CAPÍTULO I EL REDUCTO

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        A pesar del fresco de la noche  el sargento Jesús y su pelotón de soldados de la milicia estaban sudando por el trabajo de construir un parapeto . Una claridad anunciaba la llegada de otro día más , salvo que este día era diferente a otros .
        Este día iba a suponer que algunos de sus hombres , incluso el mismo podrían resultar muertos o gravemente heridos con amputaciones .
        La perspectiva no era alentadora y Jesús tuvo miedo .
No por él , pues como militar de un batallón de la milicia provincial sabía que la muerte o ser herido eran los gajes del oficio , sino por su mujer y sus dos hijos pequeños . < Quién los va a cuidar si yo les faltó > De forma instintiva toca el escapulario del Santo que lleva colgando en el pecho dentro del chaleco y lanza una silenciosa plegaria .
         El sargento Jesús junto  con su pelotón , pertenece al Batallón Ligero de Campo Mayor .
         Este sigue trabajando , a la vez que el amanecer le hace mirar el campo de batalla , que el Coronel Echavarri ha elegido para dirigir la defensa . Detrás de ellos el puente romano que cruza el río Guadalquivir  y que llega al pequeño pueblo de Alcolea . En una loma , están situados los cañones españoles  de doce libras . Y a los lados ,  y en la otra orilla , entre las casas y los muros bajos , los dos  batallones de un regimiento de línea del ejército español de Andalucía , parapetados  , junto con vecinos armados .
          En total la fuerza española del Coronel Echavarri cuenta con 3000 hombres y doce cañones  frente al ejército francés del general Dupont .
         A su lado , el pelotón bajó su mando formado por hombres que oscilan entre los cincuenta y los dieciséis , se afanan por terminar el parapeto . Cada uno de ellos , pensando o rezando en silencio .
        El sargento les mira , ahora distinguibles sin necesidad de hogueras y se siente orgulloso de ellos , a la vez que niega con la cabeza con pesar .
         < Necesitaba más tiempo . Tiempo para instruirles con las armas . Lo único positivo de este asunto es , que nos toca defender .
No están preparados para lanzar un ataque con las balas de cañón y la metralla haciendo estragos >
        El lejano retumbar de los tambores hace que todo el mundo pare de trabajar y mire en aquella dirección . El ruido provoca que las golondrinas salgan volando espantadas . El ruido que se amplía con el eco es hipnótico y tiene el efecto de provocar temor en los presentes .
        El sargento Jesús ve el miedo en los rostros de sus soldados .  Mira hacia los soldados del resto de la compañía y ve el mismo miedo amenazando sus corazones < Solo nos faltaría que echasen a correr . Como se nota el efecto , como es la palabra sico no se que ... vamos  que nos deja la moral por los suelos >
        Así que delante de sus hombres  , con toda naturalidad , saca su pipa de fumar , echa tabaco en ella y con una cerilla prende el tabaco . Le da unas chupadas a la boquilla , la separa de su boca y suelta por ella aros de humo .

         - Jacinto ¿ Como era esa canción que cantabas el otro día ? - dice en voz alta , para que tanto sus hombres como el resto les oigan .

         El aludido , uno de sus soldados de unos treinta años de edad se le queda mirando sin comprender .

         - He oído que el trabajo se lleva mejor cantando . Además los gabachos han sido muy considerados por su parte al ponernos música para animarnos.

         Todos los soldados comienzan a reír . Jacinto por su parte comienza a cantar .

         - ¿ A qué esperáis ? ¡ Cantad ! - ordena Jesús y  de inmediato se suma a la canción .

