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Lujuria |Fernando Torres|

– ¿Así que volverás a España? – pregunta Stephan mientras lo mira fijamente a Fernando. Ha dejado de hacer sus abdominales, y se dedica a mirar al español fijamente.

Este termina de hacer los abdominales y se pone de pie. Sacude su cabello y lo mira. – Así es. Volveré al atlético de Madrid. Al lugar donde pertenezco. – susurra mientras lo mira, como desafiando a que diga algo.

Fernando mira a todo el plantel que está entrenando, como desafiando a que alguno de ellos diga algo.

Nunca encajo en ese lugar, nunca termino de entender cómo fue que terminó allí en Italia. Nunca tuvo una charla con sus compañeros, su trato siempre fue un cordial “hola y chau”, nunca había entablado una conversación. Tampoco lo había hecho con el director técnico, por lo que se le hacía raro que Stephan se comunicara con él.

 – Con los muchachos pensábamos en que podríamos salir y hacerte una despedida. – comenta Giacomo Bonaventura mientras tomo un balón.

Fernando frunce su ceño, ¿De repente iban a comenzarle a hablar y fingirían ser mejores amigos? Lo habían apartado de todos sus planes todo el tiempo que él estuvo allí y de repente se encuentra con que quieren festejar su despedida del equipo. Se muerde el labio, pensando quizás que eso mismo es lo que ellos festejaran, que él se fuera del equipo.

– ¿Y a dónde iríamos? – pregunta.

– Al “Desideri Bagnato”. – responde Stephan mientras sonríe de lado. – Es un buen lugar para este tipo de casos.

Todos asienten con la cabeza. Fernando sospesa la invitación por unos cuantos segundos. Mañana mismo estaría volando a su hogar, el lugar donde era recibido y querido. Donde estaba Sergio, su verdadero amigo. Una despedida no le haría mal, ¿Quién saldría perdiendo? Nadie. Olalla se quedaría en casa con los niños, el llegaría a más tardar a la medianoche, y todo estaría resuelto.

– Acepto. – dice de repente y asiente con la cabeza

 – Genial. A las nueve nos veremos aquí mismo y partiremos rumbo al lugar. – Se aleja y se reúne con el resto de sus compañeros.

Fernando se queda de pie solo, mirando como todos conversan y ríen. Él nunca se sintió parte del grupo. Nunca se sintió cómodo como le había sucedió en su estadía en el Liverpool, y los comienzos en el Chelsea. Se da media vuelta, y se dirige al vestuario para ir por sus cosas.

Enciende el motor del vehículo, y mientras sale del garaje del lugar, enciende la calefacción. El frío se ha instalado en Italia, y los copos de nieve han comenzado a caer. Extrañara Italia, ha aprendido a vivir en el lugar, pero el volver a Madrid lo emociona. Volver a su lugar de origen, ponerse en búsqueda de su viejo yo. Ya quería entrenar con sus compañeros, enfrentarse al Real Madrid, jugar la copa del Rey, y disputar un partido de champions. Tomar la revancha quizás de lo que el Real les robo en mayo.

Estaciona su audi frente a su casa, y toma su bolso. Sacude los copos de nieve de su abrigo y entra a su casa. Millones de cajas esparcidas por el lugar, al igual que las maletas y los peluches de sus hijos.

 – Ya llegue. – dice 

Inmediatamente comienzan a escucharse corridas por las escaleras, y pocos segundos después Leo y Nora están abrazándolo con fuerza.

– Hola chicos. – dice mientras se pone de rodillas y los abraza.

– ¿Cómo te fue hoy? – pregunta Nora mientras juega con su jopo.

– Muy bien. Hice el último entrenamiento con los chicos. – le comenta mientras se pone de pie y camina hacia al living

Olalla está allí, recostada en el sofá mientras lee una revista. Tiene gesto aburrido, y pasa las hojas con aburrimiento.