Capítulo 1

77 0 0
                                    

Siento como los ojos me pesan, pero el burbujeo que emite el equipo de nebulización cerca de mí me obliga a mantenerlos abiertos no quiero que la personita que esta dormida sobre mi regazo con su mascarilla se resbale hasta poder desprenderse de su tratamiento o peor aún caerse y golpearse alguna parte de su pequeño cuerpecito, así que decido distraerme sacando el celular de mi bolsillo con cuidado de no despertarlo.

La pantalla cobra vida mostrando el reloj digital y me sorprende saber que es pasada la media noche, llevamos cerca de una hora en el hospital, debido a que nos tuvieron que subir al área de pediatría por la alta demanda de la sala de emergencias.

Miro el envase donde la enfermera colocó el medicamento para la nebulización que el médico recetó y noto que se está terminando, eso quiere decir que pronto regresaremos a casa y esta noche quedará en el olvido. Reviso brevemente mis redes sociales en busca de algún mensaje, pero no encuentro nada nuevo así que lo guardo nuevamente en mi bolsillo.

Contemplo al pequeño entre mis brazos. Es bueno saber que respira con menos dificultad ahora, no puedo creer que dentro de un mes cumpla cinco años. sonrió y paso una de mis manos sobre su corto cabello castaño, dejándome llevar por la paz que me da tenerlo entre mis brazos y en mi vida.

Pasan varios segundos o minutos, no puedo recordarlo, hasta que siento la presencia de alguien más en la habitación.

Mamá se sienta a mi lado y me sonríe pero en sus ojos puedo ver que está triste, no hay que ser un genio para saber que la conversación que ha tenido con papá la puso de esta manera.

– Puedo ver que mi hombrecito se quedó dormido– coge su pequeña mano para acariciarla.

– Siempre que expectora queda exhausto, pero ¿Qué pasó con papá?

– Es solo que desde su partida siempre se ha mostrado tan calmado, que escucharlo tan afectado, ha roto una parte de mi corazón– puedo sentir la tristeza en sus palabras. – Pero tenía que decirle, sino este pequeñin iba a contarle con lujo de detalles y eso hubiera terminado muy mal– sonríe adorándolo solo como una madre puede hacerlo.

– En eso tienes toda la razón– compartimos una pequeña risa pero de inmediato guardamos silencio por miedo a despertar al mencionado.– ¿Mamá?

– ¿En qué estás pensando mi niña?– pregunta, poniendo su atención en mí.

– Sé, que no es el momento, pero ¿Papá mencionó algo sobre regresar? – mi voz haciéndose cada vez más pequeña.

– Jenna, sabes porque papá tuvo que aceptar el trabajo en el extranjero– asiento a lo que me dice, desde que nació Sam fue una decisión tomada por el futuro de nuestra familia, pero el tiempo nos está pasando factura– Dios, sabe cuánto nos costó tomar la decisión, pero no me gusta nada lo que se está perdiendo junto a ti, a tu hermano que está creciendo tan rápido.– comparto su angustia pero no lo digo– No voy a mentirte, y aunque me duele decirlo, tu padre no toca ese tema desde hace un tiempo.

Su respuesta me sorprende, lastima y entristece todo al mismo tiempo– No entiendo ¿Porqué no lo haría?– unos suaves toques en la puerta nos interrumpen.

– Disculpen, vengo a retirar el equipo de nebulización del pequeño para que puedan ir a casa- solo así noto que el sonido del burbujeo ya no está en la habitación.

– Claro, adelante– digo amablemente mientras la enfermera hace su trabajo, un somnoliento Sam pide ir a los brazos de su madre impidiendo seguir con la conversación.

Una vez bien abrigados recorremos los pasillos del tercer piso donde está el área de pediatría en busca del ascensor, para suerte nuestra el brillante número en rojo dice que solo está a un par de pisos por encima del nuestro por lo que tarda poco en llegar a nosotros.

Déjame conocerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora