12 - ʜᴏɴᴇsᴛʏ

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Narra Jack Conway

Después de asegurarme de que ________ se encontrará mejor me separé de ella y nos dirigimos a la casa que compartía con su hermano para que pasase la noche. Me arrepentía del acercamiento que habíamos tenido, no me gustaba mostrar afecto, pero por algún motivo que desconocía me preocupaba por ella. Pensé en el amor, algo que no quería recordar después de lo de Julia, la estaría fallando si volviese a enamorarme, pero, está chica necesitaba ayuda, urgente.

A la mañana siguiente hablé con Segismundo con teléfono, decidimos que lo mejor era que de momento me quedara con _________ en mi casa, por seguridad. Con Segismundo estaría en peligro constante, no solo por su padre, si no porque la vida que llevaba Segismundo era muy peligrosa, puede que cuando la eché de casa no pensase en esa opción, sabía que hacía tratos de armas y de droga, en cualquier momento podían aparecer en su casa y coger a _________ como rehén por alguna deuda que tuviese. En mi casa tampoco estaba completamente segura, pero más que con Segismundo si.

Arranque el coche y me dirigí a la casa de los García.

Déjame hacer la maleta y nos vamos – hablo la chica cuando me vio esperado en el salón – de paso me pondré el uniforme de trabajo e iré directa a trabajar después de dejar la maleta – explicó, yo simplemente asentí en respuesta.

Tras un par de minutos, mientras esperaba, apareció Segismundo, también con su maleta. Por lo que tenía entendido el se quedaría en la casa de unas amigas mientras esperaba otra solución.

Hola saludó algo seco este, yo le devolví el saludo en el mismo tono, no dejaba de ser un criminal que aún tenía deudas con el CNP – por mucho que nuestro odio sea mutuo – habló después de un incomodo silencio – y por mucho que odie pedir favores... – siguió diciendo – te tengo que pedir que tú mala relación junto a mí no afecte en la protección de _______ pidió, mirando al suelo, yo enarqué una ceja – sé que le he causado muchos problemas a la policía, pero me gustaría que a ella no le pasará nada termino de decir, con un tono disimuladamente quebrado.

No te preocupes por eso – musité – soy policía, pero también soy humano aunque no lo parezca – me sincere haciéndole un movimiento de cabeza, el asintió en respuesta, satisfecho con mi decisión.

No mucho tiempo después entraron por la puerta las que Segismundo presentó como Anastasia y Sofía, ambas amigas de los hermanos.

Al final Segismundo se quedará en mi piso habló Anastasia, la médica que atendió a _______ la primera vez que la vi – soy nueva y al no conocer mucha gente, mi casa es igual de desconocida explicó, con una media sonrisa.

Se nos hace tarde – advirtió la otra chica, Sofía – saluda a ______ de nuestra parte, iremos yendonosse despidió y los tres salieron.

No sabía de donde había sacado tanta solidaridad para acoger a una simple alumna en mi casa, a parte de que estaba amenazada de muerte. Supongo que de cierta manera, por alguna razón, verla me causaba un leve sentimiento de satisfacción. Sacudí levemente la cabeza, quitándome esa idea de la mente. Después de unos cuantos minutos salió García, saliendo por la puerta para bajar las escaleras del edificio junto a mí e ir a subirnos a mi coche personal, con el que había venido para no levantar sospechas.

Nos dirigimos a mi casa para que _________ dejara sus cosas, aunque no estuvimos mucho allí __________ tuvo la oportunidad de conocer a Ivadog, el cual mientras ella estaba en mi apartamento por primera vez el estaba en el veterinario. Tras un par de lametones por parte de mi peludo acompañante dejamos el apartamento solo caminando al coche para dirigirnos a comisaría.

Al llegar nos bajamos de mi coche, aparcandolo en el parking. Luego pasamos por recepción y García saludo a un par de policías. Mi paso se frenó al notar como García no me seguía, manteníamos una distancia de un metro más o menos, por lo que no me di cuenta. Me di la vuelta y camine de nuevo a recepción encontrándome con la imagen de Brown intimidando a García.

Ya te he dicho que lo que pasó el otro día fue un error, me equivoqué de camino – explicó, por segunda vez, retrocediendo un paso al ver como el castaño, al no fiarse de ella se acercaba de nuevo.

No te creo, y como no me digas la verdad... dejo la amenaza a medias al recibir un empujón por parte de la chica, incómoda de no poder tener su espacio personal.

¿Amenazas a mi? – preguntó con sarcasmo, ahora el que estaba siendo intimidado era Brown, quién retrocedió un paso.

Ambos tenían varias miradas curiosas sobre ellos, entre ellas estaba la mía, observando el espectáculo, enfadandome por el vergonzoso comportamiento de Brown.

Deja de acosarme – sentenció – y como vuelvas a tocarme un pelo, el que va a acabar mal vas a ser tu le devolvió la amenaza, hostil. Frunció el ceño y se sacudió el uniforme, para seguir su camino. Se encontró conmigo inmóvil mirándola, suspiro imaginándose se volvería a echarle la bronca – perdón, me estaba poniendo de los nervios se disculpó, yo me giré y seguí mi camino hacia mi despacho, siendo seguida por ella.

Al llegar se aclaró la garganta y se cruzó de brazos. Tuve que reprimir una sonrisa al notar lo nerviosa que estaba.

La próxima vez intenta que esa conversación se haga en privado – hablé, viendo cómo desviaba su mirada – o llámame a mí y lo meteremos en los calabozos por un par de horitas – terminé de decir sentándome en mi silla personal.

Ambos nos quedamos en silencio, sin hacer contacto visual.

Escuche... divago ________ – yo lo que menos busca es ser una molestia – explicó, agachando la cabeza – y cada vez siento que molesto más aquí, a usted personalmente – jugó con sus manos, apuntando ligeramente hacia mi – no quiero que se apropie de mis problemas, no quiero molestarlo después de todo lo que he echo – trato de disculparse de alguna forma, yo enarqué una ceja, cruzadome de brazos – no me gustaría quedarme en su apartamento si sé que incomodo hablo de nuevo – puedo buscar otra alternativa, o otro trabajo si no soy suficientemente buena – explicó, aún mirando al suelo.

Si me molestaras lo más mínimo seguramente te lo haría saber – me sincere, tratando de restarle importancia – encima, sabiendo tu situación ambos sabemos que no tienes a donde ir – expliqué – si he mostrado rechazo hacia ti ha sido por algo personal – me miró curiosa tras decir eso, suspiré al notar como no entendía nada – si dices algo de lo que te diré a continuación te mataré – advertí, y ella asintió – yo, muestro rechazo generalmente a la desconocido, y tú... – hize una pausa, después de esa inseguridad que había creado en ella merecía saber la verdad – has creado sentimientos desconocidos en mi, no los comprendo, nunca había sentido algo así en tan poco tiempo vi como ponía una mueca, supongo que asimilando todo – por eso muestro agresividad – termine de decir, esa era la manera de protegerme a mi mismo.

Ambos nos quedamos en silencio, mirándonos fijamente.

Pʀᴏᴛᴇᴄᴛ Yᴏᴜ | Jᴀᴄᴋ CᴏɴᴡᴀʏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora