Parallel. What If...

Primer Día.

Era un lunes caluroso, había terminado el verano y debía empezar su primer día como estudiante de High school.

Emily, una chica guapa de una altura aproximada al 1.65, su tez era clara y tan lisa que parecía de porcelana. Su brillante cabello pelirojo se hondeaba con el correr del aire en su Mercedes benz clase S descapotable, de color gris rosaseo.

Al llegar al instituto entró directo al estacionamiento encontrando un lugar, el único que para su desgracia estaba justamente bajo el sol.

—Ah... Que feo lugar me tocó, necesito uno con sombra definitivamente.

Se dijo a sí misma mientras se quitaba las gafas de sol color rosadas y se arreglaba el cabello sobre su hombro mirándose al espejo del carro. Se colocó un poco de gloss de cereza en los labios, un poco de perfume, que desde luego era un 212 Vip Rose. Suspiró y bajo del auto tomando su bolso Chanel de color beige. Cerró la capota del carro y se acomodó sus ropas.

Miró al rededor y alcanzo a advertir que algunos chicos habían puesto su mirada sobre ella, no sólo era guapa de rostro, sino también tenía una figura esbelta y un porte elegante.

Sonrió y lanzó un mechón de cabello por encima de su hombro mientras giraba para dirigirse a la puerta del instituto, había demasiada gente, los de nuevo ingreso que intentaban averiguar dónde quedaba su salón, los  de grados más avanzados que solo iban de curiosos a ver a los nuevos y como no podía faltar los que se acercaban a ligar con la excusa de ayudarlos a encontrar su salón de clases.

Emily no conocía a nadie en ese lugar,  y por supuesto no se iba a dejar caer en aquellas trampas de los chicos. Antes de que alguien pudiera acercase a ella se escabullo por entre la gente y miró su hoja de itinerario.

—Uff... Bien ¿a donde debo ir? Estoy perdida. Debería... No, Emily, solo debes encontrar un mapa... Aaah esto es tan confuso.

Al bajar la hoja se encontró con el aula, de alguna manera había dado en la dirección correcta, sintió que al menos ese día la suerte estaba de su lado.
Entró al salón, el profesor ya estaba iniciando la clase y todos en el salón pusieron sus ojos sobre quién había interrumpido la presentación del profesor de literatura.

—¿No le dieron un horario, acaso? La clase incii hace 5 minutos.—

—Eh... Bueno, no sé si se ha fijado que allá afuera todo es un caos. No conozco este lugar. Aparte solo es el primer día. —Dedicó una sonrisa con sorna y se dirigió a tomar un asiento.

Antes de que el profesor pudiera decir algo a la pelirroja llegaron dos chicos notablemente exhaustos por buscar el aula.

El resto de la clase continuó como cualquier otra, presentasiones e introducción a la literatura.

Después de un par de horas la clase terminó, Emily guardó sus cosas y salió del salón, ahora debía encontrar el casillero número 126.

Cuando estaba de su casillero, una chica de cabello corto, rizado y más alta, de aproximadamente 1.78 de estatura chocó con ella haciéndole caer el bolso.

—Agh, Dios. Deberías tener más cuidado. Haz tirado mi bolso, aah espero mi perfume no se haya roto, se mojara todo.— Hablaba en un tono de preocupación mientras rocogia el bolso y lo sacudia del inexistente polvo que había en él.

—uh... Lo siento. Es solo que no te vi. Fue un accidente.

—Un accidente, ¿Sabes cuanto cuesta este bolso? Estoy segur...

—¿895 dolares?. —Comentó colocándose los lentes oscuros sobre la cabeza y alzando una ceja.

—Oh... Así que sabes de marcas. ¿Eh?, como sea. Deberías tener más cuidado.

Una chica que pasaba por ahí y escucho aquella platica, la cual le pareció de lo más estúpida, negó con la cabeza e imitó con una mueca a las dos chicas mientras cerraba su casillero y se alejaba de aquel lugar que comenzaba a apestar a perfumes caros, solo para demostrar quien tenía más dinero.

—Estúpidas niñas fresas.

Susurró por lo bajó al pasar a un lado de ellas.

Emily sacó la llave del casillero que le habían dado; casillero 126. La introdujo abriendo este el cual estaba completamente vacío.

La segunda chica abrió el que estaba justamente a un lado

“Vamos... ¿Enserio me toca junto a ella?"

—Oh parece que ahora somos vecinas.— comentó la chica pelinegra con una risa burlona.

—Mi nombre es Caelyn.

Emily suspiró al momento que metía sus libros y cuadernos de literatura en el casillero mientras escuchaba la pregunta, cerró el casillero y la miró con un semblante un poco serio.

—Emily. —Respondió sin más.

—¿Tú siguiente clase es Química? Bueno no me importaría hacer equipo contigo en clase.

—¿Cómo lo sab...

No alcanzó a formular la pregunta cuando Caelyn mostró la hoja de itinerario de Emily la cual llevaba su nombre escrito con pluma de gel color rosado y una perfecta caligrafía en cursiva.

—Bien. Vamos juntas. —Frunció los labios mientras le quitaba aquella hoja de la mano a la más alta.

Ambas se dirigieron a la sala del laboratorio, en el camino aprovecharon para hablar un poco y conocerse un poco mejor, A fin de cuentas ahora se verían más seguido en el casillero y que mejor que al menos tratar de llevarse bien con su... "Vecina."

—Déjame adivinar. ¿Hija de padres adinerados? —Preguntó Caelyn, sin más.

—¿Tú igual? —Respondió Emily con un tono de esperanza ya que en aquella escuela parecía no existir más gente de su status social.

—Algo así, Mis padres son divorciados y siempre me regalan cosas caras para competir entre ellos, creen que el que de el regalo más caro es mejor padre.

—Eso debe ser... Al menos puedes aprovecharlo.

—Lo hago, es lo más que se puede hacer con ellos. Pero en fin saliendo puedo invitarte un café... "Vecina" —Hizo un énfasis en aquella última palabra de forma burlesca.

—Uhm... Me parece bien pero... Esta vez no podré justamente esta tarde tendré una comida con mis padres y todo eso, no puedo faltar dicen que debo estar ahí sí o sí; Pero mañana estaría genial.

Después de cerrar aquel plan de ir por un café, entraron al laboratorio. Desde luego hicieron equipo para el primer trabajo.
Emily era buena en quimica, le gustaba mucho aquella materia pero no quería parecer una chica rara y nerd así que fingía a veces estar aburrida en aquella clase para mantener su imagen de chica bonita y no una científica loca.