ᴄᴏᴍᴘʟᴇᴊᴏs ☾︎ᵏᵉⁿᵍᵃⁿ ᵒᵐᵉᵍᵃ☽︎

🌹ℂ𝕠𝕞𝕡𝕝𝕖𝕛𝕠𝕤🥀

A cada paso su actual hogar era más cercano, las achocolatadas orbes de Ryuki brillaron cual cachorro a escasos pasos de la residencia Yamashita donde seguramente habría café caliente y unas galletas que aquel señor con complejo de padre protector le habría dejado como usualmente hacía.

Kazuo los consentía a tal nivel que ninguno de sus cuatro muchachos querían salirse de ese cálido hogar. Claro, ellos jamás lo dirían en voz alta pero era demasiado obvio.

Con una pequeña sonrisa en sus labios el usuario del Gaoh Style abrió la puerta encontrándose con una sala en total oscuridad, aquello le extrañó de sobremanera, estaba acostumbrado a ser recibido por Yasuo y el aroma de su deliciosa cena; en cambio el interior de la casa era similar al ambiente de la calle, frío, lúgubre y solitario.

— ¿Hola? — llamó luego de cerciorarse de que no había alguien peligroso.

Más a su saludo no hubo contestación; dió unos pasos dentro de la residencia a la misma vez que agudizada su visión para distinguir una extraña silueta en la oscuridad.

Era Koga quien se encontraba en total silencio y ni siquiera se había percatado de la presencia de Ryuki en la casa, no hasta que sus verdes esmeraldas se apartaron de las fotos familiares de Yamashita para mirar a otro punto dando con Gaoh justo bajo el umbral de la puerta.

— Hola — volvió a hablar el joven de cobriza mirada — ¿Dónde están todos?

— El jefe debe estar con Kaede, Yasuo salió. No he visto a Ohma.

No había sido mucho pero era preocupante lo poco que había hablado, al menos lo era para Ryuki que estaba acostumbrado a escucharlo parlotear de todo y de nada.

— Esta vez yo cocino.

Informó con una sonrisa, sabía que Koga se negaría debido a la manía que se le pegó viendo la televisión de arrojar los panqueques al aire, sin embargo Narushima ni siquiera se movió.

— ¿Qué...? ¿Qué te pasa? — indagó ladeando a un lado su cabeza a la vez que se acercaba al contrario.

— Ryuki ¿qué piensas de mí?

— ¿Qué pienso?

— Si, cuando me ves ¿qué ves?

— A ti... — aquella respuesta hizo que Narushima le dedicara una mirada malhumorada — no sé que quieres que te diga.

— Ryuki, eres ágil, veloz y un buen peleador, también eres agradable a pesar de que haces cosas raras — ejemplificó antes de tomarle de los hombros y mirarle a los ojos — ¿qué piensas de mí?

El pelinegro por primera vez se sintió inseguro de sus propias palabras, nunca antes tuvo problemas para ser muy honesto a la hora de hablar pero algo le decía que no debía responder aquello.

— Yo creo-

— No lo que crees, lo que es, ¿qué soy?

— Yo uh... No lo sé, no estoy seguro — respondió divagando su vista alrededor en la oscuridad pero casi al instante su contrario le tomó de la camisa tirando de esta.

— No, si lo estás y conoces bien las palabras correctas — soltó sosteniéndole la mirada, lejos de sonar enfadado más bien parecía entre herido y resentido.

— Tengo hambre, deberíamos comer algo — propuso en un intento de salir de aquella conversación más solo provocó que Narushima estallara en reproches.