He's Gone [YM]

He's Back

Yoonho despertó por la madrugada ese día, estaba agitado y su cabello goteaba de sudor. Otra pesadilla se había colado en sus sueños y le arrebató las horas que le quedaban para dormir antes de su primer día en el nuevo colegio.

Así que a las tres de la madrugada se levantó de la cama y estiro sus músculos tal cual gato perezoso, ya de por si su madre le decía continuamente que era un gran felino dormilón, que solo quería ser mimado.

Pasó las siguientes horas mirando el amanecer, el sol saliendo por el horizonte, esplendoroso en toda su gloria. Esa mañana, podía recordar el sueño que había tenido, algo que le satisfacía y le parecía extrañamente triste a la vez. No se despertó con lágrimas corriendo por su rostro, como había sucedido tantas veces, pero se sentía triste y mientras el sol terminaba de salir a lo lejos cegandole con su brillo, recordó el rostro difuminado del chico de mejillas regordetas y sonrisa hermosa.

Jamás le había visto en realidad, pero desde hace años soñaba con ese chico. Cada tanto se colaba en sus sueños por la noche, y al siguiente día, recordara o no lo que había soñado, se sentía triste, angustiado o con un dolor tan agudo en su pecho que se le dificultaba respirar.

A eso de las siete, bajo a la cocina por el desayuno. Apenas su madre le miró, hizo una mueca de disgusto y despeino su cabello.

- ¿Otra pesadilla?- YoonHo solo pudo asentir, sabía cuán preocupada se sentia su madre sobre el asunto, así que no quería hablar mucho sobre el tema- Cariño, prométeme que si se vuelve muy difícil para ti, me lo dirás- el pálido chico asintio sin ganas y su madre le regaló una sonrisa- Me voy al trabajo, no queremos que me despidan el primer día. Y tú jovencito, no te desvíes de camino a la escuela, y por lo que más quieras Min YoonHo, no te metas en problemas- la mujer de tez blanca como la nieve, le dio una mirada amenazadora- Ya hablamos sobre esto, escuela nueva, vida nueva. No quiero charlas con la directora, ni castigarte por tu mal comportamiento...

- Lo sé mamá, voy intentar ser bueno - se resigno el menor a la vez que su madre le daba su última mirada de advertencia antes de lanzar un beso al aire y salir corriendo.

Pues si, había sido un chico mal en su otra escuela. No era un bandalo en realidad, y no quería meterse en los problemas en los que se metió, pero siempre terminaba en un problema más grande que el anterior. Así que cuando su madre consiguió el nuevo trabajo y se mudaron a Seúl, Yoonho prometió por el bien de su mamá, que cambiaría y seria un buen estudiante.

Caminar no era en realidad lo suyo, pero tomar el bus hacia la escuela hubiera sido demasiado perezoso incluso para el pálido. Tenia que caminar menos de diez minutos para llegar, solo que al paso al que iba, le tomarían al menos unos veinte.

Y vaya mala suerte que tenía, si hubiera apurado el paso y puesto un poco más de energía al andar, tal vez no se habría metido en problemas. Pero la mala suerte y los problema le perseguían incluso después de haberse mudado.

A unas cuadras de llegar a la escuela, YoonHo giro a la derecha y justo cuando pasaba por uno de esos callejones sin salida, escucho un quejido y suspiro adolorido. Escuchó risotadas y unas cuantas maldiciones en voz alta.

Paro en seco y hizo un puño su mano derecha. No soportaba los niños mal que que pisoteaban a los más débiles. Intento volver a caminar, necesitaba llegar temprano, le prometió a su madre que se comportaría, tenía que salir de allí.

Giro en redondo y sin más entro a la boca del lobo. Al diablo con ser un buen chico, nadie se daría cuenta si hacía bien las cosas. Además, estaba fuera de la institución.

Pudo ver como un chico tenía acorralado a otro más pequeño, mientras otro estaba sentado sobre el contenedor de basura.

Justo cuando el chico más alto sostenía su mano en lo alto, para volver a golpear al más pequeño, Yoonho dejó escapar un suspiro para hacerse notar. El más alto, de cabellos cobrizo se giró para mirar al pálido y todos le dieron una mirada de "¿ Y este quién rayos es ?".