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El café estaba demasiado cargado para su gusto, Yifan no entendía a veces que ocurría con los pasantes y se preguntaba si no lo escuchaban. Decidido a volver a preparar un poco de café, se levanta de su oficina y camina unos pasillos por la empresa, las paredes blancas le causaban tranquilidad y el mínimo ruido le causaban ansiedad.
Al llegar a la puerta de la pequeña sala de descanso, escucho algunos murmuros:

"Pobre, once meses,casi doce y sigue de la misma manera"
"Deberíamos invitarlo a salir con nosotros, necesita distracción"
"¿Crees que acepte? Recuerden lo que el jefe dijo: No lo presionen, no es tan sencillo superar esa experiencia"
"Me siento culpable, si yo no hubiera insistido...."
"No es culpa de nadie, no sabíamos que eso ocurriría"

Yifan entró sin tocar, vio a sus compañeros de oficina reunidos, mirándolo sorprendidos, él no entendía nada, así que decidió "salvar" el café que tenía su taza.

-Buenos días Yifan- JongDae sonreía, pero aquel gesto se veía titubeante, su rostro transmitía nerviosismo.

Decidió pasar por alto aquella acción, solo respondió y se dispuso a salir rápidamente del lugar al probar su café preparado a su gusto.

"Yifan no quería escuchar, no quería seguir ahí, algo en su mente le decía que debía escapar...."
"Escapar, siempre lo a hecho"
"Siempre a escapado de todo"

"Yifan, despierta"

La voz de Tao lo hizo sonreír esa misma mañana, moviéndose, pudo atrapar el cuerpo a su lado, repartiendo algunos besos en sus mejillas, sintió la leve caricia en su espalda; provocando que su corazón latiera rápidamente.

-Te amo- Susurro antes de poder besar los labios de Tao con tanta ternura.
Yifan era feliz en esos momentos, sintiendo a su amado tan cerca de él.
Pero la frialdad que emanaba Tao le preocupaba.

"Yifan, ya no está"

Esa pequeña voz le repetía lo mismo, cada día, cada noche, cada hora y cada minuto.

Su alarma sonó fuertemente, como si estuviera en su oído, estira la mano, tomando su teléfono celular y decide deslizar su dedo, quitándola.
Tao no estaba ya con él, tanteando con su mano aquel lugar vacío, toma la almohada de Tao y la abraza, haciéndose ovillo, entierra su rostro en ella.
El olor de Tao estaba impregnado, sus ojos sé comenzaron a llenar de lágrimas, deslizándose por sus mejillas hasta acabar en la seda blanca.
La presión de su pecho se intensificó, los sollozos se volvieron más audibles.

Yifan sintió dos pequeñas manos, suaves, delicadas, acariciando su rostro.

"No llores más, por favor"

El esperaba que Tao le dijera eso, con tanta delicadeza, queriendo dar esa tranquilidad que Yifan necesitaba.

Tao ya no diría más eso.
Tao no lo tranquilizaría.

"El está en el trabajo, no puede tranquilizarme"

Yifan susurro aquello, su voz se escuchaba desgarrada por el llanto.

Esa misma tarde, su jefe había llamado, adelantándole sus vacaciones.

"Las necesitas más que nunca"

Yifan no era alguien de quedarse en casa y no hacer nada, pero sabía que esperar a Tao, era hacer "algo". Su mente daba tantas vueltas, tantas preguntas y sin ninguna respuesta.

"Tao llegará pronto de trabajar"

Se aseguró de que sea cierto, miró el reloj que había en la cocina.

06:14 pm.

Mira hacia abajo, gracias por el gran ventanal, las personas que transitaban y los autos parecían tan pequeños. Coloca una mano en el cristal y se inclina un poco más, diez pisos, esos diez pisos que pronto Tao tenía que recorrer para llegar a su hogar, esos mismos diez pisos que....

Las mismas manos de aquella mañana lo tomaban con fuerza del pecho.

-Vamos Yifan, mamá nos espera.

Yifan negó, no quería irse, sabía que su madre comprendería el querer recuperar su matrimonio- No, Tao llegará dentro de poco, y va a estacionar el auto ahí- Golpeteo repetidas veces el cristal con su dedo, señalando el lugar donde ZiTao estaría.

Él el pelinegro no entendía nada.
No entendía porque su hermana lo abrazaba con fuerza
No entendía los sollozos.
No entendía porque su espalda se sentía mojada o el porque su playera se pegaba a ella por la humedad.

-Tao le dijo a mamá que estaría bien, vamos .

La mano de su hermana tomo con fuerza la suya, alejándolo lentamente del ventanal, Yifan volvió su mirada hacia el cristal para después dirigirla al reloj.

-Tao llegará tarde.

Su hermana no respondió en absoluto, ayudándola a bajar las maletas y subirlas a su auto, Yifan subió en la parte trasera, el auto se encendió y él miro sobre su hombro.

-Tao ya llegó, Jessica, déjame con él, quiero recuperarlo, a estado distante- Al no recibir respuesta, Tao mira hacia enfrente.

El esposo de Jessica le tomaba con fuerza la mano, ella solamente lloraba, cubriendo su nariz con un pañuelo.

A su familia le encantaba Tao, ellos decían que el era el indicado para poder estar juntos, entonces....

¿Por qué no lo dejaban recuperarlo?

Cold Caresses.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora