completamente despejado. La estrella de Júpiter era visible está noche y él le enfocaba.
En lo alto, él pudo ver la silueta de un hombre sentado en una estrella. ¿Estaba alucinando?
El hombre en la estrella movía sus pies suavemente, se encontraba mirando hacia abajo sus cabellos negros se balanceaban lentamente y una leve sonrisa adornaba su pálido rostro.
Kakyoin, aún demasiado sorprendido, dejó el telescopio en su lugar y se fue a dormir tal vez todo estaba en su imaginación, mañana descubriría si ese hombre seguía ahí.
Al día siguiente, Kakyoin puntualmente esperaba el anochecer. Las estrellas comenzaban a mostrarse en el cielo, la luna en cuarto menguante le sonreía desde arriba.
Buscando entre las nubes, mirando constelaciones y haciendo anotaciones de nuevos detalles que descubría pasó alrededor de dos horas mirando la noche. David Bowie sonaba a un volumen bajo en su habitación, tarareando levemente la letra miró por su ventana. Su casa se encontraba en una región alejada de la ciudad, cercana al bosque por esa razón le era tan sencillo contemplar las estrellas correctamente, mirando a los árboles notó como algo pareció resplandecer entre ellos.
Prestando atención a aquello que parecía esconderse entre los árboles el pelirrojo observó aquel resplandor hasta que pudo diferenciar qué era.
Era el mismo chico que estaba sentado en la estrella. Pero, ¿Cómo era posible?
Mirando a aquel que parecía desubicado, decidió salir a conocerle tenía curiosidad sobre quién era y no podía perder la oportunidad. Salió de su casa, cuidando no hacer ruido, y corriendo hacia el bosque se encontró con el hombre estrella.
Era alto, sus ojos eran celestes pero le miraban con sospecha, su piel era pálida como quién nunca recibe la luz solar, sus rasgos faciales bien definidos. Una gorra escondía los rizos oscuros que el había visto la noche anterior.
—Hola, soy Kakyoin.— Decidió presentarse, pues no quería asustarle.
—Soy Jotaro, espero no haberte asustado.— Saludo con voz trémula.
—¿Cómo llegaste aquí?— Preguntó el pelirrojo, la leve luz blanquecina que rodeaba el pelinegro iluminaba a su alrededor.
—Caí con el polvo de estrellas. Una vez al año puedo bajar para ver el mundo.— Explicó.

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Starman «Jotakak OS»
Fanfiction"Hay un hombre estrella esperando en el cielo, le gustaría venir a vernos, pero cree que volará nuestras mentes." Escrito para la Jotakak Week 2020.