Mine | Stephen James

7

—¡Señor! ¡Señor!— Grita a través de la radio Ivanov. El oficial Williams se molesta. Estaba demasiado enfadado con toda la situación como para más tonterías.

Habían roto la ventana de la habitación de su hija y se la habían llevado. Sabía que era desorganizado, no podía ser algo serio. Acababa de tener una conversación con Ernesto Guiottini y éste dijo que no tenía nada que ver y tras una breve investigación descubrieron que era verdad lo que dijo. Sabía que la incompetente policía no haría nada bueno, así que decidió actuar él solo con sus mejores agentes en tan solo dos coches. Los Altos mandos lo reprenderían por tan estupida razón. Pero era su hija de quien hablaban.

—Dime demonios. Dime.— Responde abriendo comunicaciones con sus compañeros.

—10-24. Son solo críos.— Le contesta Ivanov. Escucha como el oficial chasquea la lengua. Mira a su compañero confuso y apaga comunicaciones. —¿Realmente necesita estar aquí el FBI?— Pregunta obteniendo una sonrisa por parte de este.

—Escuché que era un problema de mafias. Pero estamos principalmente porque han raptado a la hija del oficial mayor.— Se ríe. Ivanov asiente y continúa conduciendo. Él oficial Williams no estaba dando órdenes, solo se dirigían a la ubicación de la chica.

Esa ubicación era la casa de un sicario. O por lo menos lo era. Ahora era la casa de su hijo, Carlos. Quien poseía ya con tan solo 27 años, una gran lista de antecedentes. Ninguno grave, pero estaban seguros que eso se debía a que estaba siendo protegido por alguna mafia. Tenía una investigación abierta sólo por él y ahora su casa era la ubicación de la hija del oficial.

—Pero... Estos niños tienen entre 17 y 25 años. No creo que pertenezcan a nada aún.— Replica Ivanov. Sabía de que iban. Sabía perfectamente de quienes se trataban.

—Escuchamos disparos, official Williams.— Se escucha en la radio la voz de Thomas. Ivanov se pone nervioso. Pero pronto divisan cuatro coches en su misma carretera.

—10-19. —Solicita información. —Identificaciones.— Habla Williams parándoles El Paso.

—Sacha Sokolov, Gregory Parker, Loren Brown, Ashley Stons, Samuel Popov, Jaxton Kozlov, Stephen James, Zivon Petrov y... Isabella Williams, señor.— Dice el compañero de Ivanov.

—¿Por qué tantos rusos?— Le Pregunta tras cerrar comunicaciones. Su compañero hace una mueca y sonríe.

—¿Mafia rusa?— Sabían que no era posible, habían sido demasiado ruidosos en una zona cerca de la residencial. Se notaba la falta de experiencia incluso al coger a la chica.

—Pero son críos. Tendría que haber algún mayor pero no lo hay.— Habla Ivanov. Haciéndose demasiadas preguntas internas. —¿Abrimos investigación señor?— Pregunta por radio.

—10-20– Negativo. Ivanov no sabía cuales eran las intenciones de Williams, pero si sólo pretendía ir por su hija mejor.

—¿Entonces solo un aviso y que nos den a la chica?— Pregunta el compañero de Ivanov.

—10-4– Afirmativo.

Las luces empiezan a hacerse presentes para que los chicos abandonasen los coches. Notan el vacilo por un momento. Pero empiezan a salir lentamente. El jefe hace una señal para que ellos también saliesen de los coches.

—¿Los registramos?

—10-20– Negativo. — Ahí está Bella. Hablaremos con ella y que los demás no escapen.

—10-4– Afirmativo, recibido.

Los agentes se acercan a los chicos rodeándolos y poniéndose alerta.

—Vaya tontería. Hemos escuchado disparos. Deberíamos registrarlos.— Habla Thomas molesto. Ivanov lo mira mal. ¿Que pretendía? Ellos lo estaban diciendo. Son crios. —Mirad las pintas de ese.— Señala a Stephen.

—Son órdenes del oficial.— Sentencia Ivanov.

Todos ven como el oficial Williams se reúne con su hija e intercambian palabras mientras los demás chicos solo se encontraban callados.

—10-11– Misión cumplida. Comunica Williams. Ivanov suelta un suspiro de alivio y ve como sus compañeros refunfuñan y caminan molestos de vuelta a los coches.

Tras un par de horas. Ivanov recibe una llamada de Williams.

—¿Señor?

—Abre una investigación secreta sobre Steven Guiottini y Samuel Popov.— Se escucha la voz rápida del oficial. Ivanov traga saliva con miedo.

—¿Solo de ellos señor? No me tomará mucho tiempo.— Habla con una falsa seguridad.

—Sabes que no me refiero a una simple investigación. Relaciones: amigos, familia, todo.— Le dice.

—10-4 señor.— Inquiere.

Estaba asustado, ¿qué demonios iba a hacer para encubrir a todos esos idiotas? Iba a colgar cuando escucha unas ultimas palabras del oficial.

—Sabía que podía confiar en ti, Ivanov.