Parte 1: Ruedas en el autobús

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​​—Gael, despierta ya me voy— gritó mi mamá desde las escaleras. Ella se iba a trabajar a las 6:00 y regresaba a las 20:00, me dejaba el desayuno listo y se iba.
​​—Ya estoy despierto— dije de mala gana
​​—Quiero verte parado— contestó mientras caminaba hacia mi puerta, ya enojada
​​Me puse de pie y abrí la puerta.
​​—¿Feliz?— pregunté fingiendo una sonrisa.
​​—Si, ya me voy— respondió, por fin saliendo de mi cuarto.
​​Me empece a alistar y baje a desayunar, cuando termine agarre mis cosas y me fui a la escuela.
​​
​​Una vez que llegué a clase me senté en mi lugar asignado, donde Diego me esperaba con su humor neutral que tanto lo caracteriza.
​​—Oye, ¿Trajiste la tarea?— Preguntó, refiriéndose al proyecto que habíamos hecho el día anterior.
​​—Claro que la traje, tomate un respiro— Suspiré y dejé mi mochila al lado de mi pupitre.

El ambiente en mi salón de clases se compone de un variado tipo de adolescentes. Mis mejores amigos son Diego (prácticamente todo un nerd, lo que lo vuelve peligroso en cuanto a los videojuegos), Álvaro (un chico algo sensible), Liam (Un gran deportista como yo) y Khalil (un gran jugador de videojuegos, pero no tan bueno en los deportes) Mi novia, Vanessa, es la capitana de las porristas. Ella es el típico estereotipo americano de la chica ideal: rubia, ojos avellana y con una figura envidiable. Es popular, justo como yo, pero eso no hace que sea amable con todos las que la rodean. Puede llegar a ser algo descortés, particularmente con algunas chicas.
​​Sarafina y Joseline son sus amigas del alma (aún que eso no evita que intenten coquetear conmigo de vez en cuando).
​​
​​La voz de Liam entrando al salón me trajo de vuelta a la realidad
​​—¿Ya saben a quién invitarán a la graduación?— preguntó mirando especialmente a Álvaro.
​​—Esto no es una película americana, la graduación no es para tanto y aún que es cierto que podremos bailar, en sí todos los estudiantes asistirán— dijo Diego como si esto fuera lo más obvio en el mundo.
​​—Entonces tu no invitarás a nadie— dijo Liam en tono de burla —¿Qué hay de ti, Álvaro?—
​​Álvaro pareció enrojecer y desvió la mirada.
​​—Bueno, ciertamente me gustaría invitar a una chica...—dijo mientras veía discretamente a Aurora.
Aurora, quien es la típica niña aplicada pero socialmente recluida, podría parecerse a todas las protagonistas de novelas para adolescentes: Una chica promedio con ojos cafés y cabello castaño, no tiene una figura envidiable, pero tampoco tiene sobrepeso. Justo como lo mencioné anteriormente, una chica promedio.
​​
​​Al ver a Álvaro observando a Aurora, Diego no pudo evitar soltar una risa burlona.
​​—Eso sin duda me tomó por sorpresa— dijo mientras recuperaba la compostura. —Seamos sinceros, el propósito de invitar a alguien al baile es ganar popularidad para que los demás estudiantes voten por ustedes para reyes, no tiene sentido que invites a una persona sin influencia social—
​​Khalil gesticuló una mueca y suspiró.
​​—Ella no es una asocial cómo ustedes la pintan...— dijo en un tímido susurro —Es una chica realmente amable y que sea introvertida no tiene que ser un defecto—
​​Reí levemente y revolví su cabello.
​​—Oh Khalil, eres tan inocente...—

​​[...]

​​Al término de la clase recogí rápidamente mis cosas y esperé a Vanessa en la salida del salón, quien seguía sentada recogiendo sus útiles escolares. Al momento que Aurora pasó al lado de Vanessa, está pareció tropezar y caer, amortiguando el golpe con sus rodillas y manos. Sarafina y Joseline soltaron unas pequeñas risas mientras Vanessa observaba a Aurora.
​​—Por Dios, ¿Tienes que ser tan torpe?—dijo mientras levantaba su mochila, que parecía ser el objeto con el que Aurora se tropezó —¡Ensuciaste mi mochila! Y todo por qué no puedes fijarte por donde vas...—
​​Aurora levantó la vista y me miró directamente a los ojos, buscando apoyo.
​​
​​—Vanessa— solté en un tono serio.
​​Vanessa rodó los ojos y después me miró caprichosamente.
​​—¿La defenderás? Ella cayó por culpa suya, y encima ensució mi mochila nueva.— me respondió seguida de la aprobación de sus amigas.
​​—No la defiendo, pero te meterás en problemas— dije en un tono cálido mientras me acerqué a ellas.
​​Aurora se levantó y se fue mientras yo cargaba en mi hombro la mochila de Vanessa. Ella sonrió victoriosa, tomó mi mano y caminamos juntos a la siguiente clase.

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G de GrandezaWhere stories live. Discover now