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──── siete días.

──── siete días

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-pero papá, lo que te pido no es de gran escala -sabía que le molestaba que me dirigiese a él con un apodo tan personal, pero sabía que con aquello le iba a hacer pensar en mi, en todo el cariño que me tiene pero que nunca confirma por aquella fac...

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-pero papá, lo que te pido no es de gran escala -sabía que le molestaba que me dirigiese a él con un apodo tan personal, pero sabía que con aquello le iba a hacer pensar en mi, en todo el cariño que me tiene pero que nunca confirma por aquella fachada de chico malo. -por favor, hazlo por mi.

Se levantó del asiento, no se le veía tan alegre como en otros días, supuse que todo este tema le estaba comiendo la cabeza a tal punto de que se estresaba con todo, incluso con lo que más amaba, que es su trabajo. Caminó hacia mi puesto en silencio y flexionó las piernas para así imitar mi estatura, agradecía en ese momento mi vista nublada, así no se me quebrantaba mas el corazón con su rostro desolado, melancólico.

La estaba pasando igual de mal que yo.

-horacio, no puedo bajarle el rango -su mirada sombría y sin ninguna expresión me hacía llorar, pero no podía, no quería cargar un nuevo peso de culpa en la espalda de la única persona que realmente demostró que le interesaba. -si él no me lo pide, me es imposible hacerlo.

Su mueca mostraba arrepentimiento, cada cosa que pensó que había hecho bien era erróneo y lo único que lo indicaba a seguir con ello era su egocentrismo. La entrada de volkov al cuerpo nacional de inteligencia fue una de ellas, sabiendo que él era mi único pilar en el que me podía apoyar luego de la expulsión de gustabo por síntomas de psicopatía.

Me levanté de mi asiento y le tendí la mano, él la aceptó murmurando algo inaudible y se levantó del suelo, para luego alzar sus brazos y envolverme en un calor familiar, acariciando levemente mi espalda para que la tristeza que se almacenaba en esta pudiera minimizar. Sonreí de forma vaga, sin ganas, intentando que las comisuras se quedasen en ese lugar y mi cuerpo al fin estuviese en paz, siempre hacia bien un cariño de la única persona a la que le podía llamar papá, pero hubiese preferido que fuese en otro momento, pues todo empeoró cuando el chico quien rompía de forma lenta mi corazón abrió la puerta del despacho, sentí como todo el mundo se me vino abajo.

Nos escuchó.

-super intendente, déjeme hablar a solas con horacio.

Rostro frío, sin expresión alguna, mantenía sus labios en una fina línea recta mientras que sus ojos penetraban el alma de su superior, quien sólo asintió un poco molesto por la altanería de su voz y abandonó el lugar, no sin antes darme una rápida mirada para ver si todo estaba en orden. Yo le indiqué con un movimiento de mis labios que todo estaría bien, y realmente esperaba eso.

Su alta figura y sus brazos cruzados me hicieron sentirme pequeño, retrocedí un poco y choqué mi espalda baja con el escritorio de conway, suspiré en silencio para que los nervios abandonasen mi cuerpo, cosa que no resultó al ver como se aclaraba la voz para comenzar a hablar.

-me vas a escuchar, porque por lo que veo, sólo prestas atención cuando las palabras son de mi parte -su mano viajó hacia sus finos cabellos que molestaban su frente, los peinó hacia atrás para que le diese un aspecto más serio, le gustaba cuidar su imagen, era una de las tantas cosas que me gustaba de él. -por ningún motivo descenderé de mi rango, me gusta estar en el cni, ¿vale?, tendrás que respetar mi decisión.

Tragué saliva ante el golpe frío sentí en mi pecho, palabras escupidas con rabia y molestia, sin empatía por lo que estaba viviendo en ese momento, sin darse cuenta de lo apuñalados que se sentían mis sentimientos. Se dió media vuelta tras terminar su corto discurso, él era así, de pocas palabras, introvertido, yo era el sol en las nubes negras que envolvían sus pensamientos, permitía que coloreara su actitud como a mi me gustara, pero dejó de hacerlo hace un tiempo, por lo que ahora tenía a un volkov gris y vacío frente a mis ojos.

Azotó la puerta en un inmaduro ataque de rabia, haciendo quebrantar un poco el marco de vidrio que había en esta y de paso herir más mi corazón, como si en realidad el golpe me hubiese llegado a mi, por mis arrebatos, por mi manera de hacerle entender las cosas, por el amor que le tenía, por como le protegía.

Volkov quería ver la realidad de su vida, haciendo romper la mía.

Volkov quería ver la realidad de su vida, haciendo romper la mía

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tight rope ; volkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora