✨Verdad✨

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"Le dije que su don de cocina apestaba, que su arroz sabía horrible por lo salado y quemado que resultó y que debía prestar mucha más atención a su hermano Aioros… Yo no quise herirlo, sí lo pensé, pero mi lengua no se tentó y se soltó. Iba a decirle una mentira blanca, de esas que solo sirven para decirle algo bueno a alguien para ser amable… No sé que me pasó en ese momento y dije lo primero que pensé aunque nunca quise, y… Cielos, qué mal amigo soy..." —decía como detonante a la conversación incómoda que se aproximaba. 

Habían llegado finalmente a Virgo; Shaka subía templo a templo desde el mercado de Rodorio, una vez de ver a Camus en problemas llegó a auxiliarlo, sacándolo de lo que sería una riña entre Leo y Acuario, gracias a la alta sinceridad del último. Y ahí estaba explicándole como básicamente comenzó todo. 

“Auch... Aún así eso debió dolerle en el orgullo del León dorado, por lo mismo es que se molesto, por la forma en que lo dijiste, casi nunca recibe bien las críticas. Si lo sabré yo...” —Shaka había entrado primero, para ir y dejar unas ciertas verduras y pastas que justo había comprado en Rodorio, para la cena de esa noche. “Pasa con confianza y toma asiento, mientras yo tengo que acomodar esto.” —invitó para irse más adentro del templo.

Camus con timidez se sentó en el pequeño sofá de la habitación. Llevó sus manos a su cara, frotándose por la frustración. Desde hace unas cuántas horas que comenzó a decir puras verdades, no lo hacía sentir orgulloso.

“Siento que he cometido una gravísima falta y ahora estoy pagando caro...” —concluyó. A pesar de haber vuelto a la vida, todos los pecados como del traicionar a Athena seguían ahí. Sí, seguro era eso.

“¿Sigues pensando eso?" —preguntaba con cierto cansancio, pues ya habían pasado unas cuantas semanas después de revivir, y en efecto, aún eran de guerra pero interna que poco a poco se empezaban a perdonar. “Te he dicho que sólo cumplías tu deber, entiende eso... Mejor cuentame que más te ha pasado en toda la tarde antes de que te salvara de la bronca.”  —indagaba divertido mientras regresaba, con dos tazas de té. "A lo mejor esto puede ayudar a calmar sus nervios." —pensaba, mientras le daba la blanca taza caliente y Camus le agradecía.

“Le dije a Milo que el y Kanon serían una bonita pareja, aunque en verdad lo serían...”  —a eso, Shaka hizo una mueca de desconcierto. Camus solo se hundía en su miseria y sofá, y ambos se quedaron en silencio.

“¿Porqué le dirías algo como eso?” —decía despacio, volviendo de la pausa impuesta.

“No lo sé… Esta mañana desperté y estaba todo perfecto, fui con Milo para desayunar y no lo encontré, en cambio lo que sí, fue algo de leche y unas galletas… Luego salí de ahí, baje los templos para ir al coliseo hacer la rutina de entrenamiento con algunos aprendices para realizar sus ataques, todo normal pero al querer ayudarles un comentario salió sin pensarlo; 'Parecen que quieren bailar el Lago de los Cisnes', los caballeros de plata solo me veían incrédulos. Quise alejarme para ir al pueblo y estar más tranquilo pero, me encontré con una señora y su bebé en brazos, pensaba en lo feo que era su hijo… Y así fue, le dije que su hijo era feo…" —contaba con bochorno. Nunca olvidará los rostros horrorizados de aquellas personas.

"Así que simplemente sueltas tus pensamientos y pareces decir lo que sientes sin desearlo…" —resumía el rubio comprendiendo todo.

"Así es, en toda la mañana he empezado a decir cosas que nunca diría a voz alta o admitiría… Y cuándo decidí dejarlo por la paz e irme de regreso al Santuario, Milo me llegó por detrás para comenzar a contarme sus desastres amorosos; de que no tenía ninguna. Lo único que pensé fue que Kanon y el salían muy a menudo, y qué quizá, Kanon es de 'otros' gustos, solo lo estaba pensando, pero lo dije… Por lo menos Milo solo se me quedó viendo raro y sorprendido… No sé que me pasa…" —decía para ya tomar la taza y beber un poco. 

||Cálida Verdad||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora