This Love | Romantic

III : Jeongyeon

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Jeongyeon quien había pasado una temporada en Europa, lejos de su familia, su tierra y su vida.

Apenas pisó Corea se enteró de que sus tíos habían muerto y le habían dejado algo de la herencia, pero no le interesaba en lo más mínimo, si quería a sus tíos y estaba agradecida de que pensaran en ella, pero se negó a recibir su dinero.

Estaba claro que podría volver a su vida de empresaria cuando quisiera, pero sería caer en lo mismo de lo que estaba huyendo cuando dejo Seúl, una extenuante y aburrida rutina.

Así que decidió llevar una vida sencilla y camuflajeaba por un tiempo, visitó a sus padres y se fue a su departamento, tenía dinero ahorrado, el suficiente como para estar sin hacer nada un largo tiempo, pero sabía que eso la aburriría rápidamente.

Por lo que optó por dar inicio a su plan.

El apellido Hirai era uno de los más conocidos en Asia, así que jamás estuvo más agradecida de no llevarlo, y usar el Yoo con total tranquilidad.

Cambio su cabello rubio por un color castaño, que le permitió caminar tranquila y sin ser reconocida en las calles, con su estilo de ropa fácilmente podía ser confundida con una joven ordinaria, así que caminaba disfrutando de las vistas de la ciudad con sus manos en los bolsillos de su suéter con capucha.

Había conseguido un empleo en una cafetería y ese sería su primer día, definitivamente eso era lo que necesitaba, algo en lo que la rutina no fuera dominante.

¿Que mejor que un lugar que en un momento estaba lleno de personas y al otro totalmente vacío?

Esos eran los planes de Jeongyeon para alejarse de la rutina, trabajar una parte del día y dedicarse a disfrutar del resto, aunque la paga no era millonaria, era suficiente para ella.

Así que cuando esa hermosa rubia de cabello largo, expresión seria y movimientos seguros y elegantes entró en aquel lugar y le sonrió tan amablemente dejándola hipnotizada, supo que estaba jodida, y que sus planes de llevar una vida sin complicaciones murieron en el momento en que se permitió dejar que su corazón la guiara.

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Mina había creado una nueva rutina ahora que veía menos a su esposa, no planeaba hacer su vida sin ella, sólo quería evitar aburrirse sola en su departamento encerrada todo el día.

Además había descubierto que su embarazo le había despertado un apetito incontrolable por los dulces de una pequeña cafetería cerca del parque por el que caminaba cada tarde, y que disfrutaba demasiado.

Aquellos eran los únicos momentos en los que no extrañaba tanto a Momo, que cada hora le enviaba un mensaje diciéndole que la amaba y lamentaba no estar con ella.

Esa tarde había sido especial, pues había tenido un hermoso sueño de ellas junto a su bebé, y cuando le contó a la mayor esta se emocionó tanto que hasta la escuchó llorar a través del teléfono.

Momo estaba siendo tan afectada por las hormonas del embarazo como ella a pesar de no ser la que llevará el bebé.

Llegó a la cafetería como cualquier otra tarde, y sacó su celular viendo el último mensaje de la mayor, y sonrió a la pantalla antes de que alguien llegara por su orden.

Se sorprendió al notar que nunca había visto a la chica que tenía en frente en aquel lugar, era castaña con el cabello corto y facciones delicadas.

Muy linda a la vista, pero lo que le llamó la atención a Mina definitivamente fueron sus ojos color ámbar, que la miraban con asombro y nerviosismo.