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Nora

- Al final no va a estar tan mal el cambio, ¿a ti qué tal te va en el nuevo instituto?— me preguntó Samuel mientras me acompañaba a mi casa.
- Puff— suspiré — soy la nueva, me he sentado en primera fila y me han pillado leyendo un libro, mañana habrá carteles de se busca con mi cara— le respondí.
- ¿Y la recompensa cuál va a ser, un concierto gratis de reggaeton?- contestó él y reímos.
- Joe tío ojalá se me hubiera caído a mi el techo encima cuando se derrumbó el colegio— le dije un poco apenada.
- A christian le tuvieron que dar 15 puntos— comentó Samuel.
- Y una beca para las encinas— añadí yo.
- Bueno a lo mejor con suerte en tu nuevo insti pasa lo mismo— añadió Samuel con intención de hacerme reír ya que sabía que desde se derrumbó el instituto no estaba muy feliz.
- Eres idiota, bueno nos vemos— me despedí de él cuando llegamos a mi portal.


•••


El teléfono me sonó y era Christian, me contó su primer día de clase en las encinas dónde se le cayó una bolsa de droga y un compañero suyo se la guardó para que no lo viera el profesor pero con un favor, que era que le vendiera droga y ahí entraba yo, sí vendo droga pero eso solo lo sabe christian, así que habíamos quedado a las 18h en el puente de las afueras.


Llegué 10 minutos tarde, raro en mi.

- Hey— me silbó christian— ¿Qué pasa reina?¿Qué tal?— me preguntó mientras estaba subiendo las escaleras.
- Buenas— dije— perdón por llegar tarde— me disculpé.

Detrás de Christian vi a un chico bastante guapo, tenía el pelo rizado, un lunar en la cara y bueno todo lo demás era perfecto, me quedé un poco empanada mirándole hasta que christian me sacó de mis pensamientos.

- Bueno os presento, señor x— dijo christian mientras señalaba al chico— y señorita camella, no puedo dar nombres lo siento.

El rizado mientras sacaba su cartera se le veía nervioso ya que seguramente era la primera vez que consumía, cuando yo le di la droga me sentí un poco observada por él pero me gustó esa sensación.

- Muchas gracias, muy amable— dijo el rizado.
- Has visto que educado, te traigo clientes de calidad para que luego digas— me dijo christian, estaba apunto de irme hasta que volvió ha hablar— ¿a qué esto no va a salir de aquí?— me preguntó.
- Claro que no— dije, le sonreí al rizado y me fui.


Cuando llegue a mi casa solo pude pensar en él, era realmente guapo, ojalá saber su nombre para así poder buscarle en Instagram o algo, e incluso una parte de mí deseaba que volviera a comprarme drogas para así poder volver a verlo aunque me daba pena ya que es algo que te destroza la vida.
Al pensar todo esto me puse un poco triste ya que odiaba tener que hacer esto pero necesitaba el dinero.
Seguí pensando en lo aburrida y triste que era mi vida hasta que mi padre me llamó, tenía que acompañar a Nadia porque quería ir a la fiesta de una de su clase.

¿Por qué tenía que acompañar yo a Nadia? Pues porque cuando mis padres se separaron mi padre se hizo muy amigo de sus padres, llegaron a tal punto de que muchas veces pienso de que le han lavado la cabeza a mi padre ya que hay muchas cosas de la religión de nadia que ahora tengo que cumplir yo, como ser virgen hasta el matrimonio, ser hetero... y encima después de lo que pasó en el colegio tenía prohibido hablar con algún rico. Para mi todo esto era horrible ya que no es solo eso, mi padre trabaja casi todo el día así que la mayoría del tiempo tengo que estar en la tienda de los padres de nadia trabajando y por eso mismo mis notas no es que sean las mejores pero bueno, nuestros padres nos tratan como si fuéramos así que siempre tiene que haber una tonta y otra lista y a mi me ha tocado el papel de la tonta. Y bueno también hay que hablar que para salir de fiesta tengo que pedir permiso como una semana antes y con mucha suerte me dejaban, realmente me sentía en una cárcel ya que desde mis padres se separaron en eso se había convertido.
Y bueno ahora si que si, lo peor de todo es que ni siquiera me llevo bien con Nadia.

𝐉𝐮𝐥𝐢𝐞𝐭𝐚 - élite Donde viven las historias. Descúbrelo ahora