Angelus Natus Est - Parte II

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- Ya viene, dijo el Doctor Ramírez alentando a Marita para que hiciese su último esfuerzo.

Estaba pálido, sentía como mis músculos se petrificaban, estaba por suceder y la curiosidad me consumía estrepitosamente.

- En que habitación se encuentra Marita Donati?, pregunté en recepción con gesto nervioso, Dios, estoy muy nervioso, lo único que podría calmarme ahora son las gomitas de frutas o una taza de café.

- Usted es familiar? Me pregunta con cara de pocos amigos.

- Soy... un amigo, solo quiero saber si ya nació el bebé.

- No puedo darle esa información señor... ¿Cuál es su nombre?

- Emm...

Justo en ese momento algo pasó, las luces del edificio comenzaron a titilar, y el viento empezó a soplar, se oía como... ¿Aleteos? Podría ser pero si fuera así se trataba de un ave bastante grande. A quien engaño, era él y está cerca.

Un llanto se escucho en ese cuarto blanco, - Es un hermoso varón, dijo el Dr. mientras se lo entregaba a Marita en sus brazos.

- Hola pequeño, mi pequeño Ignacio, pronunció Marita entre suspiros y lágrimas mientras lo abrazaba, fue amor a primera vista.

Un silencio penetrante pero a su vez cálido y pacifico inundo ese cuarto blanco, pareciera que por un momento todos los problemas se solucionaron y no existían nadie más que ellos dos.

Pude sentirlo, eran las 00:00 am de aquel 29 de mayo de 1985, había ocurrido, casi olvido el motivo por el cual vine a este momento, bebía entregarle algo a Héctor, algo importante.

Lo vi, era el paseando por el pasillo con cara de preocupación y alegría como si le quisiese contar al mundo lo feliz que estaba.

- Sr. Héctor Scocco? pregunté con tono amigable.

- Si soy yo, lo conozco? Respondió confundido.

Algo tenía que inventarme.

- No creo, pero soy hijo de un amigo de la familia, me enteré que su esposa estaba en trabajo de parto.

Me miró y levanto una ceja, - Como se entero? Si no le avisé a nadie aún.

- Es que vivo acá cerca y los vi llegar apurados y decidí venir a ver, no importa, solo quería entregarle algo.

Saqué de mi bolsillo una pequeña caja con una nota. – Es para su hijo, désela cuando sea mayor de edad, por favor. Se lo dí y me alejé sin decir nada, el me miró y miró el regalo con gesto de desconcierto, cuando alzo la vista yo ya me había ido.

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Relato de Héctor Scocco

Aquella noche al ver a ese hombre desconocido y tan conocido a la vez se me puso la piel de gallina, pero lo que más me llamo la atención además del curioso regalo que me entregó fue que aquella prenda que llevaba puesta, era de... River Plate? No podría afirmarlo pues el escudo tenía algo distinto. ¿Cómo podría eso ser posible?, fue algo muy raro que hasta el día de hoy no he podido olvidar.

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Mi trabajo está hecho, por el momento, pero esto es solo el comienzo de algo grande. – Nos volveremos a ver, Nacho, dije mientras la luz plateada me consumía. Es hora de que el destino actúe. 

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⏰ Última actualización: Jun 15, 2020 ⏰

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El Ángel y el Tiempo - Nacho ScoccoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora