Único

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Imaginaros pasaros toda vuestra vida soñando con algo que nunca va a llegar, te despiertas, te frotas los ojos, y nada más abrirlos te das cuenta de que por un día más, sigues soñando por algo inalcanzable, ese algo inalcanzable al que piensas en llegar algún día, aunque sea aproximarte al menos un poquito a ello, pero que cuantos más escalones subes, cuando tropiezas y caes, llegas a caer aún más bajo que desde donde iniciaste.

Miras hacia abajo, al fondo de las escaleras, todo está oscuro, no hay luz, lo único que puedes es olfatear el aire, un olor putrefacto, si bajas más, cierras los ojos fuertemente, tus manos en la pared, y tus pies bajando cada escalón con cuidado, tienes miedo, ¿Cómo no tenerlo? No ves nada y no es por mantener tus ojos fuertemente cerrados, sabes que, al abrirlos, no habrá nada más que oscuridad y eso te asusta aún más, te gusta mantenerlos cerrados puesto que así, de cierta forma evitas esa oscuridad, continúas bajando, los escalones se acaban, un pasillo de barro, intuyes por lo blando y pegajoso que el suelo es, ahora es la superficie por la que te encuentras caminando. Chocas contra algo, una puerta de madera, supones por el ruido y tacto de esta, aun manteniendo una mano en la pared, la otra la aproximas a la supuesta puerta, buscando el pomo, y cuando logras poner tu mano en este, uno sonido te asusta, sueltas el pomo y caminas hacia atrás. Caes al suelo llenándote de barro, tus pantalones y manos, ahora están sucias, puedes notar como tu ropa se moja, y tiemblas de frio.

No te levantas, los sonidos te causan curiosidad, son voces, no logras identificar ninguna, son muchas, voces agudas y graves, voces femeninas y masculinas, voces adultas y de niños, llantos de bebe y quejidos de ancianos, centras tu oído en tratar de descifrar lo que las voces tratan de decir, tu piel se eriza al entender algunas frases, ninguna de ellas dice nada bueno, al contrario, todas son gritos de dolor, de ayuda. Quieren salir de la puerta pero no pueden, una vez que han entrado no les dejan salir de forma tan sencilla, no quieres estar ahí dentro, tu idea de entrar a investigar se anula completamente, quieres escapar.

Te olvidas de como se caminaba, estas tan asustada que tus piernas no responden.
Sigues escuchando las voces, palabras de dolor siguen llegando a tus oídos, los tapas con tus sucias manos y puedes notar ahora como el líquido del barro cae por tu barbilla hasta hacer una gota y caer al suelo, aprietas tus oídos, no te importa la extraña e incómoda sensación que te deja el barro sobre estos, pero los gritos son más fuertes, te identificas con ellos, cargados de tanto dolor, tanto odio, tan cansados, te incitan a volver a la puerta y entrar, pero no quieres, algo dentro de ti no quiere.

Te levantas a duras penas y pones tus manos en la pared de nuevo, para guiarte, y encuentras el primer escalón de las escaleras, no sabes porque, pero tus piernas se sienten pesadas, cuesta moverlas pero lo intentas, subes el primer escalón y comienzas a llorar, ¿Por qué es tan difícil subir?

Te sientas a duras penas en ese escalón, todo sigue oscuro, abrazas tu piernas y comienzas a llorar, te quedas dormida y despiertas rato después, no tienes reloj, no sabes cuánto tiempo ha pasado, no te interesa, pero dormir solo te ha cansado más, abres los ojos pero sigues sin ver nada, te levantas y subes otro escalón, esta vez es mas fácil. Logras subir otros dos antes de cansarte casi sin saber por que y volver a llorar, repitiendo el proceso de antes, cuando te despiertas subes cuatro escalones, al despertarte de nuevo, solo uno, al despertarte de nuevo, bajas dos, algo inexplicable te atrae a bajar de nuevo, pero solo logra hacerte bajar dos escalones.

Pasa el tiempo, no sabes con exactitud cuanto, ¿Días?, ¿Semanas?, ¿Años?, ¿Décadas?, no lo sabes, y eso te estresa aún más. Bajas tres escalones rindiéndote, nunca llegarás arriba. Pero al despertarte de nuevo subes nueve, no te explicas de donde sacaste esa fuerza pero lo logras, escalas nueve, ya no esta tan oscuro, ahora al menos, puedes diferenciar la silueta de los manos, pero esta tan oscuro aún que no distingues bien. Tienes curiosidad por cómo se vería con luz tras mucho tiempo y subes muchos escalones, no llegas a contarlos pues estas muy emocionada, la luz se hace cada vez más notoria, ahora puedes diferenciar colores y miras tu manos, son rojas, ¿Por qué son rojas? Miras tus pantalones y también son rojos, te asustas, sangre, ¿Aquello no era barro?

Te asustas tanto por volver a bajar que subes de nuevo, pero la luz es muy fuerte, aún no te acostumbras, tampoco te sientes con ánimos de ver tanto color y nitidez, bajas un par de escalones, y te duermes, al despertarte te miras, te das asco, prefieres no verte, piensas que la oscuridad no era tan mala, bajas más escalones pero los gritos te asustan, no estas segura.

Te detienes y vuelves a llorar, quieres salir de esas escaleras, te dan miedo y no sabes cómo salir, abajo, es muy oscuro, te da miedo, parece estar lleno de sangre y dolor, pero arriba hay mucha luz, es muy nítido y parece un lugar muy agradable, aun así, no te sientes con las fuerzas ni ánimos para subir, y ahí lo entiendes todo, vas a estar en esa escalera toda tu vida, subiendo y bajando hasta que tu misma o algo o alguien tire de ti a uno de los extremos.

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⏰ Última actualización: Jun 19, 2020 ⏰

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