[ único ]

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Hoseok había tenido la opción de huir en una pequeña barca junto a otro par de marineros cuando su barco fue asaltado en mitad de su travesía por el mar en busca de nuevas mercancías para llevar a casa.

Al ver su barco comenzar a arder, a los hombres bajó su comando ser secuestrados y algunos hasta asesinados por intentar defender las pertenencias de su Alteza, supo que no sería lo correcto.

Vió como con ojos suplicantes y llenos de desesperación los pocos hombres que habían logrado huir del ataque lo esperaban para llevarlo a salvo a tierra firme. Pero él no podía hacer eso, no creía que fuera justo hacerlo.

Tal vez su padre había tenido cierta razón en no permitirle viajar en barco antes, porque sabían que los territorios por los que se movían estaban repletos de piratas sanguinarios en busca de navíos perdidos.

Hoseok siempre había sido demasiado blando para permitirse dejar que hirieran a las personas bajo el mando directo de su padre si eso significaba salvar su vida, no era justo. Los marineros comenzaron a avanzar en la barca al notar que los piratas comenzaban a saltar del barco para perseguirlos, con la intención de no dejar ninguna persona libre, o viva, y Hoseok los vio alejarse con una mueca de resignación.

Tal vez ellos podrían llegar a salvo a casa y pedirle a su padre que lo rescatará, aunque al ser capturados por los piratas, era poco probable que volvieran a ser encontrados vivos, se corrían los rumores que cuando un navío era atacado, jamás se volvía a saber de él.

La esperanza de ser liberado pronto de su cautiverio se esfumó junto a las llamas de su navío y junto al último rayo de sol que fue capaz de observar antes de que lo encerrarán en las bodegas del barco pirata que lo había capturado.


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La angustia de Hoseok se convirtió en resignación en poco tiempo, había perdido la cuenta de los días, ya que al principio solo estuvo encerrado en la bodega junto al resto de los esclavos encargados de mantener en movimiento la embarcación.

Le resultaba imposible incluso reconocerse cuando miraba su ropaje, apenas había puesto un pie en la embarcación lo habían desnudado y entregado un par de trapos viejos, rotos y tan sucios que difícilmente podían ser llamados ropa.

A las personas a las que antes había llamado camaradas y amigos no le dirigían siquiera la mirada, más bien parecían repudiarlo porque era su culpa que todos estuvieran cautivos, y todos estaban demasiado asustados de decir una sola palabra no requerida en voz alta sin ser golpeados por los piratas.

Hoseok ya había sido golpeado y humillado un montón de veces, por culpa de esa absurda valentía que lo caracterizaba y que lo había llevado hasta el lugar en el que estaba en ese momento.

Incluso él a veces se sorprendía por no haber sido asesinado ya después de todas las veces en que había enfrentado a sus esclavizadores.

--Sabes el valor que tienes niño estúpido –dijo uno de ellos una vez, mientras refregaba los pisos de la borda junto al resto, era probablemente la primera vez que respiraba aire fresco –No podemos hacerte daño, pero eso no significa que no podamos darte un escarmiento.

Uno de ellos tiró de las pesadas cadenas en sus pies hasta que su rostro golpeó la madera húmeda, escuchó las risas grotescas de los repugnantes hombres en la borda antes de que una bota se estampará contra su estómago con fuerza.

--¿Ahora no ríes? –al castaño le costó trabajo volver a respirar, aún tendido en el piso, ni siquiera era capaz de mirar a los hombres que lo golpeaban sin sentir su estómago volcarse –eso es lo que creí.

treasure hunters ; #sopeweek20Donde viven las historias. Descúbrelo ahora