Gotas de sangre brotan de mi mejilla y chocan contra el rostro pálido de mi madre. Las lágrimas se posan sobre mis pestañas, e intento frenar un grito ahogado. Agarro con fuerza parte del kimono floreado de Rin y alzo la mirada hacia el frente, donde yace alguien que también me importa, inerte y sin movimiento.
Miro a mi alrededor, el blanco manto de nieve se ve turbiado por las manchas rojas, y algo en la cima de la montaña comienza a desplegar sus alas. Oigo un sonido gutural expandirse por los páramos, entonces todo se me olvida cuando alguien aparece tras de mi y posa su mano en mi hombro.
- Padre... -murmuro muy bajo, casi no siento mi voz- ¿Qué está... Pasando?
Me muerdo el labio de rabia y apreto a mi madre contra mi pecho sintiendo que se me pierde el alma. Entonces él la separa de mi, la coge en brazos y es cuando yo arrastro mis pisadas hasta caer rendida, de rodillas, ante el segundo abatido.
Aparto un mechón negro azabache de sus ojos y lo miro esperando algún signo de vida, o respuesta.
Me tiembla el cuerpo. Me tiembla absolutamente todo. No puedo dejar de llorar, y con el labio inferior tembloroso vuelto la vista una vez más hacia Sesshomaru.
- ¿Queda esperanza?
Creo haber olvidado ya cuando tuve esperanza por última vez. Creo que si la sentí, se ha desvanecido en el mismo instante en el que las dos personas más importantes se desplomaron ante mi.
¿Es el fin?
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La Orquídea y el Príncipe del mal
FanfictionSecuela de "El asesinato del pequeño conejo" (Fanfic de Sessrin) Akiko ha cumplido 18 años, y se siente la bella durmiente. Todos estos años ha sido testigo de lo que le esperaba, una maldición la recorre, y al igual que antaño fue de Irasue, ella...