До Свидания: «Do Svidaniya». Significa «Adiós» en ruso.
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IRINA PASEABA POR LAS DESOLADAS CALLES DE MOSCÚ, sintiendo la brisa fría del otoño entrante hacer tiritar sus nervios. Respiró, a pesar de ser rusa por parte de su madre y haber habitado en aquella gigantesca urbe por muchos años de su vida, sencillamente no podía tolerar el frío.
Se río mentalmente, «Una rusa que odia el frío» pensó burlándose de ella misma. La realidad era que estaba tan acostumbrada a pasar las crueles temporadas invernales de la Madre Rusia en el extranjero, usualmente en alguna playa del apacible sudeste asiático.
El sol descendía por el oeste, haciendo que los colores del cielo se tornasen lentamente del celeste a los tonos naranjas y azafranes del atardecer. Mientras observaba esto, atravesaba lentamente la Plaza Roja sin reparar en aquellas miles de personas que se encontraban a su alrededor, tan absortas en sus realidades como para reparar en ella, caminando de un lado a otro como hormigas en un patio.
De algún modo no podía evitar sentir curiosidad por todos ellos. Mientras pasaba frente a las murallas del Kremlin, se preguntaba si alguno de ellos estaría pasando por su situación.
Negó automáticamente con la cabeza. Igualmente si había alguien en un estado parecido a ella, realmente no importaba, ya no debía de importarle nada más.
De pronto, Irina se detuvo. Se había cansado de caminar, así que, con las manos dentro de los bolsillos, miró a su alrededor hasta hallar una banca algo alejada de ella, hacia la cual se dirigió inmediatamente, cansada de vagar sin rumbo.
Una vez llegó a esta, no tardó nada en dejarse caer sobre esta, dejando que su cuerpo reposase sobre la helada superficie del inmueble. Dejándose llevar por la flojera, decidió recorrer con los ojos una vez más el gigantesco lugar donde se hallaba: uno de los mayores lugares de reunión (si es que no era el mayor de todos) del continente Europeo.
Lo veía todo, desde la extravagante Catedral de San Basilio con sus cúpulas coloridas, a solo unos metros frente a ella, hasta el gigantesco palacio del Kremlin, que no era nada más que la manifestación física del Gobierno de la todopoderosa Federación Rusa, y por ende, uno de los tronos del mundo actual.
Su respiración comenzó a hacerse más pesada, a medida que el sol se ocultaba y la fría noche se hacía cada vez más presente. Mientras reposaba, pudo ver como unas pocas personas pasaban de largo frente a ella, sin verla, como robotizadas por un mecanismo mucho mayor que ellos, mucho más poderoso que el gobierno cuya sede principal se hallaba en el rojo Castillo frente a ella, en aquella gigantesca pero perdida ciudad europea.
Irina de algún modo disfrutaba aquello. Observar a aquellas personas moverse, visitar una última vez la Plaza Roja. Y mientras hacía aquello, poder observar la panorámica de aquella Imponente ciudad que le inspiraba tanto terror y admiración a partes iguales. Tal vez era por sus contrastes: ver el cómo la arquitectura vieja de un clásico estilo europeo se combinaba con lo cristalino y geométrico del estilo minimalista moderno, dándole a entender que aquella ciudad, lejos de alejarse de sus raíces antiguas, como otras urbes al estilo de Shanghai o Nueva York, las abrazaba y mantenía vivas mientras seguía reinventándose con nuevos estilos más actuales y psicodélicos.
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𝐋𝐀𝐒𝐓 𝐁𝐑𝐄𝐀𝐓𝐇 ━━ One Shot
Short Story𝐋𝐀𝐒𝐓 𝐁𝐑𝐄𝐀𝐓𝐇 ─── ❝ Hay menos encanto en la vida cuando piensas en la muerte, pero es más pacífica. ❞ ⠀⠀⠀⠀Una mujer de Moscú pasea por la Plaza Roja. Nadie la acompaña, ella está sola, viendo como caminan las personas que la rodean. ⠀⠀⠀⠀Ese...