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Lo primero que logro visualizar al entrar a mi casa es a la señora que me cuidó, a los segundos puedo sentirla abrazándome fuertemente contra su pecho, a modo de protección pero yo no le correspondí porque nunca he recibido ese tipo de afectos ni he dado, así que me mantengo rígido en mi posición y callado.

-"Cariño, ¿cómo has estado?"

-"Bien, nana" murmuro, tratando de soltarme de su acalorado abrazo.

-"Me alegra, cariño! Porque el día de hoy haremos galletitas para pasar el rato, te parece?"

-"Bien"

Sacó ingredientes de su bolso para después ponerlos sobre la mesa junto a unos recipientes, y mientras hacía eso, yo sólo podía preguntarme qué hacía ella aquí en primer lugar.

-"Nana, ¿qué haces aquí?"

-"Vengo a cuidarte y a estar contigo, no te alegra? Podremos hacer muchas cosas juntos, ahora ven y ayúdame a hacer las galletas"

-"Después de 12 años vienes?"

Y ella sólo me voltea a ver, su cara tornándose en una mueca dura y seria, a la vez que con una pizca de tristeza reflejada en ella.

-"Si no pude estar aquí contigo, durante todo ese tiempo, no fue mi decisión y vengo a remediar eso, ¿qué mejor que ahora, no? Ahora, ven!" Dice con una sonrisa muy fingida y amargura en su voz, a la par que me dejaba de ver y seguía preparando la masa para las galletas.

Solo me le quedé mirando hacerlas, pensando en lo errónea que está, porque ya no hay manera de remediar algo que está hecho. No deberías mentir, Nana. No se te da bien.

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⏰ Última actualización: Jun 11, 2020 ⏰

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