× 𝕆𝕟𝕖 ×

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             <• Que lindo, Amane~ •>
                   <•  ¡Yugi-kun! •>                      <• ¿Cuantas veces te lo tengo que repetir? •>
          <• No…basta. ¡Ya no más! •>
<• He decidido que no iré a otro lugar, nunca más. •>
                  <• Lo prometo. •>
                                 …
                  <• ¡Hanako-kun! •>

Maldición.

Era un día común para los estudiantes, para este también. Aunque tenga peleas cada dos por tres en una semana, era como una típica rutina y la verdad ya se estaba acostumbrado a ese tipo de vida.

Ahora mismo tuvo una pelea con un grupo de chicos detrás de la escuela, como en las series pero era lo más seguro y no querían que un profesor los interrumpan.

Él pudo noquear a uno pero los demás lo golpearon en grupo, injusto pero no podía hacer nada y estaba sin energías.

Además que no comió en la tarde, <<Creo que voy a morir…bueno, al menos ya no sufriré>>. Este chico era Yugi Amane, en el pasillo sin fuerzas se sentó en el suelo. Ya no podía dar un paso más, estaba cansado y con hambre.

–Adiós, mundo cruel.

–Hmm… – abrió los ojos – ¿La enfermería?, espera…¿¡Tsuchigomori-sensei me trajo aquí!?

–Casi pero no, tonto.

Se giro al oír la voz de una chica, estaba aliviado de que no fuera su profesor y confundido de que alguien le ayudara.

Era una chica al parecer de su edad, tenia un cabello largo y un poco despeinado. Tenia el uniforme de su escuela y en su mano había un botequín de emergencia, reviso sus brazos para confirmar de que lo haya curado.

–Eres Yugi Amane, ¿verdad?

–Si, ¿Tu quien eres?

– Soy ______ Fukushima, te encontré inconsciente en medio del pasillo. – fue por una bolsa – Por suerte nuestro profesor no te vio, de seguro te daría un sermón y no lo escucharías.

–¿Nuestro?

–Soy tu compañera de clase, ¿no sabes los nombres de nuestros compañeros o que? – le entrego una caja –

Él un poco confundido, abrió la caja. Allí dentro había comida, su estomago rugió con solo oler y un poco incomodo espero la aprobación de la chica.

Ella asintió con la cabecera y este comenzó a devorarlo, ella miraba sorprendida porque nunca espero que tenga tanta hambre.

–Gracias por la comida…ahora estoy mejor.

–De nada y…cuídate por favor. Tus heridas son muy graves y eso que participas en peleas. Tambien había cortes pero no creo que sea a causa de una pelea, ¿Quién te hizo eso?

–Ya suenas como él – se recargo en la pared – ¿Y como sabes eso?, no me digas que tienes una amistad con el profesor.

–Porque yo te vi pelear, más de una vez y a veces me preocupaba de que te murieras como hoy. Me impresiona que no sepas quien es de tu clase y cual no – se fue a la puerta – nos vemos pronto y no hagas preocupar más a Tsuchigomori.

–Ni higis priicipir i Tsichigimiri.

–¡Te escuche idiota! Se más amable con los demás!

Soltó una risa, tal vez tenia razón pero no lo tomo para tanto. Escuchó al megáfono decir que ya era la tarde, tendría que volver a su casa y no quería. Su hermano estaba ahí esperándolo, de seguro ya esta listo para torturarlo.

Amane~

Un escalofrío le recogió la espalda con solo recordar su voz, ya no quería volver por nada en el mundo. Sus padres regresarían por la noche, <<Quisiera que estén en casa>> y con miedo fue camino a su hogar.

Ahora deseaba al menos ser secuestrado por esa chica, <<¿Fukushima? Creo que mejor la llamo por su nombre…>> y al llegar a su puerta, con cuidado la abrió.

Fue despacio sin hacer ruido alguno, no tenia el valor para revisar el cuarto del gemelo menor y directamente fue a su cuarto.

Suspiro aliviado de llegar a un “lugar seguro”, tiro su mochila a la cama y cuando iba a tirarse también…sintió una mano en su hombro.

–Tardaste A-ma-ne, ¿Por qué? – Tenia una voz infantil –

–B-bueno, tuve otra pelea y-y los chicos me lastimaron mucho. U-una compañera me curo y por e-eso…llegue tarde.

–Hmm~ no me gusta que otros te marquen… – todo su brazo – vamos a jugar un rato, algo distinto~

–P-pero tengo t-tarea.

Tsukasa saco una navaja, ahora tenia ya lagrimas en sus ojos. Con la navaja corto con lentitud otras partes del brazo, donde no había ningún rasguño y tambien abría una que otra herida con el artefacto.

Amane pedía sin llorar que no lo hiciera, entonces lo hizo un poco más rápido los cortes saliendo más sangre que antes.

Ya no podía soportar más el dolor y dejo caer lagrimas, el gemelo dejo de hacerlo ya que pasaron como cinco minutos de tanto cortes y beso la mejilla de su querido hermano.

Ahora iba a hacer otra cosa, no a propósito pero igual lo hizo y cuando tomo su cara clavo sus uñas.

Una promesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora