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Prólogo

°•♡•°

En alguna parte de Canadá.

"No llegará"

Una voz interna en su cabeza le dijo.

La chica miró una vez más el reloj y suspiró, ya eran más de las seis de la tarde y sin rastro del castaño.

Habían quedado en verse a las cuatro en punto para su cita. Y  llevaba más de dos horas de espera en aquel parque.

En el fondo de su ser ella sabía que no llegaría, sin embargo anhelaba que  él apareciera, pero  se le estaban yendo las esperanzas.

"No aparecerá"

Una vez más, la molesta voz dentro de su cabeza se lo volvía a repetir.

Pero ella, devuelta la ignoró.

Limpio sus manos con el molesto vestido que se había puesto para la ocasión.

Solo para él.

Sonrió, volvió a mirar por todo el lugar con la esperanza de encontrarse con aquellos ojos color miel que tanto le gustaban y la volvían loca.

Vistazo para allá y otro vistazo por acá. Nada.
No había señales del chico.

«Tal vez se le ha hecho un poco tarde»
Se convenció. La ingenuidad era el segundo nombre de la chica.

Así que, se tomó la libertad de esperarlo otra hora más.
Después de todo, el tiempo para ella no importaba.
Y si lo tuviera que esperar toda una eternidad, lo esperaría.

Su madre estaría muy decepcionada de ella, no hay que culparla; cualquiera en el lugar de la madre estaría furiosa por ver y permitir a su hija hacerse ilusiones con un idiota como Shawn.

Lo peor es que Andrea era tan terca y crédula que cualquiera podría jugar con ella.
Pero a ella no le importaría.

Ya eran varias las veces las que su madre le decía a Andrea que se olvidara de él, pero ella no lo entendía.
Y siempre contestaba:

—Olvidarlo me sería imposible mamá, yo lo amo y estoy segura que él me merece.

La seguridad en sus palabras era tanta que cualquiera podría ser convencido.
Lastima que se equivocaba.

Él no la amaba.
Sólo la quería, pero no como ella a él.

Cuando ella le expreso sus sentimientos aquella tarde en el porche de su casa él solo la miró con asombro.

—Me gustas Shawn...y no solo me gustas, te amo.

Andrea había sido muy atrevida al decirlo, ella jamás había expresado sus sentimientos tan abiertamente.
Ese día sus manos le temblaban y su corazón le latía más rápido de lo normal, casi podía sentirlo salir.

Por otro lado el chico estaba confundido.

Sabía que Andrea se precipitó en ser tan directa y debía de admitirlo, el hecho de que su mejor amiga se lo dijera, Le halagó.

Si el ego de el chico era alto; con ese "cumplido" lo había elevado más.

Pero sin embargo, para él ella seguía siendo importante en su vida. Y sabia que ella no lo merecía.

Shawn estaba consiente de que ella no merecía sufrir, era dulce, educada y tierna, todo lo contrario a él.
Él sabía lo idiota que podía a llegar a ser y estaba consiente de que él no era la mejor opción para Andrea.

No obstante el hecho de pensar en hacerle daño con su respuesta, el chico decidió corresponderle.
La idea de verla sufrir y alejarlo de él le aterraba.
No la quería perder.
Más nunca pensó que al corresponderle sin siquiera sentir algo por ella, le causaría mas daño.