Namjoon estaba preocupado. Muy preocupado.
JungKook era la persona más mimada que había conocido, sin exagerar. Lo contrató porque notó lo mucho que le había interesado el proyecto y pensó que sería uno de sus empleados más dedicados.
Pero no lo era.
Rechazaba a los clientes que quería y los botaba cuando quería. Él había sido el principal precursor del reglamento, escribiendo nuevas normas que restringían casi en su totalidad cualquier contacto con los clientes. Namjoon accedió a sus exigencias, entendiendo al niño, hasta alcanzar el punto en que se acostumbró a su comportamiento.
Cuando el castaño lo llamó quejándose de SeokJin no fue una sorpresa. Cuando le lloriqueó diciéndole que quería rechazarlo, Namjoon lo comprendió, y pese a que lo había obligado a aceptar al cliente, supuso que no tardaría en recibir otro llamado de JungKook pidiéndole abandonar. Era la costumbre.
Una semana después, no había noticias del castaño.
No tardará, pensó, llamará. Mas no lo hizo. Dos semanas pasaron desde el primer día y JungKook ni siquiera había mandado un mensaje. Monitoreó su actividad en la página oficial, revisó los pagos —estaban completos, y actualizados—, las reseñas —no habían comentarios por parte de SeokJin—. Estaba bajo control. Absolutamente todo bajo control.
Eso era bueno ¿verdad?
De eso trataba de convencerse, a la vez que marcaba el número de JungKook en su teléfono y esperaba que el castaño contestara antes de que su cabeza creara cientos de escenarios dignos de una película de terror.
Su respiración se halló atascada en la base de su garganta hasta que la voz de JungKook sonó desde el otro extremo de la línea. —¿Namjoon?
—Oh, por Dios, no te secuestraron.
La melodiosa risa atravesó sus oídos. —¿Deberían haberme secuestrado?— bromeó—. Creo que has visto Taken demasiadas veces.
Namjoon ignoró la burla, yendo directo al grano que había estado molestándolo durante los últimos días. —No me has llamado.
—¿Mmm? No, no he tenido razones para hacerlo. ¿Por qué?— Namjoon podía sentir la sonrisa juguetona de JungKook desde la distancia—. ¿Acaso me extrañas?
Tragó en seco, repentinamente el cuello de su camisa siendo demasiado apretado hasta el punto de sofocarlo. Claro que no lo extrañaba. No podía. Era completamente incorrecto y antiético.
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Rent a boyfriend [JinKook]
Humor" Oh, por Dios... Seré como tu prostituto ". " Jesucristo, Kook, ¡No lo digas así! " © myonlyway-