Dieciséis.

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Ary.

–Te odio –insiste Christy.

–Debí avisarte, lo sé, solo lo olvidé ¿vale?

–¿Jake te ha pedido ser su novia y tú lo has olvidado? En cuanto te lo pidió debiste sacar tu móvil y llamarme, Arianna.

–Lo siento, lo siento, fue mi error. Pero yo también te odio por espiarme anoche.

–No fue mi intención llegar a la cocina y que ustedes estuvieran a punto de tener…

–Ya basta, Christy –le interrumpo en cuanto mi celular vibra–… deja de parlotear y ve a la puerta en espera de que tu futuro novio te pase a recoger, ya son casi las seis.

–Esto no se acaba aquí, Stacy. Aun me debes muchas explicaciones.

–Así es, nos vemos en el parque. Jake ya está afuera.

–¿Cómo coño sabes que está afuera?

–Existen los mensajes de texto –digo sarcástica–,  y tanto Jake como yo los conocemos.

Mi amiga resopla poniendo los ojos en blanco, y sale por la puerta.

Por mi parte yo estoy tan entusiasmada por salir que tomo mi bolso y me despido de mis padres y tíos que están aquí desde la infernal hora de almuerzo.

–Cuídate, cielo –dice mamá.

–Eso haré –digo antes de salir por la puerta y encontrarme con un sexy Jake apoyando en la puerta de su auto.

–Uf…creo que en esta cita necesitarás bastante autocontrol –masculla Christy alejándose lentamente hacia su casa.

Sin embargo, en cuánto nuestros ojos se encuentran, yo entro a una especie de dimensión ambigua donde nuestro alrededor es una masa de colores y solo nuestras dos figuras son nítidas y equilibradas.

Jake me coge por la cintura y me envuelve en uno de esos brazos que me derrite hasta las entrañas.

–Hola –saluda tomándome la mano–. ¿Todo bien?

Por alguna razón, el corazón se me encoje ante su pregunta, con Jake me siento bien, tranquila y todo parece ser casi perfecto, sin embargo, aquella pregunta parece ir más a fondo, toca las puertas de mi razón exigiendo la respuesta sincera que explique la confusión de mi mirada. Es probable que ahora me encuentre sonriendo. Pero Jake, es uno de los pocos, que conoce todas mis miradas y sonrisas. Él sabe perfectamente cuando me hallo compitiendo con mis pensamientos.

Pero; ¿cómo decirle a Jake lo que en verdad siento, si ni siquiera puedo entenderme yo misma?

–Te tengo a ti, Jake, las cosas no pueden estar mejor –digo sonriendo, pero estoy mintiendo.

Por un segundo me sostiene la mirada, parece dudar de mis palabras, mientras que especula algo que probablemente sea tan incierto como mis propios pensamientos. Al final deja escapar un suspiro triste que intenta mejorar seguido de una sonrisa amplia.

Por alguna razón, tengo la sensación de que ambos estamos ocultando algo.

 –Eso espero –acaricia mi mejilla con la yema de sus dedos, una caricia tierna que quiebra cualquier resto de hielo entre nosotros, porque entonces mi rostro esboza un mohín honesto que solo puede surgir de una chica enamorada y sus ojos expresan el inmenso alivio de verme sonreír de forma innata.

Amor, es un término que incluso ahora me resulta demasiado complicado.

–Bueno, más nos vale irnos, porque todos están mirando.

Solo túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora