Una noche inolvidable

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-Nos vemos en la fiesta. ¿Sabes donde es, JungKook?

-Si, Nam, no te preocupes. Conozco la zona. -Abrió la puerta del copiloto  para que entrara su acompañante. Luego rodeo el coche, se metió dentro y cerró la puerta con un golpe seco. Por unos instantes no hizo amago de dar vuelta a la llave y TaeHyung empezó a ponerse nervioso una vez más. 

  « Tonterías », se dijo procurando tranquilizarse, « no me ha reconocido ».

Él, en cambio, había sabido quién era desde el momento en que entró en el restaurante pidiendo disculpas por llegar tarde y lo vio sentarse a la mesa. Apenas había cambiado  en los últimos cinco años; quizás se habían acentuado algunos rasgos más masculinos, pero seguía tan seductor como siempre.

El hombre arrancó por fin, y el potente vehiculo se encorporo con suavidad al tráfico denso de la avenida principal.

- Así que Kim TaeHyung. -El matiz sarcástico de sus palabras lo sobresaltó-. Cuando te conocí ibas de incógnito, ¿no? claro, imagino que si una noche te da por sentirte digamos... frívolo, adoptar otra personalidad le añade emoción al asunto.

JungKook notó que TaeHyung se ponía tenso y se alegró al comprobar que no estaba tan sereno como había aparentado durante la velada. todavía no sabía cómo había logrado controlarse cuando, de repente, apareció sonriente, ofreciendo disculpas a diestra y siniestra, y más guapo aún de lo que recordaba. Por fortuna, la misma rabia lo invadió al verlo saludarlo como si nada, vino en su ayuda y evitó que se abalanzará sobre TaeHyung con el ímpetu del que encuentra un valioso tesoro perdido hace mucho tiempo.

-Entonces me has reconocido- fue más una afirmación que una pregunta, con esa voz espesa y dulce, que aún tenía el poder de erizarle el vello de la nuca.

-En cuanto entraste en el restaurante. Verás no soy tan viejo; aún soy capaz de recordar los rostros de todos los hombres con los que me he acostado.

Los ojos garzos de TaeHyung se clavaron en él, pero al segundo desvió la mirada; aunque no antes de que JungKook leyera en ellos el dolor que le había causado su comentario. Se alegró. Deseaba herirlo; quería que sufriera aunque solo fuera una décima parte de lo que él había padecido.

-Increible. A juzgar por lo poco que sé de ti, deben ser tantos que me impresiona tu buena memoria - replicó al fin con ironía, tratando de sobreponerse.

-¿Y tú? ¿Lo haces a menudo? Quiero decir, irte a la cama con un perfecto desconocido. Me da la sensación de que nuestros amigos Nam y Jin, ignoran esa faceta tuya tan aventurera- recalco la palabra mordaz - . Cuando me propusieron la cita a ciegas de esta noche, me hablaron de un amigo encantador que acababa de pasar momentos difíciles tras perder a su esposo, pero no mencionaron en ningún momento, que fueras un viudo alegre. De hecho, deduzco que la noche que te conocí ni siquiera eras viudo.

Lo miró de reojo y observó cómo se clavaba los dientes con fuerza en el labio inferior; un gesto que, muy a su pesar, le hizo desear inclinarse sobre esos labios sensuales y ser él el que los mordiera hasta que pidiera clemencia. Trató de esquivar  ese inoportuno ramalazo de excitación y se aferró al volante hasta que los nudillos se le pusieron blancos.

-No eres el primer hombre atractivo que conozco en una fiesta - TaeHyung levantó el mentón, desafiante -. ¿Y qué me dices de tu actuación, acaso fue mejor que la mía? ¿Crees que puedes darme lecciones de moral? Seguro que piensas que por ser soltero tienes más derecho de echar una cana al aire.

JungKook dio un volantazo y giró por una calle poco iluminada por la que apenas pasaban coches. Aparcó con brusquedad, apagó el contacto y se volvió hacia TaeHyung ciego de rabia.

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