Se siente como ahogarse. Sí, así siente. Pero te ahogas en la superficie; ves la Luz a una corta distancia, como si tan poco estuviera al alcance de tu mano. Pero no puedes, no alcanzas. La presión te hunde y todo se vuelve más oscuro eventualmente. Y el pecho te arde, y te arden los ojos y te duele el alma. Te duele tu existencia. Y te preguntas: '¿existo?' A veces lo dudas, estos días mucho más. Y hay veces donde solo quieres dejarte ir, que los pulmones se te llenen de agua y hundirte más rápido porque sientes que estar en el fondo de la nada es mejor que saber que la Luz es inalcanzable. Al menos para ti, solo para ti, porque eres un cascarón vacío donde la luminescencia no permanece. Y cada día es más difícil finguir que quieres seguir aquí. Porque duele, duele ser tú. Te duele tu existencia, o la clara falta de ella. Nada más que un envoltorio, sí. Preferirías tener muerda dentro a no tener nada en lo absoluto.
Porque entonces, ¿qué soy?No hay nada más doloroso que intentar fingir, porque lo sabes. Todo el tiempo, aún cuando no quieres pensar en ello. Finges que todo va bien, que hay algo allá afuera para ti. Pero no es así. Intentas asimilarlo pero no puedes.
'¿Que será de mí cuando vea a todos brillar?'
Y te dirán: 'la luz se presenta de diferentes maneras y cada uno brilla con su propia intensidad'.
Fingirás que sonríes, asentirás con la cabeza pero definitivamente pensarás: '¿cómo brillar cuando la oscuridad y la nada absoluta es lo único que poseo?'Por favor piensen en nosotros, los desdichados, los crónicamente tristes, que estamos vacíos porque no hay cabida para algo más. Que estamos vacíos hasta la médula y aún así seguimos aquí, esperando, quizá, algo que en nuestro interior sabemos que nunca ocurrirá.
Quizá solo estamos esperando. Esperando el día en que la Nada nos carcoma, nos consuele.
Abriremos la boca y nos dejaremos ir hasta el Fondo. Allí donde sentiremos, por primera vez, que estamos llenos de algo.