         Pronto todo el pelotón comienza a cantar y la canción se extiende por la compañía que protege el reducto que cierra el paso al Puente de Alcolea .
         El capitán de la reducida  compañía de cincuenta soldados , un joven de alta cuna , noble , con ese aire de superioridad y orgullo de clase que caracteriza a la nobleza española , se vuelve para mirarle sorprendido . Luego mira hacia la lejana columna enemiga que poco a poco se va haciendo visible , y vuelve a mirar al sargento y asiente con la cabeza . Un leve gesto de aprobación de un noble a un subordinado nacido del pueblo llano .
         Uno de los  jóvenes oficiales de un regimiento  de linea , se acerca a caballo y al principio les mira perplejo , luego mira a la columna francesa que se acerca . Poco a poco , comienza a  comprender y sonríe . Se vuelve para informar al coronel Echavarri .

        - ¡ Aquí vienen !¡  Prepárense ! - ordena a voz en grito el capitán Lasala .

          Al oír la orden , todos los soldados del reducto se colocan y abrochan  las casacas azules con el pecho abotonado , el cuello y las mangas de color carmesí , encima de los chalecos . De inmediato se colocan las bandoleras para llevar la bayoneta y la cartuchera cargada de la munición de mosquete . Por último se ponen en las cabezas el sombrero bicornio , decorado con la escarapela de los colores de la bandera nacional y decorado con  un plumero de color verde que los identifica como un batallón ligero , a diferencia de los batallones de línea que llevan plumeros  rojos .
        Echan mano a los mosquetes apiñados  y miran con aprensión ,  odio y miedo a las filas ordenadas de  batallones de infantería y escuadrones  de caballería ,  formados por soldados franceses que se van desplegando . Mientras miran , echan para atrás las llaves de chispa ,  rompen el papel del cartucho con los dientes , ceban con su pólvora las cazoletas , bajan el mosquete con la culata tocando el suelo e introducen la bala junto con el resto del cartucho en la boca del cañón del mosquete . Sacan la baqueta del mosquete y la introducen en la boca y la mueven dentro varias  veces con la mano , haciendo fuerza , para empujar hasta el fondo  , en el interior del ánima lisa , tanto la bala como el cartucho . Una vez lo han hecho , sacan la baqueta del cañón y la vuelven a introducir debajo del mosquete .
          Jesús que ha visto a sus hombres realizar los movimientos ve con pesar que los más novatos han tardado bastante  encargar sus mosquetes . < Están nerviosos y asustados . Un buen tirador es capaz de cargar el mosquete con las veinte acciones que se necesitan para ello y realizar tres disparos en un minuto . Los ingleses son famosos por ello . >
< Pero ahora nos enfrentamos a los soldados franceses , muchos de ellos veteranos de guerras en Europa . Han luchado contra austriacos , prusianos y rusos . Por tanto saben moverse en una batalla y luchar . Esto va a ser duro . ¡ Qué Dios nos asista ! >
        Consciente de que no es el único que tiene temor se dirige hacia los hombres bajo su mando .
 
          - ¡ Aunque sean muchos ,  vamos a darles una paliza , hijos míos ! Solo recordar vuestro entrenamiento - les dice a viva voz Jesús , como su sargento .

         - ¡ Eh Martín , Luis , Carlos , apuntar con cuidado . Ya sabéis todos , blanco pequeño , error pequeño . Haced que yo y nuestro Rey Fernando VII se  sienta orgulloso de vosotros - anima a los soldados más bisoños .

         Mientras esto dice para animar a su pelotón , el primer regimiento francés se acerca  en columna al río Guadalquivir , para asaltar el reducto  que  protege el puente y es recibido por el fuego de artillería española . Una bola de cañón cae cerca , rebota y decapita a un soldado francés que está en primera línea para matar al de la segunda línea , destrozando su cuerpo .
        En la distancia , a salvo del alcance de la artillería , se distingue por sus coloridos y elegantes uniformes ,  a un grupo de oficiales  del alto mando francés a caballo , observando el avance , mientras húsares a caballo , espolear a sus monturas para llevar sus mensajes escritos a los coroneles de sus regimientos de línea y caballería .
       
        El apocalipsis en la pequeña localidad de Alcolea acaba de comenzar .

     LA BATALLA -  escrito por Jesús Quintela .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora