Una suave música suena cuando vuelvo a la conciencia... Es agradable, y me recuerda a Mamá. Mamá...
- ¡El anillo!. -Grito. Y me levanto de golpe.
- Liz, cálmate. Ya has despertado. -Dice gentilmente Luke, me toma de los hombros.
- Es... Yo sé que... Tiene... Recuerdos. -Tartamudeo.
- Lo sé, y por eso debemos encontrarlo... Pero cálmate, ¿Si?. -Me besa la frente.
- Oh, perdí años de mi vida. Años importantes... ¡Te perdí a Ti!, A mi madre... Mi padre... -Digo desesperada.
Luke me mira con ternura, y me da un casto beso en los labios. Yo sonrío.
- Creo que te conozco de toda la vida. -Digo.
-Puede ser. ¿Me concede esta pieza?. -Dice sonriendo. De fondo suena un hermoso vals... Con armonías muy suaves. Que nunca antes había escuchado.
- ¿De dónde proviene?. -Inquiero.- Es de mi... De mi...
- Si. Es de tu familia. La creó tu madre... Espero puedas recordar esto. Cuando bailábamos, te veías tan feliz...
- Bueno, intentémoslo.
Luke se acerca a mi, y toma mi cintura mientras con su otra mano acaricia mi rostro... Es dulce... Es tortuosamente dulce. Me tienta a besar sus labios, rojos, brillantes. Tal como una reluciente y apetitosa manzana. La quiero.
Con cuidado, su mano se desliza en la mía, y comenzamos a bailar. Me mira como si quisiera devorarme, es extrañamente envolvente. Quizá porque la conexión entre almas gemelas en mi especie, es mucho más fuerte. Y explosiva, ya que apenas terminó la canción (No me pregunten cuanto tiempo pasó), me llevó de espalda a su cama. Sus ojos quemaban intensamente en mi, y me pierden en esa tormenta, captando pequeños momentos de lucidez. Es una locura, me siento apenas conciente... Es un impulso del alma... Lo veo externamente, pero lo siento, Ohhh... Como lo siento. Acaricia mi piel desnuda, besa mi cuerpo, y me ama hasta enloquecer. Se entrega, nos entregamos al otro. Nuestras almas se funden y forman una... Lo siento en mi interior. Gimo. Sin cesar, no sé desde cuando lo hago. Sólo lo hago... Demostrando mi amor en su mayor expresión. Mientras me voy más y más lejos. Me pierdo. Sus gemidos, sus jadeos, y los míos... Es lo mismo.
Exactamente lo mismo.